Parte IV

631 51 9
                                    

Al tocar la primera campanada en el valle de La Paz, anunciando ya el medio día, en la pequeña habitación del restaurante, Tigresa fue la primera en despertar, pues de su 'hermano' se oían unos tenues ronquidos, algo que no siempre pasaba era eso precisamente, el que ella despertara primero. Esperó a la segunda campanada, jugueteando con los adornos encima del techo (duermen en literas), esperando a que Po despierte, y en efecto lo hizo al escuchar la segunda campanada. Ella sonrió cuando lo escuchó decir: "Despierta dormilona".

Un pequeño golpeteo apareció en la ventana, Po extrañado se acercó a la ventana y la abrió, seguido una piedrita le dio en la frente, era Kay el lobo de hace ya 3 días. Tigresa acudió preocupada y lo vio desde la ventana.

— ¡Por favor Tigresa, lo siento tanto!, Vuelve conmigo — era el lobo, rogando desde la calle.

— Otra vez tu, Kay. Te e dicho mil veces que no. Después de lo que sucedió no te perdonaré, además vienés a mi casa y lo primero que haces es golpear a Po en la cara con una piedra.

— Tigresa... — ruega.

— No. Vete, busca a otra persona y deja de molestar. — con eso el lobo se retira, una vez más. La felina va hacia donde está Po, quien tenía una mano en la frente.

— ¿Estas bien?

— ¿Se nota algo? — pregunta el panda frotando su frente.

—(sonriendo) Nada que... — Tigresa lame su pulgar y lo pasa por su frente — ...no se pueda solucionar.

— iuh...

Abajo, su padre el ganso empieza a llamarlos. Ellos bajan uno seguido del otro.

— Deben empezar a levantarse más temprano, si siguen así terminarán como el señor Loh — señala con el cucharón a un viejo jorobado, ambos lo ven de reojo, bien feo.

— Si — dijeron al unísono. Ambos empezaron a tomar sus quehaceres, no habían tantos clientes esta vez. Mientras Tigresa picaba Po tenía que remover la sopa. Su padre se encargaba de los fideos, no había nadie mejor que él para hacerlos...

— ¿Qué era ese escándalo que se escuchaba? — pregunta su padre.

— Amm.. Ese lobo vino de nuevo a fastidiar. — responde Tigresa, pasando una orden al comensal.

— Tendré que llamar a los guardias si no deja de molestar, ¡Asusta a mi clientes! — dijo yéndose a tomar las órdenes.

Hubo algo de silencio en la cocina.

— Po. — llama.

— ¿Si?.

— ¿Iras a la plaza hoy?... Digo, tu dijiste que saldrías hoy.. — tenía su vista fija en lo que hacia.

— Si. ¿Quieres venir?

— ¡Claro! — dijo apresuradamente, se notaban sus ganas de ir. — ¿Que haces ahí?

— Nada. Sólo camino. — sonríe moviendo la sopa.

Al pasar las horas, Tigresa se vistió con su chaleco rojizo y un pantalón marrón, lista para salir.

— Pa. — dijo Po al ganso que estaba en la cocina — iremos a la plaza.

— ¿Ambos? — dijo extrañado.

— Si, yo lo cuido papá — dijo la felina saliendo primero. Po encoje los hombros.

Dicho y hecho, ambos salieron. No era raro ver a Po y Tigresa juntos, lo extraño era verlos juntos fuera del restaurante, gracias a ello se ganaron un par de miradas curiosas. Cuando llegaron a tal plaza, Po se sentó.

¿Hermandad, Amistad ó Amor?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora