Al abandonar la prisión, Ziranna y Narel se dirigieron raudamente de vuelta al cuartel en el vehículo policial. La guardiana no ocultaba su preocupación por sus compañeros.
- Solo espero que las heridas de tu jefe no sean graves, Ziranna.
- Grrr... Yo también lo espero. La central no quiso darme más detalles de lo que ocurrió.- De verdad lo lamento.
- Tranquila Narel, Rodas es un meskar fuerte. Si quieres, te dejo en tu casa.
- No lo sé Ziranna. Tengo un mal presentimiento. Naron mencionó que estaban preparando algo. Esto me asusta.
- Lo sospechamos desde que interrogamos a esos infelices.
-Zirannna, ¿Te importa si me quedo contigo hoy?
- No, para nada amiga. Y a Davor seguramente también le gustara que te quedes- dijo la guardiana.
- Gracias. Es que después del secuestro, no ha sido fácil deshacerme del temor que me embarga.
- Lo entiendo. Es más, quédate con nosotros todo el tiempo que quieras.
- Oh Ziranna, tu vida ya no es como antes, cuando estabas sin pareja. Ahora que estás con Davor sería una molestia quedarme mucho tiempo. No te preocupes. Será solo por hoy. Lo pasábamos tan bien, ¿lo recuerdas?
- Je je je... Sí, eran otros tiempos. Pero me alegra seguir contando con tu amistad Narel. Eres muy importante para mí. - La aludida tendió su mano para acariciar la de Ziranna, mientras ambas se miraban sonriendo.Trás dejar a Narel en su casa, Ziranna, emprendió rumbo al cuartel general. Al sintonizar la radio, se enteró que las autoridades de la ciudad acababan de decretar la prohibición de movimiento, debido a que comenzaban a producirse algunas protestas callejeras por el atentado.
- Grrr... Maldición, esto se pondrá complicado- dijo para sí con preocupación.*
Mientras Davor se trasladaba a casa de Ziranna en un transporte para humanos, su comunicador comenzó a sonar.
- Habla Davor.
- ¿Hola amor. Cómo ha ido tu día?
- Ziranna. Que alegría escucharte. Estás bien? Supe lo del atentado. ¿Qué paso?
- Yo estoy bien. Voy camino al cuartel. Rodas fue herido. Pasaré luego al hospital.
- ¿Rodas? No puede ser - respondió el profesor sorprendido.
- Así es. Pero no tengo más detalles.
- Entiendo. Yo salí del colegio. Las clases fueron suspendidas y voy camino a casa.
- Excelente. Espérame allá.
- ¿Estás segura que no quieres que acompañe al hospital?
- No Davor. Se decretó prohibición de movimiento esta noche. Prefiero verte en casa.
- Bien, como digas. Cuídate mucho por favor.
- No te preocupes. Estaré bien. Te amo.
- Y yo a tí.Trás cortar la llamada, el profesor se puso a pensar en Rodas y como había ocurrido algo así. Se supone que la ciudad era un ejemplo de armonía, paz e integración entre ambas especies, por muchos años. Era claro que no todos querían lo mismo. Tras avanzar unas cuadras en el móvil, su comunicador volvió a sonar.
- Diga, habla Davor.
- ¿Señor Zerek? Soy Beatriz. La enfermera que trabaja en el hospital ¿Se acuerda de mí?
- Por supuesto señora Beatriz. ¿Cómo está usted?
- Estoy muy bien. Gracias. Disculpe que lo moleste, pero es que no sabía a quién recurrir.
- ¿Uh? ¿Le pasa algo? Dígame, en que puedo ayudarla.
- No soy yo. Se trata del señor Arquenes. Cómo no tenemos registro de familiares, y como usted lo conoce pues...
- ¿Arquenes? ¿Le pasó algo?
- Lamento decirle que llegó muy herido e inconsciente al Hospital.
- ¡Pero que le ocurrió!
- No lo sabemos con certeza, pero los médicos dicen que lo golpearon muy duro. Por favor, si puede venir, se lo agradecería mucho.
- No, gracias a usted por avisarme Beatriz. Voy de inmediato.
Trás colgar, le ordenó al conductor dar la vuelta para dirigirse al hospital.
- Discúlpeme, pero no volveré al centro de la ciudad. Mis colegas me informan que hay protestas contra nosotros los humanos. - Dijo este con cierto temor.
- De acuerdo, entonces le agradeceré déjeme lo más cerca que pueda.
- Muy bien señor. Pero tenga cuidado con los meskar.
- Oiga, los meskar no nos dañarían.
- Se nota que Usted es nuevo en la ciudad amigo. Si bien hemos progresado, aún hay grupos de exaltados que no nos quieren aquí. Ha habido otros episodios de violencia contra humanos anteriormente. Y después de lo ocurrido hoy con el alcalde meskar, me temo que se pueden repetir. ¿Por qué cree usted que han decretado la prohibición de movimiento? No es por nosotros, sino por ellos.
Davor escucha atónito las palabras del conductor. Si bien depender de una muleta sería una desventaja en caso de problemas, estaba demasiado preocupado por su amigo Arquenes como para no concurrir a verlo.
- Que mierda le habrá pasado- pensaba con preocupación.
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Ciudad del Canto
General FictionZiranna, la hembra meskariana y Davor, el macho humano, inician una nueva vida juntos en Ciudad del Canto. Pese a la armonía alcanzada entre ambas especies, las turbulencias del pasado vuelven a levantarse, poniendo en peligro la estabilidad de la c...