Capítulo 12. Reflexiones

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Había tensión en el cuartel general de los guardias municipales de Ciudad del Canto. Los oficiales se movían de un lado a otro atendiendo llamadas y requerimientos ciudadanos. La mayoría de ellos, sin embargo, se encontraba desplegados por toda la ciudad, vigilando el orden y el cumplimiento de la prohibición.

Ziranna se encontraba en su despacho dando instrucciones, cuando de pronto, recibe una llamada del exterior.
- Habla Ziranna.
- Hola compañera. Soy Brento . No desesperes, voy en pleno vuelo. Mañana arribo temprano para hacerme cargo. ¿Cómo sigue nuestro capitán?
- Hola Brento. ¡Que gusto escucharte! Rodas se encuentra estable, pero aún sigue grave.
- Entiendo. Se recuperará. Lo conozco de la academia. Es un tipo difícil de apabullar. Y ¿como está la situación?
- Por ahora tranquilo. Atrapamos a un grupo de humanos que huían de nosotros. Todavía no sabemos si son delincuentes comunes o están relacionados con el atentado al alcalde. Los interrogaremos ahora. 
- Ziranna, preferiría interrogarlos personalmente mañana cuando llegue. Solo mantenlos encerrados. Mis contactos en la agencia central me han advertido que varios grupos de humanos y algunos meskar, han arribado a la ciudad poco a poco, desde el incidente de tu secuestro y el de las otras hembras. Quisiera cotejar esa información con los detenidos.
-  Entiendo. Lo que tú digas. Respecto a la gente que viene a la ciudad, miles de personas nos visitan a diario. Y ahora más, con el torneo de lucha continental en pleno desarrollo.
- Lo sé, pero lo particular es que no son familias, sino grupos del mismo género. Incluso sospechan de la introducción de armas de bajo calibre, usando torneo. Al ser pequeñas, pueden vulnerar los controles.
- ¿Que? ¿Hay luchadores involucrados?
- Es una sospecha bien fundada Ziranna. Tú, qué conoces ese mundo, deberás poner un ojo allí. Te lo encargo. Y procura que nuestro personal utilice escudos corporales. No sabemos que puede pasar.
- Todos patrullan bien equipados, no te preocupes. Y haré lo que dices.
- Espera...Je je je. Aún no me traspasas el mando, sigues siendo la capitana. Pero desde mañana, será una orden, ¿de acuerdo?
- Grrr... Brento, tu siempre tan formal.
- Así soy yo capitana. Cuídate. Nos vemos.
- Adiós Brento. Que tengas buen viaje.- Remató Ziranna antes de colgar.
- Era Brento, ¿verdad? - Preguntó una de las guardianas hembra mientras ingresaba al despacho.
- Así es Iris. Regresa mañana de sus vacaciones.
- ¿Y estás contenta?
- La verdad, me alivia. Creo que es más idóneo para el cargo que yo.
- Tranquila. Lo estás haciendo bien. Y no olvido que Brento cola larga, fue uno de tus pretendientes capitana. Todos apostamos que lo elegirías a él después de tu cortege.
- Iris, ¿Apostaron sobre eso y yo sin enterarme?
- Bueno Ziranna, solo fue una tontería de chicas.
- ¿Y supongo que ganaste?
- Eh... La verdad... Perdí,- respondió la meskar, con una sonrisa. No imaginé que te quedarías con un ser humano. Nadie lo imaginó realmente.
- Bueno, tampoco estaba en mis planes, pero, ya vez...
- Ziranna, disculpa que me entrometa pero, ¿Cómo lo tomó tu familia?- Inquirió Iris mientras se sentaba en una silla frente al escritorio de Ziranna.
- Ehhh... Bueno. Aún no lo saben. Planeo presentarles a Davor estos días.
- Vaya, y como crees que será?
- Uff... Para ser honesta, no lo sé. Mi familia es muy impredecible. Debo reconocer que no son muy fans de los humanos. Pero no les quedará más opción que aceptarlo.
- Y sinceramente, que le viste a Davor?
- Bueno, es difícil de explicar con palabras Iris. Él es una persona muy noble, valiente, un caballero, como dicen ellos. Tiene una cara tierna, y un físico hermoso.
- Y?..
- Y que?..
- Tu sabes, Ziranna... Tiene lo suyo?
- Grrr... Ja ja ja... Por supuesto que lo tiene, Iris. Aunque son más pequeños, los humanos son capaces de satisfacernos a plenitud. Yo al menos, no tengo quejas.
- Je je je... Ay Ziranna... Que locura.
- Iris, tal vez tú deberías probar...
- ¿Con un humano? Oh no. Por favor. Ni pensarlo. Soy fiel a nuestra especie. Esta bien que nos integremos y todo eso, pero ya sería una exageración para mí.
- Iris, después del cortege, no hay control sobre nuestro corazón y lo sabes.
- Tal vez, pero en mi caso... - Iba a decir la meskar, cuando de pronto, abre la puerta del despecho un apurado Zac.
- Ziranna... Oh...Lo siento, no sabía que estabas aquí Iris.
- Descuida Zac, ya me iba... - respondió la aludida.
- Que sucede Zac- dijo la capitana.
- Los humanos están encerrados. La verdad, no puedo recordar si eran ellos los del atentado. Aseguran que son inocentes y que huyeron porque en medio de la noche, pensaron que éramos una turba de meskar dispuestos a lastimarlos por el atentado de hoy.
- Grrr... Exclamó Ziranna, agarrándose la cabeza. Esta bien. Diles que deben permanecer aquí, hasta mañana. Brento los interrogará en persona cuando llegue.
- ¿Brento llegará mañana?- exclamó un sorpendido Zac.
- Así es enano- Respondió Iris cruzándose de brazos.
- Hey, por que tanta agresividad... Aunque te ves divina cuando te enfadas, ¿te lo habían dicho Iris?- Agregó el humano antes de retirarse y cerrar la puerta. Ziranna solo atinó a reír.
- Grrr... Zac!.. Exclamó la meskar con enfado mientras abría la puerta nuevamente para salir también.
- Ni lo pienses, Ziranna!-Espetó antes de salir. La capitana, no pudo evitar seguir riendo.

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