8. Quiero estar cerca de ti.

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Capítulo ocho.***

Salgo corriendo de mi casa ni bien escucho el claxon del carro de Abby. Ella me viene a recoger a veces, la verdad le agradezco mucho por eso, cuando tomo la parada de autobús los señores me quedan viendo raro, como si fuese una pequeña y tierna presa de carne, eso me aterra.

Casi nunca hay estudiantes tomando el autobús hacia la preparatoria a la que asisto, pues todos ahí son lo bastante ricos como para tener su carro propio o incluso su chofer privado.

Me paro frente a su gran vehículo y ella baja el vidrio. 

— Sube cariño.

Todo el viaje la pasamos en silencio, no me encontraba tan feliz para charlotear como siempre. Ya le había contado a Abby lo que había ocurrido en casa de los Quiroga, es por eso que ni siquiera se inmutaba en preguntar el por qué de mi melancolía.  Me sentía un poco triste, si antes no tenía oportunidad con Uriel, ahora menos, mi historia con él terminó antes de que pudiera comenzar.

Estaba furiosa con Azrael ¿Quién se cree para chantajearme así?

— ¿Sabes que es lo mejor de esto? — ella se decide a romper el hielo — Al menos ahora ya no te escondes detrás de unos lentes de contacto y esas gafas que te colocabas encima. Todos verán lo jodidamente hermosa que eres.

— ¿Qué de bueno tendría eso? Azrael ya me encontró. — mi tono es triste.

— ¡Que le den! No pienso dejar que te intimide, no me separaré de ti. 

Lo dice de una forma demasiado orgullosa. Ojalá yo estuviera tan de buen  humor.

— Sabes que no coincidimos en varias clases.

— Si, lo sé, pero tampoco coincides con Azrael, así que todo estará bien.

— Esperemos eso. 

Llegamos y Abby me acompañó hasta mi salón. Debo decir que ahora que ya no tengo que ocultarme y bajar la mirada siempre me siento un poco más segura de mí, algo bueno salió de todo esto después de todo.

Me despido de Abby y me siento en mi lugar, al fondo del aula y con un espacio libre a mi lado. El profesor empieza la clase.

Todo estará bien.

No duró tanto. Mi concentración se ve interrumpida por quien acaba de pararse en el marco de la puerta.

Me quedo congelada y mi respiración empieza a agitarse ¿Qué hace aquí? Él ni siquiera pertenece a esta clase ¿Cómo descubrió que yo...

— Señorita Miller — su tono es burlón. 

Azrael sonríe de lado luego de arrastrar cada palabra de mi apellido escrito en la esquina de mi carpeta. 

Me odio por ser tan aplicada y siempre seguir las reglas, que hasta mi nombre está super cuidado a pesar de todo. Coloca su mochila encima del tablero y se sienta a mi lado. 

Su aroma invade mi fosas nasales y ahora en todo lo que puedo pensar es en él. Trago grueso para concentrarme y me giro para mirarlo.

— Que haces acá. 

— ¿No es obvio? Me cambié de clase. 

Lo dice como si fuera demasiado fácil. Sus iris grises se encuentran con las mías por unos mini segundos y luego él se recuesta en el espaldar del asiento.

Su tranquilidad y falta de respeto hacia todos me desespera.  

— Como hiciste eso. 

 — Pidiéndolo de por favor. —  se burla.

Todo Comenzó Con Tu MiradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora