- Sólo estática... - Decía Arquenes mientras escuchaba el registro de audio que Davor le había entregado. Su intuición meskariana y de agente, le habían incitado a revisarlo esa misma noche, deseando no reconocer la voz de su propio hijo tramando cosas indeseadas. Luego de unos minutos, la estática cesó y la voz de Davor se oyó claramente mientras forcejeaba con uno de los meskar.
- Vaya... De verdad te puse en peligro muchacho.- Dijo para sí. Enseguida, reconoció la voz gruesa de Valtar mientras discutía con el profesor por el incidente del callejón. Al escuchar al humano defenderlo con tanto ahínco, no pudo evitar la emoción. Se sorprendió al saber cuánto le importaba y sonrió. Sintió ganas de abrazarlo en ese instante, como es natural en los meskar.
- Oh Davor... Que tonto he sido. - Dijo en voz alta, mientras pensaba en todas las cosas que habían vivido juntos, desde que se conocieron.
- Tú también me importas, hijo, más de lo que crees- pronunció el viejo mientras continuaba escuchando la grabación.*
Después de hablar con Davor, Ziranna aún sentía demasiada borrachera en su cuerpo. Aunque trataba de conciliar el sueño, seguía pensando en el humano.
- Tal vez debí aceptar que se quedara conmigo- pensó. - Te extraño tanto mi amor- dijo suspirando. Se levantó para comer algo en la cocina. Chocó con un par de máquinas de ejercicio, antes de llegar ella. - Grrr... Maldición, no debí beber tanto. Hice el ridículo en la municipalidad- dijo riéndose. Al llegar, se preparó un refresco a duras penas. Estaba a punto de tomarlo, cuando repentinamente sonó el timbre de la casa.
- Bah... Quién será a esta hora, acaso Davor? Se preguntó, mientras caminaba tambaleándose hacia la puerta.*
En un momento de la grabación, la estática volvió a hacerse presente. Arquenes no pudo distinguir nada más.
- Grrr... Esto es un fiasco. En la agencia no estarán contentos.- Señaló ofuscado. Estaba a punto de dejar el aparato para irse a dormir, cuando de pronto, las voces volvieron a aparecer. Tras escuchar lo que decían en esa parte de la grabación, el aparato se le cayó de las manos. Mudo de la impresión, se levantó raudamente y salió a la calle, para montarse en su vehículo. Con una angustia creciente en su pecho, condujo velozmente por las calles del barrio.*
Tras abrir la puerta, Ziranna esperaba encontrar a su pequeño profesor. Sin embargo, se sorprendió al ver a un par de enorme meskars ataviados con máscaras de género, que ocultaban su rostro.
- Grrr... Quiénes son ustedes? Preguntó tratando de mirar bien a los visitantes. Pero uno de ellos, repentinamente la golpeó en el rostro, haciéndole retroceder hacia el interior. Enseguida, ambos sujetos se abalanzaron sobre ella, forcejeando para someterla. Su avanzado estado de embriaguez, le impidió a la luchadora defenderse adecuadamente. Trás un par de golpes en el vientre, la meskar finalmente cayó al suelo retorciéndose de dolor.
- Grrr... Levantala!- Dijo uno de los individuos mientras entre ambos la alzaban para sacarla fuera de la casa. Casi arrastrándola, la subieron al móvil en que habían llegado, para luego abandonar el lugar con ella.
- Grrr... Maldición. Arranca!- exclamó uno de los meskar al tiempo que los neumáticos del móvil se ponían violentamente en marcha.*
E
l comunicador de Davor volvió a sonar. Al otro lado, un agitado Arquenes hablaba con premura.
- Hijo, cometimos un error. Los separatistas se enteraron que pusiste el micrófono, y al verte con Ziranna, creyeron que ella era la responsable. Tu patner está en peligro ahora, avisa a Rodas!
- De que rayos estás hablando!
- Grrr... Lo que dije! Llama a Rodas y dile que envíe gente de confianza a casa de Ziranna. Yo voy para allá en este instante.
- ¡Demonios!- Exclamó Favor mientras saltaba de la cama y se vestía para salir del hotel. - Por qué a Rodas?. Él aún está fuera de servicio- Inquirió el humano.
- Porque hay al menos un guardia municipal involucrado y no podemos correr riesgos.
- ¡Queeeee! ¡Maldición!- Exclamó Davor con furia mientras terminaba de vestirse y bajaba raudamente las escaleras del hotel, hacia la calle.*
Los meskar, llevaron a Ziranna por un camino solitario hacia un bosque de grandes árboles ubicado al sur de la ciudad. Tras adentrarse un par de kilómetros, se detuvieron y descendieron del vehículo junto a su prisionera. Raudamente la ataron contra un árbol impidiendo que escapara. Ziranna aún se encontraba aturdida por los golpes y el alcohol. Apenas tenía conciencia de lo que ocurría.
- Y ahora que hacemos- Dijo uno de los plagiadores.
- Espera. Llamaré para pedir instrucciones- contestó secamente el otro.
- ¿No te parece una hembra hermosa? Mírala. Este físico de luchadora. Así es como me gustan.
- Déjala. Nos apegaremos al plan.
- No parece tan ruda como hace unas horas. Ahora se ve tentadora, no crees?- Señaló al contemplar a Ziranna desnuda y vulnerable.
Mientras el otro meskar se alejaba unos metros para pedir instrucciones, el plagiador se acercó a la guardiana levantando su alicaido rostro. La hembra aún tenía la mirada perdida. El macho empezó a rozar su cuerpo contra ella, dejándose llevar por el dulce aroma de su piel.
- Grrr... Eres esquiscita- señaló en voz baja mientras sucumbia a la tentación. Con la respiración agitada, extrajo su miembro erecto para apoyarlo contra la pelvis de Ziranna, al tiempo que empezaba a lamerla con frenesí buscando su rostro. Al sentir al macho sobre ella, Ziranna reaccionó respondiendo con un fuerte apretón de dientes, que repentinamente, terminó por arrancarle un trozo piel de la boca. Sangrando y gritando de dolor, el macho retrocedió, mientras la hembra rugia ferozmente.
- ¡Idiota que haces! ¡Te dije que la dejaras en paz!
- Grrr... Maldición me duele!
- ¡Tú te lo buscaste!
- ¡Esto no se queda así!- Exclamó con furia el atacante. Y cuando se disponía a golpear a Ziranna, la luz de un vehículo acercándose, en medio del bosque, los alertó.
- Grrr... Viene alguien. Vámonos, ya nos hemos involucrado demasiado.
- Pero es que...
- ¡Vámonos he dicho! O quieres arruinar tu carrera!
- Grrr... De acuerdo - exclamó el meskar resignado, mientras intentaba contener el sangrado de su herida. Acto seguido, ambos se subieron al vehículo y huyeron en dirección contraría dejando a Ziranna atada en medio del bosque.*
Arquenes finalmente arribó a casa de Ziranna, pero al llegar, la encontró completamente vacía. Usando su arma de servicio, examinó cada rincón buscando a la meskar, pero no la encontró.
- Grrr... Parece que llegué demasiado tarde- exclamó el viejo agente. Davor, por su parte, ya había comunicado a Rodas lo sucedido mientras se dirigía raudamente a casa de Ziranna en un taxi.
- Que fué lo que hice, Ziranna. Te he puesto en peligro- se decía con angustia en el corazón.El vehículo se acercó lentamente al lugar donde Ziranna se encontraba. Era un móvil meskariano. La hembra alzó la cabeza para intentar distinguirlo en la penumbra. Tras detenerse, un meskar macho descendió de él.
- Ziranna! ¿Estás bien? - Una voz conocida había pronunciado su nombre. Sintió alivio
- Brento! Eres tú!- dijo con emoción.-
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Ciudad del Canto
General FictionZiranna, la hembra meskariana y Davor, el macho humano, inician una nueva vida juntos en Ciudad del Canto. Pese a la armonía alcanzada entre ambas especies, las turbulencias del pasado vuelven a levantarse, poniendo en peligro la estabilidad de la c...