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Wanda giró sobre su cama repetidas veces y dió golpes en el colchón y la almohada intentando sentirse lo suficientemente cómoda para dormir, pero por mucho que lo intentara lo que tenía que calmar era su cabeza que no dejaba de proyectarle las escenas vividas luchando con la espía una y otra vez.

Recordar esos sentimientos dentro de ella cuando estaban cerca le aterraba, le provocaba un nudo en el estómago que no sentía hace tiempo, no era malo, pero tampoco era nada bueno. La bruja tenía claro que viviría su vida de ahora en adelante sin volver a enamorarse pero ¿A esto se le puede llamar amor? ¿Wanda estaba enamorada de Natasha?
Lo estuvo en su tiempo, la historia se puede volver a repetir, ese era su miedo, que la historia se repita y termine con el trágico final de la espía.

— Deberías tratar de formar un escudo alrededor de esos sentimientos — Steve entraba en la habitación de Wanda.

— ¿Steve? — la castaña se acomodó en su sitio — ¿Que haces aquí? Son las 4 de la mañana.

— Con los años desarrollé un don — el rubio se sentó en la esquina de la cama — se detectar cuando alguien de mi equipo está mal o agobiado, y ahora tu eres alguien de mi equipo otra vez.

— ¿No estás enfadado por los golpes?

— Me los merecía a decir verdad, pero bueno, cuéntame qué te atormenta. — Steve palmeó la cama.

La bruja se detuvo a pensar un momento como contarle a Steve lo que le ocurría sin revelar que todo era por Natasha.

— ¿Sabes lo que es sentir que cualquier movimiento que hagas para tu bien perjudicará a los demás de alguna u otra manera? – la bruja jugó con sus manos – No sé si luchar por algo que quiero cuando está la posibilidad de perderlo.

— Tengo años de experiencia en eso Wanda, y por eso te diré, o bueno te aconsejaré que te la juegues, solo tienes una vida y no sabes que puede pasar mañana. Somos héroes, automáticamente estamos programados para pensar en los demás primero antes que en nosotros, pero a veces hay que dejar eso de lado y mirar por ti, haz lo que tú creas que te hará mejor. – Steve se acercó a la bruja sin invadir del todo su espacio preguntando indirectamente si necesitaba un abrazo. La castaña se acercó a él y lo abrazó, había extrañado los consejos de su capipaleta.

Steve se fue al cabo de un rato y la bruja pudo dormir en paz las pocas horas de sueño que le quedaban.

Día siguiente

Cuando la bruja bajó al salón vio a Natasha terminando de prepararse y a Pietro ayudándola.

— Puedo yo sola Pietro — la espía le hablaba al velocista un poco estresada.

— Ya se que puedes sola pero déjame ayudarte — Pietro insistía.

— Buenos días — entró Wanda.

— Hermanita, buenos días — dijo sonriente — ¿Lista para tu primera misión?

— No es mi primera misión idiota – sonrió la bruja.

— Ya pero es la primera desde que estás devuelta, me hubiera gustado ir con Natasha – la espía le golpeó en el abdomen al peliplateado – Pero te tocó a ti, podré con ello.

La bruja miró raro a Pietro, algo no le terminaba de conectar.

— ¿Se puede saber por qué te haces una maleta cuando tenemos todo listo ya ahì? — Wanda vió a Natasha cerrar la pequeña bolsa.

— Ya sabes — sonrió la pelirroja — Variedad de jueguetes sexuales por si nos aburrimos y diferentes tipos de alimentos afrodisíacos. — la espía miró a Wanda. La bruja retiro la mirada y la bajó a sus pies a la vez que un color rojo carmesí conquistaban sus mejillas.

Segunda Oportunidad [ScarletWidow]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora