Capítulo 8. Peligro

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La imagen de Narel ataviada con un delantal de cocina, era lo suficientemente nítida, como para apreciarla en detalle. Su cuerpo voluminoso se movía con gracia en un espacio pequeño, como lo era, la cocina de la casa.
- Davor el panke está listo. Espero que te guste ji ji ji.
- Vaya, Narel, se ve delicioso, no tenías que molestarte.
- Je je je, no es molestia. Conozco esta casa como la mía. Pasé buena parte de mi vida en este lugar junto a Ziranna, en nuestras andanzas de solteras, tu ya sabes.
- Je je... Supongo que sí. Me alegro que estés aquí Narel. Aunque no lo parezca, no me gusta estar solo.
- Sí, te entiendo. A mi también me agrada la compañía de otras personas- Señaló la meskar mientras apoyaba sus codos sobre el mesón de la cocina mirando a Davor. 
- Hmmm está delicioso...- Señaló el profesor mientras saboreaba el panke.
- Me pone contenta cocinar para los demás.
- Gracias Narel. Pero ven, come un poco.
- No no... Lo hice para ti Davor.
- Por favor, toma- insistió el humano, mientras acercaba un pedazo de panke a la boca de la meskar. Está, cerrando los ojos, lo recibió delicadamente con su lengua, saboreando palmo a palmo, el trozo. Por un instante, ambos permanecieron quietos, posando la mirada en el otro. De pronto, la respiración de Davor comenzó a agitarse. Se levantó de su asiento y se acercó aún más al rostro de la meskar. Esta, liberó uno de sus brazos, y lo estiró hacia el profesor, acercándolo más a su boca. En un instante, los labios de ambos se presionaban el uno al otro, desatando un cálido estremecimiento en sus cuerpos. El humano, no pudo resistir el ímpetu y se sentó en la mesita donde se había servido el panke, para quedar a la altura de Narel. Esta lo envolvió en sus brazos y continuó besándolo con frenesí. En un arrebato de pasión, Davor desprendió el delantal del cuerpo de la meskar, dejando sus enormes pechos desnudos. Al mismo tiempo, se deshizo rápidamente de su playera, ofreciendo a su compañera, toda la calidez de su piel. Narel, excitada, agarró a Davor en sus brazos y lo levantó, llevándolo lentamente hacia la cama, mientras continuaba besándolo y lamiendo su rostro. Al llegar, se tendió lentamente hacia atrás dejando al humano sobre ella. Con una voz dulce, le conminó a terminar de desnudarse por completo.
- No tengas miedo profesor, no voy a devorarte- señaló mientras seductoramente estiraba sus brazos hacia atrás levantando sus pechos erectos.
- No tengo miedo... No tengo... mie... No. Esto no esta bien.- Señaló el profesor. 
- ¡Qué estoy haciendo!, ¡Yo amo a Ziranna!- dijo con fuerza, al tiempo que todo se sumía en una gran oscuridad, interrumpida levemente por la luz que se filtraba desde el pasillo. El profesor, sorprendido por tal visión, se enderezó y no tardó en darse cuenta que todo había sido un sueño. Tras unos segundos, se percató que se encontraba encerrado en un cuarto pequeño, aparentemente una bodega.
- ¿Qué mierda sucedió?
Al tratar de incorporarse, notó un súbito dolor de cabeza.
- ¿Auch, pero que...? - exclamó. Repentinamente se sobresaltó al darse cuenta de lo que ocurría. 
- ¡No! - ¡Los tipos del ascensor! Soltaron la lengua en mi presencia y decidieron silenciarme de golpe. ¡Maldición! ¡Auxilio!- Gritó mientras daba fuertes patadas a la puerta intentando salir.
- Bien, no me queda otra- señaló al tiempo que apretaba la parte trasera del cuello con su dedo. Una tenue corriente se extendió por todo el cuerpo mientras envestía con furia la puerta del habitáculo. Ésta cedió sin mucha resistencia, permitiendo al profesor escapar hacia el pasillo.

En el cuarto de Arquenes, un leve sonido emanó de su reloj pulsera, un nuevo artilugio asignado por la agencia. El meskar, abrió repentinamente los ojos. Se sorprendió al ver la señal activa de Davor en el dispositivo. Lo tomó en sus manos y se preguntó que sucedía.

- Tal vez... realmente necesite ayuda- pensó.  Al verificar en la pantalla, se dió cuenta que el humano aún seguía en el hospital.

*

El profesor había quedado en tirado en el corredor. Se puso de pie, al tiempo que un auxiliar de enfermería que pasaba por ahí se acercó a ayudarlo
- Señor, se encuentra bien.
- Sí... ¡Dime rápido, en que piso tienen al alcalde internado!
- En el tercero. Pero que ocurre- Preguntó el hombre.
- Avise a seguridad y envielos para allá. El alcalde está en peligro- respondió Davor, al tiempo que se dirigía raudamente a las escaleras. Como había perdido su bastón, sentía dolor al forzar su pierna con cada paso.

