Capítulo 5. Realidades

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El día comenzó temprano. Como era habitual, el Colegio General del Canto rebosaba de estudiantes meskarianos y humanos. Los profesores, un staff compuesto por integrantes de ambas especies, indicaban a sus alumnos el ingreso a los salones de clases  para comenzar una nueva jornada de actividades.

El profesor Zerek, premunido de una carpeta de papeles y el bastón que le ayudaba a no forzar su pierna convaleciente, ingresó escoltado por la Linnete, la directora subrogante del colegio.
- ¡Atención alumnos! Háganme el favor de guardar silencio- pronunció ésta con voz firme. Al instante, los estudiantes comenzaron a ordenarse en sus puestos y el ruido ambiente empezó a disminuir.
- Bien. Les quiero presentar al profesor Davor Zerek. Él es un maestro llegado de la capital costeña y se hará cargo de enseñarles ciencias y lenguaje. Como ha sido la costumbre de este colegio, demos al señor Zerek, la más cordial bienvenida.- Tras estas palabras, todos los presentes saludaron al maestro de manera cordial.
- Bueno, Davor. Son todos tuyos. Nos vemos después- dijo Linette mientras abandonaba el salón. Si bien el profesor llevaba unos cinco años ejerciendo, siempre sentía algo de nervios enfrentar un nuevo grupo de estudiantes. Al observarlos, vió con cierta satisfacción que humanos y meskar no se sentaban separados, por el contrario, parecían mezclarse de manera natural en el salón.
- Bien, me informaron que en materia de ciencias, quedaron pendientes el estudio de los cristales... - Comenzó diciendo Davor.
- ¡Profesor! - Interrumpió de pronto una alumna humana.
- Sí dígame señorita.
- Nos dijeron que usted rescató a las meskar secuestradas en el incidente de hace unas semanas.
- Y además que salvó a un cachorrito meskariano de ahogarse - Señaló repentinamente otra alumna, esta vez meskar, desde el fondo del salón.
- Ehhh... Bueno sí...
- ¡Por favor, cuéntenos cómo fue!- Insistió otra chica.
-¡Siii cuéntenos!- Un creciente murmullo empezó a apoderarse del salón. Los alumnos estaban entusiasmados por escuchar de primera fuente lo que habían visto a través de la televisión. Davor, al notar la insistencia de los jóvenes, respondió.
- Está bien, silencio por favor. Está bien. Hagamos un trato. Si me dejan hacer la clase primero, al final, les contaré lo que pasó. ¿Estamos de acuerdo?
- Siiii- respondieron los entusiasmados muchachos casi al unísono.
- Bien, empecemos...- Señaló el profesor, comenzando de este modo, su primera cátedra como nuevo maestro del Colegio del Canto.

*

Conduciendo su vehículo, Arquenes no tardó en dar con la dirección del hotel donde se hospedaba la comitiva de deportistas. Un poco nervioso, estacionó en frente y descendió de él, decidido a hablar con su hijo pese a su rechazo inicial. Rápidamente se dirigió a la recepción.
- En que puedo ayudarlo señor.- Preguntó el encargado, un humano de mediana edad.
- Saludos. Busco a la delegación de luchadores que llegó hace unos días.
- ¿Tiene alguna cita?
- Ehh... No, pero uno de ellos es mi hijo.
- Oh... Entonces lo anunciaré. ¿Su nombre es?
- Sabe, está de aniversario y quería darle una sorpresa.
- Hmmm entiendo señor. Pero son las reglas del hotel. Hemos debido ser más estrictos desde el aumento de la delincuencia en la ciudad.
- Comprendo. Mire ésto - señaló Arquenes mostrando al encargado su identificación de la ACE.
- Oh, de acuerdo. Adelante señor. Tercer piso. Las últimas tres habitaciones las ocupa la delegación.
- Gracias- Señaló el meskar, mientras se encaminaba al interior del edificio.

*

En el cuartel de guardias municipales, Ziranna se encontraba en su despacho, archivando algunos reportes policiales, cuando de pronto ingresó Rodas, el meskariano jefe.
- Ziranna, buenos días.
- Hola Rodas.
- Afuera está tu amiga Narel. Creo que por el tema de la vista a la prisión.
- Sí. Efectivamente. Hoy iremos a ver a su enamorado. Y te agradezco de verdad que nos hayas dado tu autorización.
- Bien. Solo ten cuidado y ni una palabra de esto a nadie. Es un favor que me debes.
- No te preocupes.
- Ziranna y ¿cómo sigue tu partner?
- ¿Mi agente de la ACE? Bien. Ya dejó de usar muletas y se apoya sólo con un bastón.
- Grrr... Ja ja... Veo que finalmente te lo confesó.
- Pues era lógico. Ahora somos dos los que sabemos sus identidades.
- Bueno, aunque nunca me he interiorizado del funcionamiento de esa institución, supongo que debemos ser discretos.
- Así es.
- Grrr... Está bien. Me alegro tenerte de vuelta Ziranna. Te veo contenta.
- Lo estoy Rodas.
- Ya tendremos tiempo de charlar sobre ello. Ahora debo asistir a un encuentro con el alcalde Heron.
- ¿Con el alcalde? Vaya, de pronto te has vuelto importante en esta ciudad.
- Je je je... No sé, va a inagurar algo, aunque desconozco exactamente qué. Llevaré a Zac por si las dudas. Nos vemos después. Y pórtate bien en la prisión. Los chicos malos aún están ahí.
- Grrr... Tranquilo. No les haré nada. Al menos lo intentaré.- Sentenció la meskar, al tiempo que concluía su papeleo y se disponía a encontrase con su amiga Narel, quien esperaba afuera.

*

¿Tienen alguna duda con la clase?- Señaló el profesor a los alumnos. Pero nadie respondió. Todos estaban expectantes por lo que venía a continuación.
- Bien, entonces hemos concluido. Como se los prometí... Díganme chicos. ¿Que quieren saber?
- Cuéntenos como rescataron a las meskar secuestradas.
- ¿Como escapó usted?
- ¿Es verdad que les controlaban la mente?
Los murmullos comenzaron a aumentar, mientras un sinnúmero de preguntas surgían de manera desordenada.
- Calma calma muchachos. A ver. Les voy a relatar paso a paso lo que ocurrió, y así voy respondiendo sus inquietudes, les parece?
- Sí - asintieron todos, al tiempo que un silencio se apoderaba del salón.
El profesor les contó con gran detalle todo lo vivido durante el secuestro, omitiendo los hechos más confidenciales. Asimismo, relató como rescató al cachorro meskariano y como, "por suerte", pudo sobrevivir al torrente de agua que lo arrastró. Tras concluir, los alumnos quedaron extasiados y maravillados con la historia, creyendo algunos que, en frente tenían a un verdadero héroe.
Cuando estaban finalizando y los estudiantes a punto de salir del salón, una última pregunta surgió del grupo. Era una chica humana, que había levantado la mano. Con una mirada expectante, inquirió:
- ¿Usted ama a su partner meskar?
El maestro no esperaba ese tipo de pregunta, pues no les había contado de su relación con Ziranna.
- ¿Partner meskar? Señaló otra chica humana.
- ¿Vive con alguien de nuestra especie?- Agregó otra, esta vez una meskariana.
Davor no estaba seguro si responder abiertamente, pues si bien habían muchas personas aceptaban este tipo de relaciones, no pocos las rechazaban.
- Ehh... Bueno. Efectivamente, estoy emparejado con una hermosa meskariana y sí, nos amamos. Gracias. Es todo. Nos vemos la próxima clase. - Se apresuró a decir mientras recogía sus cosas y su bastón para abandonar el salón. Cuando todos iban saliendo, la estudiante humana, que había hecho la última pregunta, se le acercó.
- Gracias profesor por responderme.
- No hay de que...
- Sarah. Ese es mi nombre
- No hay de que Sarah.
- Nos vemos profesor.- Sentenció antes de abandonar el salón con el resto de la clase. Davor, luego de hacer memoria, se percató que esa chica, era la misma que había visto discutir con su padre, a la salida del gimnasio el día de ayer. Iba a llamarla para corroborarlo, pero ésta, se había escurrido raudamente por los pasillos. Cómo Davor aún usaba bastón por su pierna lastimada, no podía caminar lo suficientemente rápido para alcanzarla.

*

Poco a poco Arquenes fue avanzando por el pasillo del hotel en dirección a las habitaciones donde se alojaban los luchadores.  Su corazón se aceleraba al pensar como abordar a Valtar. Su desprecio inicial denotaba el profundo rencor que el joven aún guardaba en su contra, por lo que supuso que la tarea no sería fácil. Al final del corredor, se encontraban los cuartos señalados por el recepcionista. Al acercarse a una de las puertas, notó que estaba entreabierta. Se disponía a tocar, cuando escuchó la voz inconfundible de su hijo charlando con otras personas:
- Se están precipitando demasiado. Siempre he pensado que hay que tomarse más tiempo para esto.
- Grrr... Yo creo que es el momento de actuar. La captura de Alfa puede atentar contra el ánimo del movimiento.- Al escuchar esto, Arquenes frunció el ceño.
- ¿Y qué van a hacer?
- No lo sabemos, pero será un golpe grande...
- Grrr... Vamonos, ya quiero beber algo...- Dijo finalmente uno de ellos. Al percatarse que se aproximaban a la puerta, Arquenes volteó rápidamente, para agarrar una mesita del pasillo, simulando ser un trabajador del hotel. Los meskar abandonaron el cuarto uno tras otro, sin preocuparse del viejo. El último en salir fue Valtar, a quien Arquenes miró con ansiedad. No estaba seguro del significado de lo que acababa de escuchar. Pero su instinto de agente le decía que no era el momento de encarar la situación. Los siguió con la mirada, hasta que desaparecieron al final del pasillo. Con muchas dudas en su mente, empezó a caminar hacia la salida, pensando en cómo acercarse a su hijo. Se negaba a pensar que anduviese en malos pasos, pese a lo que acababa de escuchar.

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