Al salir el sol dando su resplandor e indicando el comienzo del segundo día, un día antes de su gran inauguración. Las campanas de la bulliciosa ciudad, sonaron allá a la distancia, y como no era de esperarse, Lueng entro a la zona de atrás del local donde estaban las habitaciones he hizo sonar un gong de mano, que enseguida puso alerta a ambos jóvenes. Po calló de la cama alborotado y Tigresa dio un gran brinco, despojándose de sus sabanas, salieron de inmediato.
-¡Buenos días!, mañana es la gran inauguración. No hay tiempo que perder.
-¿Qu-ue horas son? – dijo el panda con una mano en los ojos, veía aun borroso del sueño. O era el o veía de noche aun.
-¡Las un cuarto para las cinco de la mañana! – Dijo el cerdo.
-Vaya, hora.... Buenos días Po. – dijo la felina, acomodando un poco sus ropas.
-Buenos días...
Ambos se cambiaron y salieron a la sala principal del establecimiento. Ahí estaban los diez ayudantes: cinco conejos, todos de la misma familia, Po los eligió por su alta eficiencia y rapidez, uno de ellos, el hermano mayor, toma papel de auxiliar de cocina. Dos jóvenes gacelas, delgadas y amigables, gemelas, perfectas meceras, según Tigresa. Un ganso, joven de su edad, atenderá la caja y los pedidos. Un alto tigre, muy galán y educado, lo recomendó Lueng, por su educación académica y formal. Y por último, una zorra, elegida por ser la más astuta, en temas culinarios de todos los entrevistados. Ambos hermanos repartieron los puestos a todos los ayudantes.
-Bien auxiliares, vengan con nosotros a la cocina, tenemos poco tiempo para enseñarles las recetas de los diferentes platillos – dijo con voz de mando el panda – Lueng, nesecito que instruyas a los demás en sus que haceres.
-¡No se preocupe señor Po, delo por hecho! – dicho esto reunió a los ocho restantes e instruyo en sus deberes.
Lueng y los cuatro conejos se encargaron de la gran propaganda, pues la noche siguiente seria la inauguración del local, diseñaron volantes y enviaron a hacer mas, muy llamativos por cierto, pegaron volantes en los muros de la ciudad de manera estratégica, mucha gente se acercaba a ver de que se trataba. Los restantes daban limpieza y mantenimiento al lugar, decoraciones alusivas, tales como velas, perfumes ambientales. Ordenaron las mesas, las sillas he hicieron que el balcón de la parte de afuera se viera espectacular; fue ahí cuando el tigre vio a lo lejos el gran palacio de los maestros y se le ocurrió una fantástica idea, que desde luego hizo comunicar a Lueng quien venia de repartir los volantes y la demás propaganda.
-Señor Lueng... disculpe. – el cerdo voltea – estaba pensando que podríamos invitar a los maestros de Disay, eso daría una gran impresión de nuestro local.
-¡Estupenda idea!... pero yo estoy muy cansado, ¿no chicos? – los demás conejos asintieron.
-Yo iré personalmente. – Tomó uno de los volantes y una de las invitaciones especiales, esta se daba a las personas mas renombradas de la ciudad. – Nos vemos. – El tigre se fue camino al palacio.
Las cosa en la cocina no podría ir mejor, cada uno le enseñaba a un auxiliar, el conejo comprendía muy bien y la zorra aprendia muy rápido, lógicamente aún más que el conejo. El conejo en las distintas pruebas que le hicieron ambos hermanos lo hizo mucho mas rápido que la zorra, en cambio ella sabía como hacer casi todo, pero era lenta.
-Tienes que mejorar la velocidad Alú - dijo Tigresa, que era su maestra, ni loca se la dejaría a Po, se distraería mucho según su pensar.
-¡Si!
-Me sorprende que aprendieras a hacer todas las recetas – la zorra le sonrió – debes estar muy cansada, ve adescansar – ella se va a sentar a una de las mesas del restaurant, al igual que su compañero Thong, el conejo. Tigresa se sienta en una de las sillas de la cocina y limpia su rostro con una manta.
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¿Hermandad, Amistad ó Amor?
RomanceUn comienzo diferente, con un acontecer normal. Po y Tigresa.. desde que son pequeños se han conocido, se criaron como hermanos en un orfanato, tanta es su amistad o hermandad que no se puede decir si es algo mas. ¿Que pasara en un futuro, cuando se...