- ¡Auch!¡Maldición!- Exclamó. Al llegar al tercer nivel, miró para todos lados. Una persona que trapeaba el piso se asomó por el borde del pasillo.
- Por favor, ¡Dígame, dónde está internado el alcalde! - El hombre, sorprendido, solo se limito a señalar hacia el fondo del pasillo donde se encontraban.
- Creo que es por allá- Espeto.
- Gracias.- Davor reanudó su frenética carrera por el corredor rengueando su pierna. Trás traspasar un par de puertas, se encontró frente a una mampara flanqueada por dos guardias meskar. Éstos lo miraron sorprendidos. Pero no permitieron que siguiera avanzando.
- Señores, necesito pasar, el alcalde está en peligro.
- Grrr... ¿Que dices?- Respondió uno de ellos, sujetando a Davor con su mano.
- Nadie puede entrar aquí.
- Pero el alcalde está en peligro! Unos falsos médicos humanos pretenden atentar contra él.- Ambos meskar se miraron extrañados, sin creer lo que el profesor decía. Asomándose por la ventanilla de la mampara que estaba detrás, Davor alcanzó a visualizar a uno de los individuos que lo había atacado en el ascensor.
- ¡Es él!- Exclamó, al tiempo que eludía a los guardias y arremetía contra la puerta, abriéndola de par en par.
- ¡Alto! - Gritó con fuerza generando un alboroto en la entrada. El extraño, al reconocer al profesor, entró en pánico y comenzó a adentrarse más y más hacia los pabellones. Al llegar al cuarto donde reposaba el alcalde, se encontró con el otro individuo, a quién señaló: - ¡Hay que hacerlo ahora!
Cuando Davor pretendía avanzar, fué contenido por uno de los guardias con sus brazos.
- ¡Suéltame! ¡Esos no son médicos!
- Hey tranquilízate amigo.
De pronto, una enfermera meskar y un médico humano aparecieron de un cuarto lateral.
- ¿Que sucede aquí?- señaló la hembra al ver al guardia forcejeando con el profesor.
- ¡Ese tipo está loco, detenganlo por favor! - Exclamó el individuo reconocido por Davor desde el fondo del corredor.
- ¡Hijo de perra! - gruñó el maestro, mientras era sacado a la fuerza fuera del pabellón por el meskar.
- Es suficiente amigo- dijo seriamente el guardia mientras lo sujetaba.
- ¡Suéltame! ¡Lo van a matar!- gritaba con desesperación el profesor. El meskar, usando su fuerza, lo tumbó en el piso, inmovilizandolo con todo el peso de su cuerpo.
- ¡No!- ¡Sueltenme!- Seguía gritando el humano. Cuando su compañero guardia se disponía a llamar refuerzos, una voz de autoridad se hizo escuchar en el lugar.
- Es contra las leyes maltratar a un ser humano. Lo saben, ¿verdad?- Ambos centinelas se sorprendieron al ver a un meskar añoso, ataviado con una bata clínica, parado frente a ellos. Trás hablar, el recién llegado levantó su mano y lanzó desde un dispositivo de su muñeca, un pequeño cable que se adhirió a la piel peluda del guardia que estaba de pie. Al hacer contacto, el meskar se sacudió violentamente cayendo al piso convulsionado. Su compañero, se levantó para repeler el ataque, soltando a Davor quién rápidamente se puso de pie, y volvió entrar al pabellón empujando la puerta. Arquenes, quien no tuvo opción, se dejó caer sobre el meskar, evitando que alcanzara a Davor.

- ¡Grrr... Ve, hijo! - Exclamó el agente, al tiempo que se enfrascaba en un feroz forcejeo con el guardia. El profesor, se adentró corriendo al interior, pasando a un costado de la enfermera quién asustada, se hizo a un lado. Apretando la nuca con sus dedos, se adentró en el cuarto del alcalde justo cuando uno de los individuos iba a inyectarle una sustancia nociva. Con el impulso de la carrera, se lanzo sobre él, cayendo ambos al suelo. Tras un breve forcejeo, con un certero puñetazo, redujo al atacante dejándolo inconsciente. La enfermera, junto a otros funcionarios se adentraron rápidos al cuarto, viendo a ambos humanos en el piso a un costado de la cama del alcalde.
- ¡Tenga! Con esto iban a matarlo- señaló Davor jadeando, mientras le lanzaba a la enfermera, un pequeño frasco con un líquido en su interior.
- ¡Pero que es ésto!- Exclamó sorprendida. Al instante, arribaron otros miembros del equipo de seguridad. Levantaron a Davor y al otro sujeto, sacándolos fuera del pabellón. Tras una rápida indagatoria, la enfermera se percató que el individuo vestido de blanco no era médico del hospital y que la sustancia que Davor le había entregado, era efectivamente, un poderoso veneno capaz de matar a un meskar.

Transcurrida una media hora, se hizo presente, el cuerpo de guardias municipales. Mientras Davor esperaba en un cuarto flanqueado por centinelas meskar, Arquenes era conducido en custodia nuevamente a su habitación.
Tras una tensa espera, Ziranna, como jefa interina de guardias, se apersono en el lugar. Le habían comunicado todos los detalles de lo sucedido. Al encontrarse con su amado profesor, ambos se fundieron en un prolongado y tierno abrazo.

CONTINUARA...

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