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𝚂𝚒𝚗 𝚜𝚊𝚕𝚒𝚛 𝚍𝚎 𝚕𝚊 𝚌𝚊𝚖𝚊.

Omnipresente PØV:
Katsuki Bakugou.

Katsuki se despertó con los rayos del sol en su cara con un seño fruncido, ya empezando la mañana de mala forma; moelstandose con la naturaleza por despertarlo tan cálida y malditamente irritante manera.

– Maldición, deja de brillar tanto... – cubrió su cabeza con la almohada estando boca abajo.

Era sábado, estaba tranquilo y no podría pedir nada más que olvidarse de sus problemas, vivir el día despreocupado; sin subir nada, sin publicaciones, sin los idiotas de Shinsou y Kamanari, sin ver su teléfono, solo él.

El sueño no llegaba a el pobre cenizo, haciéndo que optara por agarrar su celular con pesar y desbloquearlo; encontrándose con la aplicación de llamadas abierta, y acto seguido tiro el teléfono lejos de sí.

– ¿Qué hice...? – miró al objeto a dos metros de él atonito. – ¿Yo.... él... nosotros...?

Las palabras no salían correctamente de sus labios, comenzando a balbucear sin lograr tan solo una oración mientras procesaba la noche pasada.
Su vista fue dirigida al espejo qué tenía frente a su cama puesto en la pared viéndose a si mismo, y su rostro era digno de una fotografía de la cual se podría hacer bromas.

– Si lo hice.... – se recordó a si mismo como si no fuera evidente ya en sus recuerdos. Miró a sus manos. – Y también... – hizo una mueca en sorpresa y asco que se tenía a sí mismo.

Katsuki corrió rápidamente al baño asustando a sí pobre gato en el proceso.
Abrió la puerta de golpe y abrió el grifo así podía lavarse las manos con fervor junto a su rostro.

– ¡No, no, yo no hice esa mierda, claro que no! – se convencía mientras su cara estaba viendo ahogada en el agua de sus manos.

Luego de una batalla interna en el cuarto de baño salió más "tranquilo" que antes, y caminó hacía su sala, pero sus ojos se dirigieron instintivamente al sofá, donde aquel vaso de licor todavía estaba en la mesa de café, sumado a que tenía algo de bebida aún.
Se acercó lentamente al sofá desde atrás, teniendo miedo de lo que podría haber allí. Pero todo lo que había sobre este era un trapo amarillo de tela.

Un suspiro salió de sus pulmones. – Esta bien, no hay nada... – agarró el vaso de vidrio, más de quedó unos segundos estáticos en el lugar procesando que había un trapo sobre su sofá. – Yo limpié algo ahí...

Sin decir más llevó el vaso al fregadero y lo lavó más de tres veces, volvió al sofá y una vez tomó el trapo, lo tiró instantáneamente a la basura; por más que la bolsa no esta llena, la tiró para poder olvidarse del tema, y no lo volvió a mencionar para sí mismo.

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Omnipresente PØV:
Izuku Midoriya.

– ¡Izuuuu! – habló una voz femenina detrás de la puerta. – ¡Izuku más tarde debo irme, abreme! – el timbre se oyó varias veces.

Izuku estaba despierto hace tiempo, no estaba para nada dormido, es más, sus ojos estaban completamente abiertos mirando a un punto perdido desde que se despertó a las 4 de la mañana no se había movido ni un solo centímetros de la cama o su postura en esta.
Solo permanecía en silencio, con miedo de que cualquier cosa pasará y se arruinará nuevamente.