Un último beso

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La música envolvía la atmósfera y ambas cantaban y reían. Se la estaban pasando bien.

Afuera la oscuridad aterciopelada de la noche flotaba alrededor del lujoso Sentra como un fantasma cubriéndolo todo. La luz lánguida de la Luna moría sin penetrar en la honda oscuridad y la luz amarillenta de los faros del auto solo alumbraba unos cuantos metros por delante el serpenteante camino que se abría paso temerariamente por el borde del acantilado.

Elsa conducía mientras Anna ocupaba el asiento del pasajero.

Su cabello castaño rojizo lanzaba de cuando en cuando hermosos reflejos dorados a la débil luz de la Luna. Sus redondas mejillas sonrosadas y llenas de pecas enmarcaban sus finos labios carmesí y sus destellantes ojos azules. Elsa la miró durante unos segundos. Era hermosa.

Anna por su parte no podía apartar su vista de Elsa que con su hermoso cabello platinado y sus gruesos labios rojos la hacían derretirse.

― Eres muy hermosa ― soltó de pronto Elsa regresando la vista al oscuro camino

Anna se sonrojó un poco y rió

― También eres muy hermosa Elsa ― Contestó Anna a su vez riendo mientras la tomaba de la mejilla para besarla

El frío contacto de su piel contra sus manos era hechizante, era extrañamente cálido y relajante

― Cuidado casanova ― dijo Elsa tratando de apartarse con suavidad, ― harás que nos desbarranquemos

Ann miró por la ventana. Del otro lado del vidrio la oscuridad era casi total y solo se distinguían algunas sombras y siluetas vagas por aquí y por allá y las luces de la ciudad a lo lejos, enmarcando el horizonte

― Bueno, con una conductora tan experta como tú yo no me preocuparía ― contestó regresando a su asiento y abrochándose nuevamente el cinturón de seguridad ― Pero tienes razón, no más distracciones, no quisiera que me culparas a mí si llegamos a chocar por tu culpa

Elsa la miró con mirada dura y tras unos segundos volvió la vista al camino con una sonrisa en los labios

Siguieron el camino durante cerca de 15 minutos más con la música a todo volumen mientras cantaban y reían. Anna incluso sacó de su bolso un paquete de pasas cubiertas de chocolate que ofreció a Elsa, aun cuando sabía que ella odiaba las pasas.

― Vamos, éstas te van a encantar ― insistió Anna

― Sí claro, eso mismo dijiste las diez primeras veces y ¿sabes qué? No, no me encantaron

Anna hizo un puchero y giró la cabeza molesta. Entonces tuvo una idea

― Elsa, ¿segura que no quieres probar mis pasas?

Elsa rió fuertemente

― Eso definitivamente suena muy mal cariño

Giró la mirada para encontrarse con el rostro de Anna muy pegado al suyo con un par de pasas en los labios y un rastro de chocolate que baja por su cuello hasta el escote de su camisa.

Elsa se mordió los labios con deseo. Acercó sus labios a los de Anna

Pero súbitamente se alejó y volvió a concentrarse en el camino

― Bien pensado, pero no va a ser suficiente, además, no sé si lo notaste pero voy conduciendo y tengo la mala costumbre de mirar al frente cuando conduzco, no sé, quizás es solo asunto mío pero no lo puedo evitar

Elsa se rió de su propio chiste ante la mirada molesta de Anna

― Tú te lo pierdes ― dijo ella y se acomodó una vez más en su asiento

Elsanna OneshotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora