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Por mucho que Natasha hubiese dicho la verdad no se sintió libre. Se quitó un gran peso de la espalda, eso sí, pero se seguía sintiendo pesado, y estaba casi segura de que era por la amenaza final del platinado. Durante todo el camino de regreso a la casa de Clint Natasha se estuvo preguntando si Pietro sería capaz de separarle de su hijo o peor aún, de matarlo.
La espía de verdad quiere pensar que todo lo que dijo lo dijo por la rabia y el extasis del momento, pero en el fondo presentía que no había sido sólo por eso.


— ¿Cómo te encuentras? — Preguntó Yelena conduciendo.

— Quiero ver a Wanda.

— Que piensas hacer con ella.

— Besarla.

— ¿Así de golpe? — Yelena parecía indignada. — Pensé que sería algo más épico.

— ¿Cómo fue tu primer beso con Kate?

— Pues, en un juego con alcohol de por medio ¿Por? — Natasha negó riendo, su hermana no tenía remedio.

— Ya pensaré algo que no tenga alcohol de por medio.

— Buena idea hermanita, un honor ayudarte — sonrió Yelena aparcando el coche.

Natasha bajó siendo seguida por Yelena, conforme daban pasos hacia la casa un aura extraña las preocupada a las hermanas, se miraron raro al darse cuenta que solo ellas lo sentían, y ese aura aumentaba conforme se acercaban más a la casa.
El punto más alto de energía les chocó en el pecho en el momento en que vieron el núcleo de esa energía, Kate y Wanda estaban sentadas en las escaleras con caras de pocos amigos.

— ¡Yelena Belova! — Gritó Kate. — ¡¿Se puede saber donde estabas?

— Un placer haberte conocido hermana — se despidió Yelena dramáticamente.

— ¡Natasha Romanoff! — gritó Wanda.

— El placer fue mío rubia — se despidió Natasha.

Kate llegó primero agarrando de la muñeca a Yelena y alejándola de la espía, dejando vía libre a Natasha y Wanda en el mismo campo de visión.
Natasha no sabía si le iba a caer una regañada, un aplauso o qué, le temblaban las piernas conforme veía a Wanda acercarse, tenia que hacer algo para que no pasase.

Cuando Wanda estuvo lo suficientemente cerca e iba a empezar a hablar Natasha la agarró del cuello de su camiseta y la jaló hacia sus labios.

Un beso, por fin.

A Wanda le pilló desprevenido y aunque admitía que sus labios junto a los de Natasha era la mejor sensación del mundo, se alejó en cuanto reaccionó.

— Natasha ya te dije q-

— Le he contado todo a Pietro. – Interrumpió rápido la espía.

— ¿Qué?

— Cómo escuchas, lo prometo, lo hice, absolutamente todo, si quieres te lo puedo contar más a detalle adentro pero ahora lo único que quiero es besarte.

La bruja sonrió sin creérselo, agarró a Natasha de la cintura y la acercó, se miraron y volvieron a besarse.

Se extraban tanto la una a la otra, extrañaban la sensación de paz que cada beso transmitía a cada una.

Segunda Oportunidad [ScarletWidow]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora