Añil

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— ¿Otra vez tú aquí pecosa? — le gritó nada más verla llegar a la escena

— ¿Qué pasa Peterson? — contestó ella sin inmutarse — ¿Tienes miedo de que te quite el trabajo? — Y luego pasando por debajo de la cinta policial agregó — Además, no tienes derecho de llamarme así, tú fea cara también está llena de pecas

Elsa la miró enfadada pero sus ojos reían. Anna llegó junto a ella y ambas se estrecharon la mano.

— ¿Por qué siempre apareces para causarme problemas? — Elsa Peterson era una despampanante mujer rubia de 36 años, 1.70 cm, con las piernas más largas y torneadas que Anna había visto y un trasero capaz de tumbar de espaldas a cualquiera. Sus ojos eran azules y profundos y sus labios finos y brillantes. Poseía unas facciones afiladas que le conferían el amenazador aspecto de un halcón y la elegancia de un lince

— Mi trabajo es estar con la noticia mujer, no es mi culpa que siempre te carguen los mejores casos — respondió Anna riendo. Anna por otro lado era una joven pelirroja de 30 años, 160 cm y un cuerpo esbelto forjado por las extenuantes sesiones de gimnasio a las que se sometía cada mañana. Ella se consideraba guapa pero Elsa constantemente se mostraba en desacuerdo. Tenía una nariz pequeña, redonda y respingada que hacía juego con sus mejillas redondas y anchas confiriéndole un aspecto infantil. Sus ojos de un azul pálido resplandecían como dos zafiros en medio de un rostro surcado de arriba abajo, de un lado a otro, con cientos de minúsculas pecas que resaltaban ese aire infantil.

— ¡Los mejores casos! — soltó Elsa con un bufido, — si tuvieras que lidiar con todo el papeleo y mirar todos esos cuerpos vejados de todas las formas que te puedas imaginar seguro que no pensarías igual.

Anna le dirigió una sonrisa cómplice

— Lo hago, Peterson, son los gajes del oficio

Elsa no pudo más que sonreír pensando que tal vez Anna tuviera razón

— ¿Bueno, me vas a decir qué fue lo que pasó o...?

— No pierdes el tiempo, mocosa — dijo Elsa y dándose la vuelta le hizo una seña para que la siguiera

Elsa era detective de homicidios de la policía de Nueva York y llevaba gran parte de su vida en el trabajo. Su padre había sido policía antes que ella llegando a ocupar el puesto de sub comisionado y su abuelo también había gozado de una prolífica carrera en la policía, por lo que lo llevaba en la sangre. Nadie se sorprendió cuando la talentosa Elsa Peterson se graduó con distinciones de la academia y muchos incluso especulaban que algún día llegaría al puesto de Comisionado de Policía de la ciudad. La carrera de Elsa había comenzado humildemente como oficial de tránsito y había ascendido rápidamente hasta convertirse en detective y posteriormente ingresar a homicidios.

Anna provenía de una familia acomodada de Midtown. Había estudiado en las mejores escuelas y sus padres esperaban que se dedicara a la abogacía como toda la familia pero lo que Anna realmente deseaba era ser periodista por lo que en contra de los deseos de sus padres había ingresado a la Escuela Estatal de Periodismo persiguiendo su sueño y graduándose con honores. Aunque una vez superada la emoción inicial Anna se topó con la cruda realidad de la falta de trabajo y las horas mal pagadas pero eso no la desmotivó y lejos de darse por vencida había trabajado duro hasta convertirse en la jefa del departamento de noticias locales del prestigioso New York Times. Aunque constantemente prefería las actividades al aire libre, persiguiendo la noticia en lugar de pasársela encerrada en la editorial.

Ambas se habían conocido unos años atrás cuando Elsa había sido promovida a teniente y Anna acaba de terminar la universidad. Habían rentado un modesto pero acogedor departamento en Brooklyn y la atracción había sido mutua. Habían vivido juntas durante casi 5 años antes de que Elsa decidiera mudarse y Anna encontrara un mejor departamento en Manhattan. Aunque la pelirroja había expresado en más de una ocasión sus intenciones amorosas hacia Elsa ésta siempre la había rechazado. Pese a todo, aun seguían siendo las mejores amigas y se reunían con frecuencia. A menudo Elsa le pasaba información exclusiva a Anna por debajo de la mesa y le daba pitazos sobre casos especialmente jugosos.

Elsanna OneshotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora