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El panorama era bastante gracioso, Yelena se sostenía un papel en la nariz para detener su hemorragia.
Kate intentaba ayudar a Natasha con el control de su respiración, y Wanda maldecia porque se estaba quedando sin mano.

— ¡Jodeeeeer! — gritaba la espía. — ¡SAQUENME ESTA COSA DE UNA VEZ O ME VOY A ENCARGAR PERSONALMENTE DE RAJARLES EL CUELLO A TODOS CON UN BISTURÍ!

— No se preocupen, no lo dice enserio — Yelena calmaba a los médicos con una sonrisa. — Bueno un poco si pero nah.

— Scarlet necesito que me sueltes... Un poco la mano, por favor... — Wanda sufría en silencio para no empeorar la situación.

— ¡TE JODES Y TE AGUANTAS OLSEN!

— Vamos Scarlet, respira — imitó Kate — suéltalo, otra vez, respira. — Natasha jaló de la camiseta a la bruja.

— Escuchame bien Olsen, o usas tus superpoderes para ayudar a tu puto hijo a salir de mi coño o juro por Dios y eso que no creo que voy a arrancarte cada pelo de la cabeza a tirones. — amenazó Natasha, el dolor la traía como loca, soltó la mano de Wanda para ver si la bruja podía hacer algo, ninguna tortura antes vivida en todos sus años de carrera se comparaba con este momento.

— Espera ¿Has dicho mi hijo? — Wanda reaccionó.

— ¡MAXIMOFF! — gruñó la espía.

♤♡◇♧

Natasha se encontraba descansando después del parto, hizo tanto esfuerzo que nada más terminar se desmayó, nadie había prevenido eso, pero los médicos dijeron que eso era algo normal.
Actualmente se encontraban en la habitación médica de la espía esperando a que despierte.

Wanda tenía en brazos al pequeño Romanoff, por qué si, al final fue chico.
Billy Maximoff Romanoff había llegado a la vida, y siendo recibido en nada más y nada menos que en los brazos de Wanda, Yelena y Kate estaban cansadas, habían sido 4 horas de parto, pero no querían dormir para no perderse ni un segundo de Billy.

Natasha se removió en su cama indicando que iba a despertarse, unos cuantos gruñidos también se dejaron notar, estaba adolorida claramente.

- Pequeño, toca que conozcas a mamá. - Wanda sonrió acercándose a una adormilada Natasha.

- Hola - murmuró Natasha, en cuanto se dió cuenta de la presencia de otra persona en la habitación reaccionó. - Es ¿él? - La espía sonreía de una manera nunca antes vista.

La sensación de ver a tu hijo por primera vez es una sensación única que Natasha estaba experimentando por todo su cuerpo en ese preciso instante, y cuando lo cargó, comprendió lo que era la protección de instinto maternal, no iba a permitir nunca que alguien dañara a su pequeño hijo. Lágrimas se escaparon de los ojos de la espía, era una sensación de felicidad especial. 

Wanda los observaba con una felicidad inhumana, jamás vió a su espía sonreír de esa manera, y era algo que si o si había que recordar, sacó su teléfono y tomó una foto para tener ese momento enmarcado por siempre. 

- Gracias - murmuró Natasha.

- ¿Por qué?

- Por quedarte. - susurró la espía con una sonrisa. 

- Bueno, se han puesto empalagosas - Yelena interrumpió.

- Es nuestro momento de irnos entonces, felicidades por el bebé cuñada. - Kate agarró de la mano a la rubia y juntas salieron de aquella habitación dejando solas a Wanda y Natasha.

Segunda Oportunidad [ScarletWidow]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora