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Goten recién salía de los vestidores, luego de la clase de gimnasia, su materia menos preferida por cierto. Es su última clase en el día, y estaba un poco agotado, lo único que quería era llegar a casa y tirarse en su cama a dormir por el resto del año escolar.

Si es que su mente no hace de las suyas, por supuesto.

Se sobresaltó un poco al momento de sentir una mano posarse sobre su hombro de manera juguetona. Giró su cabeza a su costado, encontrándose con la siempre brillante sonrisa de cierto joven pelilila.

—Hola, Goten.—sonrió, mostrando su blanca dentadura. Trataba de no exagerar mucho, lo que menos quería es "asustar" al contrario.

—Hola.—devolvió el saludo, y volteó a mirar hacia delante en el pasillo abarrotado de alumnos conversando alegremente. Al notar que el mayor continuaba a su lado, volvió a hablar: —¿No deberías estar con tus amigos o algo?—

—¿Uh? ¿Por qué debería estar con ellos?—arqueó una ceja, llevando sus dedos índice y pulgar a su mentón.

—¿Tal vez porque son tus amigos?—habló de manera sárcastica, chasqueando un poco la lengua.

—No lo sé... estoy dudando de si lo son en realidad. Es decir, no digo que no lo sean, solo se me hace molesto que me sigan a todas partes.—suspiró ligeramente.

—¡Que curioso! Tú haces exactamente lo mismo conmigo.—rodó los ojos, avanzando un poco con la intención de dejar al otro atrás.

—Sí, pero... ¡Es diferente!—él también avanzó, temiendo que dejará de escucharle por el escándalo en el pasillo.

—¿En serio? Dime: ¿Qué ves en mi que no veas en ninguno de ellos?—alegó, está vez fijando su mirada en él.

Trunks desvió la mirada por unos cortos segundos, pensando en una respuesta que no fuese extraña para su gusto y del pelinegro. Al tener una idea clara, volvió su vista al Son, quién aún lo miraba con aquellos orbes grandes e interrogantes. A veces piensa que luce como un muñeco, de esos antigüos que suelen coleccionar las señoras de edad avanzada.

—Eres interesante.—rió divertido.

Los labios de Goten se entreabrieron con algo de sorpresa al oír la, para nada esperada, respuesta. Permaneció en ese pequeño estado de "shock" por unos segundos, pero de inmediato regresó a su semblante serio y continúo su camino, seguido del contrario que no había dejado de pisarle los talones ni por un momento.

Ya estando donde el menor acostumbra a detenerse para irse a su hogar, el susodicho paró su caminata en seco.

—¿Pasa algo?—el mayor levantó la mirada de su célular, que había sacado para mirar la hora, y arqueó una ceja.

No respondió, en lugar de eso, se dió la vuelta para encarar al famoso rey de toda la preparatoria. Sus miradas se encontraron, dejando entre ambos un ambiente que se volvió tenso en lo que el de cabellos azabaches se dispuso a iniciar la "discusión" por fin:

—Me vas a decir aquí y ahora que demonios quieres.—sentenció fuerte y claro luego de un rato, mirándole con su ceño fruncido.

Directo y al punto, tal y como su abuelo le había enseñado.

—Claro...—soltó una pequeña bocanada de aire.

Ni siquiera tenía idea de lo que le había dicho como para responder cómo si nada. Tenía sus ojos color cielo puestos en sus grandes y hermosos ojos, no siempre se le daba la oportunidad de verlos, por eso disfrutaba los momentos en los que el amargado chico le miraba a los ojos con insistencia. Lentamente bajó la mirada, ahora apreciando todas las facciones de su rostro. Su piel se veía realmente suave desde su perspectiva, no había dudas de eso; y en su mente se formuló la pregunta de que se sentiría tocarla con la yema de sus dedos.

I Like You ┇TruTenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora