Crimen

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El barrio en donde crecí era un lugar como poco pintoresco. Abarrotado de altos edificios de departamentos que se alzaban a un lado de la estrecha calle como un enorme bosque de hormigón y concreto recortado contra el cielo oscuro. En cada departamento una familia casi siempre de más de 5 miembros, todos apretujados en el estrecho lugar, luchaba por sobrevivir día a día sobreponiéndose a los empleos mal pagados, las pandillas callejeras y los constantes rumores sobre muertos y tiroteos a solo unas manzanas de distancia.

En la otra mitad de la calle se vivía ligeramente mejor. En ese lado una larga hilera de casas muy pegadas unas con otras, con pequeños jardines y cocheras demasiado pequeñas para que cupiera ningún coche se erguían con la pintura desteñida por el sol, el césped reseco y marchito y las fachadas cubiertas de grafitis con elaborada caligrafía y palabras obscenas.

Yo vivía en una amplia pero humilde privada tapizada a cada lado por esos enormes edificios de seis departamentos. Tuve suerte. Ahí se podía vivir con tranquilidad, los niños salían a la calle a jugar hasta tarde, las personas podían aparcar su coche con tranquilidad en el amplio estacionamiento y, en general, era un lugar bastante tranquilo. Recuerdo vivamente las tardes jugando a las escondidas, corriendo detrás de un balón en el fútbol, el béisbol pateado o las cabañitas, juegos infantiles que bastaban para entretener a toda la tropa durante tardes enteras. Recuerdo también los juegos que se extendían hasta bien entrada la noche, cuando el cielo se oscurecía, el sol se ausentaba y el frío comenzaba a calar a pesar del ejercicio físico. En esos momentos los gritos de nuestras madres ordenándonos entrar rasgaban el aire y era hora de ir corriendo a casa si no querías llevarte un buen castigo.

Tuve una infancia increíble, llena de risas, de juegos, de momentos maravillosos. A pesar de que teníamos apenas el dinero suficiente para sobrevivir nunca tuve demasiadas dificultades. Tuve unos padres amorosos y atentos y unos hermanos ejemplares, fuertes y trabajadores.

Pero también hubo momentos difíciles, casi ninguno de los cuales tuve que soportar por mí mismo o sin ayuda.

Pero esta no es mi historia. O al menos no pretende serlo.

La enorme privada estaba dividida por una barda de menos de quince centímetros de altura que la cortaba transversalmente por la mitad, marcando la frontera entre dos colonias distintas, a pesar de lo cual la situación no era mejor en ninguna de ellas.

En la otra mitad de la privada, la que pertenecía a una colonia distinta con un nombre bastante esperanzador que hacía contraste con la cruda realidad, vivían dos niñas. No creo que nunca pueda olvidarlas aunque mis recuerdos sobre ellas son bastante borrosos.

Vivían en el último edificio, el que estaba en la esquina de la calle. No es que tuviéramos más dinero que los vecinos, pero hasta entre los pobres existen niveles y ese edificio distaba mucho del resto de departamentos que componían la privada. Estaba pintado de un sucio y desvaído color blanco con manchas de lo que parecía verde, azul o morado, era difícil distinguir con claridad debido al abandono y los grafitis. Creo recordar que la mayor parte del edificio estaba abandonada, tan solo tres casas estaban ocupadas y, si la memoria no me falla, poco después una de las familias se mudó con lo que solo quedaron dos inquilinos.

En el primer piso, en la esquina, justo al lado de la pequeña calle poco transitada se hallaba una pequeña tienda. Era en verdad pequeña pues había sido adaptada precariamente en el reducido espacio delantero de la estrecha casita. Sobre esta, en el segundo piso vivía una familia en condiciones que aun hoy me resulta horrible imaginar. Tan solo conocía a los hijos, tres en concreto, pero de vez en cuando veía la silueta de la madre que se adivinaba a través de las apolilladas cortinas y escuchaba rumores sobre el padre, un borracho sin empleo que llegaba a altas horas de la noche y descargaba su ira y frustración sobre su indefensa mujer y sus inocentes hijos.

Elsanna OneshotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora