Capítulo uno. ***
Estaban en el último periodo del partido, faltando solo dos minutos para que terminase. Decenas de personas atentas al marcador. Algunas abucheando al equipo contrario, otras gritando alentando a su equipo y otras (me incluyo) paralizadas, sin siquiera poder respirar. "Los Tigres Dorados" y "Los Apaches" se diputaban el título a mejor equipo de hockey del condado. Nuestro capitán de equipo ,Uriel, un completo ángel de cabello castaño y ojos color caramelo, acababa de recibir el disco. Toda la tribuna quedó en un silencio absoluto, por nuestra parte por la tensión y por la parte contraria por miedo. No era un secreto que cuando Uriel tenía el disco le seguía una anotación perfecta e impecable.
Verlo desplazarse por toda la pista de hielo dejando atrás a los demás jugadores, me hacía babear, era como observar una completa danza artística. Cada movimiento mi cerebro lo procesaba en cámara lenta.Cada rasgo, cada expresión, absolutamente todo parecía muy bien calculado.
Era demasiado perfecto.
Los gritos de la gente me regresaron a la realidad, Uriel había anotado el punto ganador. La bocina sonó finalizando el partido y nuestra tribuna se puso de pie sin parar de gritar.
Por tercera vez consecutiva "Los Tigres Dorados" habían ganado el campeonato.
Los jugadores salieron de la pista de hielo y mi concentración se perdió por aquellos cabellos castaños que acababan de ser revelados por el casco.
¿Cómo es que se logra ver tan perfecto todo sudado y cansado?
Mis ojos analizaban cada parte de Uriel, nariz perfilada, labios ni tan grandes ni tan pequeños, sus cejas color castaño, su barbilla perfecta y esos bíceps que dejaban una idea de cuan marcado tiene el abdomen.
"sin duda alguna, Uriel no es humano".
— De hecho, ninguno de los dos parece humano -La voz de Abigail, mi mejor amiga, me respondió.
(¿tan temprano pensando en voz alta?)
Abigail Clark, hija de una de las familias más ricas del condado, además de los Quiroga claro. Cabello rubio, capitana del equipo de porristas, con un cuerpo que parece de supermodelo. Sí, es un hecho, tengo como mejor amiga a la chica más buena de la preparatoria.
Es una de las pocas personas en las que más confió, de hecho, es la primera y única amiga que tengo.
Me transfirieron aquí hace un año y ella fue la primera persona que me habló cuando llegué a esta escuela, la escuela más cara del condado, en la que solo hay hijos de gente rica y yo.
¿Cómo llegué acá sin ser asquerosamente millonaria? Bueno, digamos que tener un intelecto mucho más alto de lo común tiene sus ventajas. Incluso me adelantaron un año, soy menor que todos los de mi grado, por ende, menor que Abby y menor que Uriel.
— ¿De qué hablas? -pregunto confundida enarcando una ceja.
— Mira bien, Rachel — sin notarlo me toca del mentón y gira mi cabeza.
Mis ojos se toparon con quien estaba en primera fila alentando a su hermano.
Azrael Quiroga, su mellizo, o como yo lo llamo, ángel caído. Cabello negro y ondulado, labios gruesos, barbilla marcada, nariz recta y perfilada, cejas gruesas y oscuras las cuales resaltan a esos ojos grises impenetrables que tiene, si todo lo que una mujer quiere. Lleva una chaqueta negra que lo hace ver muy bien, además de esos músculos tonificados, chicas alrededor de él como si les pagaran para admirarlo y por supuesto esa arrogante sonrisa que lo caracteriza.
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Todo Comenzó Con Tu Mirada
Romance¿Alguna vez se han enamorado? Y no, no me refiero al "estoy enamorada del chico más perfecto de la preparatoria" como lo creía yo, me refiero a ese amor que no solo se mete en tú cabeza, sino también en tú corazón, a ese desgraciado amor que aparece...