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De nuevo estaba parado frente a un espejo, pretendiendo lucir impecable y supervisando que todo esté en su debido lugar. Un escenario que se está volviendo muy recurrente últimamente, y no es para menos ya que, según los estándares de belleza de la sociedad en la que vive, él es por mucho considerado alguien agraciado en cuanto a apariencia física, por lo que tiene la obligación de cuidar cautelosamente su imagen de príncipe encantador, más cuando verse bien comprende el setenta por ciento de su personalidad a perspectiva de los demás.

Es demasiado triste que sea así, pero realmente no podía hacer nada para cambiarlo. Solo acatarse a lo que la sociedad dictamina.

Y en un día tan esperado como aquel, debía esforzarse lo más que pudiera en sacar a relucir la mejor versión de sí mismo. Tanto para conveniencia propia, como para contentar a sus compañeros y superiores.

Tal y como era de esperarse desde el inicio de toda esa travesía, los resultados de las votaciones fueron claras y concisas: él ganó; por una cantidad de votos abismal a diferencia de sus oponentes, a quienes admira por al menos tener el valor suficiente para competir en algo que seguramente la mayoría de ellos sabían que no ganarían.

Mentiría si dijera que no se siente tan siquiera un poco mal por ellos, pero a decir verdad no podía remediar la situación más que felicitarlos por "ser sus rivales y ayudarlo a desarrollar su sentido de competitividad", como él mismo expresó en uno de sus tantos discursos dirigidos hacia ellos en específico, y prometiendo asignarles otros cargos dentro del consejo estudiantil del que ahora es el nuevo líder.

Aún recuerda detalladamente el momento exacto en el que informó a su familia de las buenas noticias, siendo su madre, abuelos y hermana lógicamente los más alegres en el asunto, mientras que su padre únicamente lo felicitó por medio de una videollamada que tuvo una duración mayor de lo usual, y al finalizar, le aseguró un gran obsequio de su agrado que llegara a su posesión en cuanto regrese a casa de su viaje de negocios.

Sentía curiosidad por saber que es este regalo, agregando a esto la conversación que aún tiene pendiente con su progenitor desde hace ya unos meses.

No pudo dormir en toda la noche a causa de todos los pensamientos que ahora habitan su cabeza, y por consiguiente, unas horripilantes ojeras hicieron aparición debajo de sus párpados, dándole un aspecto más cansado del que habitualmente tiene, y para nada iba a permitir lucir como si no hubiese dormido por más que esto sea cierto.

Afortunadamente, su hermana menor, al escuchar sus constantes lloriqueos y harta de lidiar con los mismos en pleno desayuno a las cinco de la mañana, aceptó prestarle un poco de corrector de maquillaje para tapar aquellas bolsas bajo sus orbes con tal de que cerrará la boca y la dejase degustar de sus alimentos en paz. Nunca pensó decir aquello en voz alta, pero agradecía profundamente la existencia del maquillaje para ese tipo de ocasiones.

Volvió a apreciar su figura a través del espejo de cuerpo completo en el vestidor masculino, asegurándose por quinta vez de que no hubiese nadie mirando como se humillaba a sí mismo. Tocó un poco la zona donde yacían las ojeras con las yemas de sus dedos y hundió un poco la pequeña brocha dentro del embase cilíndrico, para segundos después sacarlo y comenzar a aplicar el contenido sobre su piel, riendo un poco en el proceso a causa de las leves cosquillas.

Bra había sido muy específica en el método de uso y el color que debía utilizar para no acabar haciendo el ridículo luciendo como un payaso de circo. Según la chica, debía "jugar con la paleta de colores", en este caso utilizando dos tonos más claros que su piel, por recomendación personal de la menor, quien es una gran amante del maquillaje y en general los artículos femeninos. Trunks estaba dispuesto a creer ciegamente en sus palabras, esperando muy a sus adentros que no se trate de una broma de muy mal gusto.

I Like You ┇TruTenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora