14

1K 96 42
                                    

Pov Natasha.

No sé de donde agarré valor para preguntarle a Wanda si quería una cita. Por dios... ¡Yo! ¡Pidiendo una jodida cita!

Joder aunque, me pongo a pensar, estoy siendo demasiado egoísta... No puedo romperle el corazón a nadie. Antes no me hubiera importado pero ahora... ¡Me estoy volviendo una puta blanda!

Toco una vez, dos veces, tres veces la puerta de Wanda. La veo salir con un pantalón corto y una camisa blanca, los primeros botones estaban abiertos, tenía el pelo un poco mojado de la ducha aún. Adoro la sencillez con la que Wanda es capaz de que todo el mundo ponga los ojos sobre ella vistiendo tan sencillo.

– Hola – susurró. Que tierna. Me quedé mirándola, es jodidamente preciosa – ¿Vamos? – Me sacó de mi viaje astral.

– Oh si claro. – bajamos las escaleras y pasamos por el salón. Yelena estaba tirada en el sofá sin nada que hacer.

– Nos vamos... – le dije. Le comenté a Yelena antes de que tendría una cita con Wanda. Casi le pego con una sartén para que se callase la boca de una vez por todas cuando empezó a chillar.

Me recuerda alguien... no se a quien. En fin.

– De acuerdo... – Nos sonrió mientras nos veía acercarnos a la puerta. – ¡Usen condón, no quiero sobrinos aún! – gritó.

– ¡Imbecil! – le respondí.

– ¿Has visto como trata a tu cuñada? – dijo indignada.

Pasé de ella y cogí la mano de Wanda para salir rápido de allí. Mientras más lejos más me ahorro los jodidos comentarios de Yelena. Cuando le conté lo de la cita y conseguí callarla, empezó a hablar de lo preciosa que sería una mini Natasha y una mini Wanda.

Que infierno de mujer, pero aún así la escuché.

No es como que me interesase, no quiero tener hijos. Pero ver a Yelena hablando de un tema que le gusta me interesa bastante.

– ¿Donde vamos? – preguntó Wanda.

– Tu solo sigueme... cobré un par de favores para esto – he de admitir que su mano entrelazada con la mía mientras caminábamos por la playa era una sensación demasiado buena.

Después de caminar unos 5 minutos llegamos al sitio que quería. Estaba oscureciendo por lo que ahora mismo había una vista perfecta entre el atardecer y la luz de las velas alrededor de un mantel .
Miré a Wanda. Ojalá hubiera tenido una cámara para grabar la reacción que tenía la bruja en ese momento.

Su sonrisa era gigante, juro que nunca vi una igual. Era espectacular, y esa sonrisa la había provocado yo. ¡Yo!

– ¿Te gusta? – pregunté tambaleándome sobre mis pies.

– Me gusta mucho – respondió mirándome. – Nadie nunca había hecho algo como esto por mi.

– Me alegra ser la primera persona que te hace algo así – apreté su mano – ¿Vamos? – asintió y la guié hasta su sitio.

La verdad, la idea fue mía, pero no tenía ni idea de que narices habían metido mis recadores en la cesta. Así que sería una sorpresa, solo espero que todo lo que haya le guste, si no pues... Tendré que usar un plan rápido y cocinar, aunque se me da fatal cocinar, para eso sirve Wanda, yo solo sirvi para comer.

Saqué de la cesta fresas con chocolate, eso me gustaba, supongo que lo pusieron con la intención de que sea el postre y no piensen que voy a usar fresas con chocolate para tener sexo con ella. De momento no es para eso.

Segunda Oportunidad [ScarletWidow]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora