Cobardes

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Advertencia 

El siguiente contenido es para mayores de 17-18 años, y por cumplir mayoría de edad. Se utilizará lenguaje soez, inapropiado, vulgar, de índole sexual o explicito para la descripción de escenas o conversaciones; esto sin afán de ofender o denigrar a ningún género, gusto o interés. Te pido encarecidamente que respetes esta advertencia y la tomes en cuenta antes de leer este capitulo. También respeta a quienes se toman el tiempo de leerlo y comentan. Gracias





Cobardes


Un sonido golpeaba su cabeza, era constante, incesante, repetitivo, golpeaba de lado a lado; solo quería levantarse para pararlo, pero su cuerpo no respondía y sus ojos tampoco se abrían. De su boca solo pudo soltar un quejido y con mucho esfuerzo abrió los ojos.

A lo mucho, mientras se aclaraba su vista pudo ver algo blanco pegado a su cara y el color de la madera... de ese cuarto. Quiso levantarse pero el dolor de cabeza se hizo presente, era la jaqueca, estaba en la cama de alguien, cubierta con sabanas.

—Maldición, no sale... — viendo a su alrededor lo notó a él y cayó en cuenta de donde estaba, poniéndose de costado, viendo hacia el tigre, lo notó y lo notó muy bien, porque estaba desnudo, tallándose los brazos y pecho con algo. Tigresa solo sonrió.

Pero no de alegría, sino un esfuerzo por no echarse a llorar, sentía ganas de vomitar y una bola en su garganta terrible.

—"¿Con que así perdí mi flor?, mi pureza" — dijo sin sentir su ropa encima, aun viendo al tigre tallarse con fuerza los brazos preocupado, entrando en aquel cuarto de baño — Haahh... duele todo, Haahh... — se quejo llevando sus manos a su cabeza y rostro, no pudiendo mover nada más. Fung sale, algo alarmado viendo a todas partes — ¡Aaah!, ¡cúbrete idiota! — dijo cerrando los ojos tras ver su 'cuestión'; Fung rápidamente se cubre con lo que tenia más a la mano, un jarrón. Se puso a buscar su ropa

—Perdón, perdón, perdón... — sale de la vista de ella.

—Haahh... ya e visto suficientes... penes en toda mi vida — dijo haciendo el esfuerzo de levantarse, asqueada, mareada y adolorida

—Tómese este té, señorita — se le acerca el tigre con una taza. Tigresa pone la mano entre ellos, para que no se acerque

—So-solo... busca mi ropa, iré a tirarme del puente... — dijo respirando lento aguantando las náuseas

—¿Su ropa?, la trae puesta señorita — este sonríe, insistiendo con el té. Tigresa se descubre de la manta y soltando todo el aire de sus pulmones se desmaya.

Pasó un tiempo y ambos estaban sentados a la mesa, Tigresa bebiendo el té con un paño en la cabeza, para aguantar la jaqueca, despacio pero a buena letra.

—Para aclarar... ¿No hicimos nada estúpido anoche, cierto?

—Bueno, estúpido, estúpido... pues si, no haber contratado más seguridad, por ejemplo

—No, tarado, me refiero... entre nosotros — dijo con el pelo levemente erizado — no siento mis piernas... casi

—jeje... descuide, no llegamos a nada de "eso".

—¿llegamos?

—Si, luego del beso — Tigresa se cubre el rostro con la otra mano por vergüenza — insistió en hacerlo... rompió mi camisa

¿Hermandad, Amistad ó Amor?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora