CAPÍTULO 4

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Nicolás Franco:

Tengo mucho trabajo, pero aun así me doy tiempo todas las noches para admirar mi nueva adquisición, su cuerpo menudo y diminuto descansa en la cama de su habitación gracias a los sedantes que le exigía al doctor que le pusiera, sabía que tenía mucho coraje y para ser sincero era algo de admirar, pero también sabía que eso sería un problema, me pase la noche admirándola y no es que estuviera enamorado de ella, nada de eso, tenía algo hipnótico que hacía que cualquier hombre la volteara a ver cuando entraba a una habitación y eso fue lo que me paso a mi cuando entre sin invitación a la reunión de su padre, donde tenía pensado volarle la cabeza por la gran cantidad que me debía y no pensaba pagarme. Su mirada, su cuerpo y los movimientos elegantes con los que se mueve, me dejaron darle una segunda oportunidad al cretino de su padre, todo para tenerla a ella.

Me recosté en su cama, oliendo su fragancia, tenía miedo de tocarla no porque se despertara si no porque no fuera lo demasiado delicado y terminara lastimándola, no me caracterizaba por ser cariñoso o delicado, lo cual sabía que necesitaría si ella estaría en mi vida. Los moretones que tenía en los brazo me dejaba claro que su piel blanca era fácil de marcar y no me agradaba saber que mis hombres o los de su padre la habían lastimado. La mañana llego y yo no me moví de su cama hasta que se abrió la puerta dando lugar a mi hermano, mi mano derecha en todos los negocios.

-cualquier diría que estás enamorado, por la forma en que la vez- me rio acomodándome el traje al bajarme de la cama

-tonterías, aunque quien no podría enamorarse de ella

-es un buen punto, es hermosa

-es mía Dónovan – no puedo evitar dejarlo claro, no dejare que nadie se le pegue y su risa solo me saca de quicio

-claro que es tuya hermano, solo quería aclarar lo hermosa que es

-no me tomes el pelo y habla antes de que te de una paliza – levanta los brazos defendiéndose

-su padre quiere que firmes un documento donde estipule que lo dejaras en paz, a cambio de su hija – me rio, odio a ese hombre por el simple hecho de dejar a su hija en manos de un monstruo como yo, es tan poco hombre salvado su pellejo con el de su hija. A pesar de que me moleste, una gran parte de mi ama que fuera un cabron al cual pude manipular para conseguir a la mujer que quería.

-ósea no le basto con mi palabra- mi hermano asiente y no me queda nada – bien vayamos a firmar ese estúpido papel

-me sorprende que no protestes, nadie le dice que a hacer a Nicolás Franco – me volteo a encararlo

-deja de joder y solo has tu trabajo- no dice nada más y bajamos al despacho de ese inútil hombre. Está sentado en su escritorio como si no le estuviera quitando a su hija

-señor Franco, le comentaba a su- lo callo

-no me gusta que me digan que hacer- declaro- pero esta vez se lo estoy dejando pasar, si me deja llevarme a su hija antes de lo estipulado

-firme el documento y será toda suya, no necesitara preguntarme nada – enarco una ceja, sí que es una cabron que no siente ni un poco de amor por su hija

-bien- saca el documento y lo extiende, sé que estas cosas pueden traer algo oculto, así que se lo doy a Dónovan y me paro- Dónovan lo revisara y cuando despierte su hija se lo entregare firmado

-ese no es el trato – se levanta

-creo que usted no tiene voz ni voto aquí, porque lo estoy dejando vivo, pero en cualquier momento puedo matar a toda su familia y llevarme a su hija- se vuelve a sentar, me agrada dejar claro que soy yo el que manda y no ese viejo que se cree mejor que yo

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