(N/a: he visto que el tiempo qué pasó entre la separación de los hermanos Miller llevo diez años, permaneceremos con el tiempo que he puesto {que han sido solo dos} eso era todo.)
Esto de ser quien se queda en casa me supera, llevo meses así, Joel no me permite salir de casa si él no está aquí, se va solo a recolectar víveres, cuando le pido acompañarlo se enfada y se encierra en su antigua habitación.
Desde que Tommy se fue, él se volvió más molesto, se enfada fácilmente, intento dar de mí para mantenerlo feliz pero, no puedo hacerlo todo yo.
Cuando escuché la puerta principal me levante del sofá, ya había limpiado hasta el cansancio, preparé la cena y jugué con Mochi, no tenía nada más que hacer.- Hola, -saludé mientras lo ayudaba con su mochila,- ¿Qué tal el día? -pregunté después de darle un beso en los labios.
- Estuvo bien, encontré algo para ti... -de su mochila sacó una rosa roja muy linda, también me extendió un sobre con semillas.- podrás plantarlas en el huerto y recordarme cuando me voy.
Tomé la pequeña flor entre mis manos, su aroma era increíble, la puse en un vaso con agua y a la mitad de la mesa. Era detallista cuando tenía la oportunidad.
- ¿Cómo están los alrededores? -pregunté sirviendo su plato.- ¿Muchos infectados?
- Cada vez hay menos corredores, al parecer comienzan a mutar y se quedan en sitios cerrados y atacan desde atrás, -respondió pensativo, parecía confundido.- no tienen la misma resistencia pero, son muy sigilosos.
Eso era bueno, al no haber infectados cerca podría convencerlo de dejarme acompañarlo, cenamos en paz mientras mi minina se echaba a dormir en sus piernas, una vez terminamos levante la mesa y empecé a lavar los platos.
Sentí unos brazos rodear mi cintura, mi espalda estaba pegada a su pecho mientras el movía las caderas de un lado al otro. De la nada me dió la vuelta y comenzó a besarme.
Nuestros besos solían ser tímidos, nada más allá de rozar nuestros labios y abrazarnos antes de dormir; pero su lengua delineaba mi labio inferior, le di el espacio suficiente para que pudiera entrar y cuando lo hizo...
¡Santo cielo! Todo en mí empezó a perder la cordura, rodeé con mis brazos su cuello con la intención de tenerlo aún más cerca, tomó mis piernas y las enrolló a su cintura, sus grandes manos sujetaban mi trasero.
Me puso sobre la mesa y empezó a besar mi cuello, ahí tuve un poco de claridad.
- ¿Me extrañas cuando no estoy aquí? -preguntó antes de dar una mordida y succionar aquella piel sensible.
- Claro que lo hago... -respondí entre jadeos,- pero si te acompañara sería mejor, así no te extrañaría. -sus movimientos cesaron de golpe.
- No hablaremos de eso ahora, -respondió molesto, se alejó de mi para dirigirse a su cueva,- te veo en la mañana. -esto no acababa aquí.
- ¡Un momento! -lo seguí rápidamente.- ¡llevo meses sin poder salir de esta casa, Joel! Ni siquiera me dejas salir al huerto si tú no estás.
- ¡No vendrás conmigo! -bramó fúrico,- te prohíbo salir de casa porque no puedo arriesgarte. -trató de encerrarse pero me colé a la fuerza.
- Acabas de decirme que no hay corredores en el área, -dije con la intención de que viera lo "seguro" que era aquí.-no soy idiota, si algo o alguien se acerca no dudaré en matar.
Tenía las manos sobre la cabeza, respiraba alteradamente y gruñía, ¡parecía un animal rabioso!
Después de unos minutos en los que comprendí que quería cuidarme, me acerqué para abrazarlo, sus manos tomaron las mías y se relajó.
- Sé que no quieres perderme, -hablé con un poco arrepentimiento ,-pero no puedes guardarme en un frasco de cristal, Joel... -dejé un beso en su espalda.
- Ya los he perdido todos... -dijo en un suspiro.- temo perderte a ti también, no lo soportaría. Por favor compréndelo.
Se dió la vuelta y me atrapó en un cálido abrazo, el latido de su corazón me daba tranquilidad.
- Hagamos un trato, -me separé un poco de su pecho,-no te acompaño a ningún lado pero, me dejarás salir aunque sea al huerto cuando no estés.
-tomó mi rostro entre sus manos.- No me hace feliz ese plan, -dejó un beso en mis labios,- pero podré vivir con ello. -me tomó en brazos y fuimos a nuestra habitación.
Me quité la ropa excepto la interior y me coloqué una camiseta que Joel me había regalado, era muy suave y tenía su aroma, él solía dormir en bóxers y a veces sin camiseta.
Nos cubrimos con las cobijas y me acomodé sobre su pecho, cuando el está fuera no puedo dormir en paz, tengo pesadillas.
- Tn... -habló en susurro el moreno mientras acariciaba mi cabello,- ¿estás bien con esto? -preguntó dejándome una confusión leve.
- ¿A qué te refieres? -me acomodé sobre su pecho para poder verlo.
- Me refiero a... -parecía dudar entre decirlo o no,- tú podrías irte o echarme y vivir tu vida como quisieras, la pelea de hoy me hizo ver qué tal vez quieres una vida y yo te estoy atando a la mía. -no lo pensé dos veces y me acomodé sobre él, viéndolo seriamente.
- Mírame Joel, -hablé mientras dejaba mis manos sobre su pecho,- no hay lugar en el que me gustaría estar si no es a tu lado, algo nos unió, llámalo destino o cómo quieras, -tomó mis manos y las acarició.- no voy a irme, bueno, a menos que me infecte. Porque me niego a ser la causa de tu muerte.
- No digas eso, -besó mi mano y tiró de ella para unirnos en un beso,- te quiero Tn, por eso me paraliza la idea de que algo te pase. -acariciaba mi cintura con cariño.
- Estaré bien, -me acomodé mejor y cerré mis ojos sintiéndome en paz.- Te quiero...
El sueño me alcanzó pocos minutos después de eso. Las cosas iban a mejor, Joel dejaba la casa sin seguro cuando salía, pero me hizo prometer que no pensaría dos veces el matar si era necesario.
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The Last of Us
FanficJoel Miller y tú. Lector o lectora. Rayita tiene el género que tú decidas. Tn trabaja en una tienda de armas desde la muerte de su madre, los gastos de la universidad no son baratos, en un intento fallido trato enlistarse en el ejército pero por pro...