CAPÍTULO 16

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Raven:

Soy consciente de que debo deja de tomar de esta forma, me duele la cabeza y aunque siempre que tomo logro dormir casi sin problemas la sensación al día siguiente no es de mi agrado

No recuerdo todo lo que hice, pero soy consciente de que me escape para visitar la tumba de Oliver, de que gaste una gran cantidad de dinero en Eleonor y de que tal vez Dónovan sufra las consecuencias de lo que hice, suspiro y agradezco que ninguna criada haya entrado a levantarme para abrir las ventanas, así que la habitación sigue siendo reconfortante para estar todo el día, solo que sé que por alguna razón no me han llamado a despertar y no creo que sea buena, así que me quejo salgo de la cama, abriendo yo misma las ventanas, repasando el campo, veo más vigilancia de lo normal y no se mueven de su lugar están parados literal en mi ventana, como si esperaran impedir que me escape

Se abre la puerta y cuando me volteo veo a Eleonor con la cabeza gacha

-¿está bien señorita?, le traje una pastilla para el dolor de cabeza y agua eso la hará sentir mejor- frunzo el ceño, ella ya no me hablaba de esa forma

-¿Qué pasa?- niega con la cabeza pero sigue si verme a la cara -¿Eleonor, te dije algo anoche?

-no, para nada- niega frenéticamente y levanta su mira, me acerco a ella y la tomo de la mano

-¿entonces qué pasa?

-no es nada señorita- la voz de su jefa me hace soltarla, Eleonor tiene que hacer muchas cosas asique yo la atenderé hoy

-se lo agradezco, pero yo quiero a Eleonor

-lamento decirle que es una orden del señor y yo sigo ordenes de el no de usted- su tono no me agrada y tampoco que se crea superior a mí y mucho menos me gusta que Nicolás este tratando de alejar a mi única amiga

Eleonor hace una pequeña inclinación para despedirse de mí y sale de mi cuarto, respiro y cierro los ojos, hoy no será un buen día

-¿quiere que le prepare la ducha?- esa vieja no hará nada por mí, paso de ella y salgo de mi habitación, Nicolás me escuchara

Bajo descalza directo al despacho de este y me alerta cuando escucho gritos está muy molesto y yo también, cuando trato de entra un hombre de dos metros me bloquea el paso

-muévete – demando no estoy de muy buen humor.

-el señor no quiere que nadie pase – ¿el señor?, todo el maldito señor, no lo soporto más, a mí no me prohíben las cosas y que dos personas ya se hayan creído superiores a mí me choca, no lo soporto

-me vale, lo esquivo y trato de pasar pero cuando siento sus manos en mi cuerpo grito

-no me toques- es un grito de enojo y de terror también, el recuerdo de las manos de ese sucio hombre me invaden y no soy consciente de que estoy haciendo una escena de loca

-no, por favor - grito mientras trato de alejarme de ese tipo que se acerca a cada nada para tranquilizarme pero lo que nadie entiende es que es difícil que un hombre te toque después de eso.

Todo pasa rápido el sujeto es arrojado al suelo y el gran Nicolás aparece en mi campo de visión

-Shhh tranquila, nadie te volverá a tocar te lo prometo – la voz de Nicolás me trae a la realidad. Niego frenéticamente y cuando trata de acercarse más a mí, le ruego en un grito que no lo haga

-no- necesito digerir que alguien trato de tocarme, aunque sus intenciones no eran de cierta forma malas

-llévatelo- escucho como demanda Nicolás y levanto la mirada para ver cómo Dónovan llama a dos hombres más y se llevan al que me toco

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