CAPÍTULO 37

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Peinaba descuidadamente mi cabello mientras trataba de relajarme, no me vencería de nuevo eso lo tenía claro, pero también sabia lo mucho que me quería fuera de esto, así que se que hará algo muy malo para alejarme

La caminata por el pasillo se me hacía eterna, solo quería que esta noche terminara lo más prontos posible y de preferencia con los dos en la cama acurrucados.

-señor Nicolás bienvenido- nos abrieron la que gran puerta negra, dejándome inhalar el humo de cigarro y de algo más estaba segura.

Solo lucas y Arthur entraron con nosotros, el resto se quedo fuera, pero este no era un lugar inseguro para Nicolás, era el dueño y todo estaba repleto de sus hombres

Por inercia tome la mano de Nicolás queriendo entrelazar mis dedos con los de él, pero el me aparto con delicadeza

-no aquí- el lugar no era de mi agrado, todas la caras posada sobre mí, las mujeres en mal estado siendo vendidas e incluso siendo tocadas enfrente de los demás, todo era repugnante – no bebas nada

Fue todo lo que dijo antes de alejarse a pasos apresurados de mi lado, haciéndole señas a lucas que me tomo del brazo y me jalo a una esquina

- ¿Qué se supone que hacemos aquí?

-negocios – resople era obvio que ya sabia eso, el problema es que no sabia que clase de negocio estábamos a punto de hacer

Una camarera con unas únicas diminutas bragas paso a mi lado extendiéndome una bebida

-te la mando el caballero de chamarra azul- me señalo a una mesa del fondo donde un hombre me sonríe alzando su copa

-gracias – la tome de la bandeja, pero no duro en mis manos

-no bebas nada de aquí, que no entiendes y mucho menos de un hombre – espectro Nicolás, mientras me tomaba del brazo, la ternura se había ido por el caño y ahora me tomaba del brazo con fuerza

-Nicolás?

-solo camina – pasamos entre las mesas, de apuestas, las mujeres vendidas e infinidad de cosas ilegales hasta ver otras puertas, donde uno de sus hombres custodiaba, respire hondo

Lo que estuviera detrás de esa puerta me afectaría demasiado si no era lo suficientemente fuerte para soportarlo.

Otro pasillo oscuro y desolado nos esperaba, Nicolás no emitió ni una sola palabras mas y si no hubiéramos tenido sexo hace manos de media hora en su oficina y me hubiera tratado con tanto amor, pensaría que en realidad estaba enojado conmigo.

Al doblar la esquina nos encontramos con un pequeño cuarto sin ventanas, un solo foco alumbraba todo el lugar y en medio del cuarto había una silla con la persona que era víctima de mi esposo.

-señor Moretti, es bueno verlo- el hombre voltea su cuello hacia nosotros asustado, lo cual fue absurdo considerando que su cabeza tenia una bolsa negra que tapaba su visión.

-señor Nicolás le prometo que yo no sabía que...

-cállate -el hombre no es el único en dar un brinco, quiero tomar su mano para que me proteja de la persona enojada, pero el es esa persona.

No entiendo porque tanto odia hacia alguien.

-quítenle la bolsa- Lucas me ve con ojos de cordero como si tuviera pena de lo que estoy apunto de presenciar y luego sigue la orden.

Me quedo en blanco cuando veo a la mano derecha de mi padre, no suena razonable que el este aquí, si quiera que ruegue por el perdón de Nicolás

-señorita rosé, por favor dígale a su esposo que yo no tuve nada que ver

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