Intro: Las nubes que cubrieron las estrellas

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Cuando finalmente logró refugiarse de la lluvia en una solitaria tienda de conveniencia, Lumine alargó un suspiro.

Eran las 2:40 am. El frío calaba sus huesos mientras sus botas empapadas hacían un chirrido al caminar; tenía tanta hambre como doloridas sus piernas y tenía tanto sueño que apenas podía mantenerse en cuatro de sus sentidos.

—Buenas noches, ¿Puedo ayudarte en algo? —el encargado de la tienda la saludó. Su cabello azul pastel y su tono serio, pero amable le hizo pensar a Lumine que era un chico carismático— ¿Tal vez una toalla?

La rubia sonrió, luego miró el enorme charco de agua y tierra bajo sus pies.

—Lamento la intromisión... y el desastre —señaló apenada el lodo formándose frente al mostrador— ¿Tienes algún teléfono que pueda usar, por favor? El mío murió hace unas horas y necesito contactarme con unas personas.

—Por supuesto, puedes usar el que está en la bodega —el chico azul indicó con un breve gesto de cabeza.

Lumine agradeció antes de hacerse camino al teléfono del lugar.

Marcó un número, que probablemente contaría como larga distancia en el recibo del dueño, y esperó pacientemente en la línea.

¿Hola? — Lumine frunció el ceño reconociendo la voz de inmediato, pero estaba segura que no había marcado incorrectamente.

—¿Jean? —quiso asegurarse antes de proceder con la conversación.

¡Ah! ¡Lumine! Finalmente, estábamos preocupados. La señora Mao llamó y nos dijo que aún no llegabas a la residencia. ¿Dónde estás ahora? ¿Todo está bien? — la usualmente calmada voz de Jean se escuchó más apresurada de lo normal, evidenciando su agobio por la seguridad de la rubia.

—Perdón por las molestias. Pasé mucho tiempo en Wangshu y perdí el último autobús a Liyue. Tomé un taxi, pero me dijo que su límite era en Luhua.

¿Caminaste desde ahí hasta Liyue? —cuestionó alarmada.

—No fue para tanto —Lumine de verdad deseaba que Diluc hubiera respondido su maldito teléfono —, ya llegué. Mojada hasta la médula, pero estoy aquí.

La exclamación de la chica en la línea fue suficiente para que Lumine se arrepintiera de sus palabras.

¡¿Estuviste bajo la lluvia?! ¿Por qué no esperaste a que-?

—Sí, Jean. Sólo es agua, estaré seca en una hora. ¿Podrías simplemente pasarme a Diluc? No me gustan los interrogatorios —tampoco le gustaban los regaños o los sermones de la señorita Dandelion, pero muy en el fondo sabía que detrás de sus duras palabras o sus millones de preguntas, se albergaba un genuino aprecio casi fraternal.

Lumine supo que había tomado a Jean con la guardia baja cuando la escuchó carraspear nerviosamente. Luego se escucharon voces lejanas y finalmente el móvil llegando a las manos de su dueño. Diluc saludó de la misma forma átona que lo caracterizaba; sin embargo, era toda la tranquilidad y sensatez que una abatida Lumine requería en ese momento.

Me alegra que llegaras a salvo —a diferencia de Gunnhildr, Diluc intuyó que Lumine estaba tan agotada que lo último que quería escuchar eran los sermones de sus amigos de Mondstadt— Le diremos a la señora Mao que vas en camino.

—Muchas gracias, Diluc —murmuró, sus párpados pesando y su cabeza recargándose involuntariamente en la pared —Sé que ya se los dije, pero por favor cuiden de Aether por mí. Díganle que ya estoy aquí y haré lo posible por visitarlo el mes que viene.

Aether estará bien, ambos estarán bien —quiso confiar en sus palabras, pero todavía sentía ese terrible nudo en su pecho al siquiera pronunciar el nombre de su querido hermano— Esperamos tu visita, Lumine.

No te olvides de llamarnos todos los días —la voz de Jean logró colarse al fondo de la llamada —Buena suerte en Guhua.

Finalmente se despidió, agradeciendo a ambos por responder incluso si era tan tarde. Prometió llamar para saber del estado de su hermano y, muy en el fondo, para disipar la soledad que le provocaría estar en una nueva ciudad y no conocer a nadie.

Tomó una bocanada de aire antes de sacar un pedazo de papel empapado de su chaqueta. Tecleó el número y espero de nuevo en la línea.

—¿Hola? ¿Señora Mao? Sí, justamente acabo de hablar con él también. Por fin llegué...

Al salir de la bodega, el tierno chico de cabello azul seguía ahí, pero el horrible charco de lodo no. La contraria dedicó una sonrisa de disculpa antes de tomar un simple sándwich de pollo y ponerlo en el mostrador.

—Perdón si es muy entrometido de mi parte, pero ¿podría saber de donde vienes? —cuestionó casi sin preámbulos.

—Vengo de Mondstadt, me estableceré aquí un tiempo —respondió, sacando billetes de mora empapados y colocándolos en el mismo lugar que su sándwich.

El chico no pareció darle importancia a aquel detalle.

—Oh, tiene sentido. Tu acento te delata —guardó silencio mientras registraba el producto —¿Es tu primera vez en Liyue?

Ciertamente no lo era. Lumine había estado aquí un par de veces con el resto de los chicos en sus grandes presentaciones.

—Honestamente no. Conozco un poco la ciudad y la cultura, por eso quiero vivir aquí un tiempo. Además de que mi nueva escuela queda a pocos minutos de aquí.

Pudo apreciar el semblante del contrario iluminarse con sus palabras.

—¿La Academia de Guhua? —Lumine asintió— Que coincidencia, soy alumno también. Mi nombre es Chongyun.

—Lumine, es un placer conocerte.

—Si necesitas ayuda con algo, no dudes en buscarme. Clase B de segundo año o suelo estar en el club de espiritismo la mayor parte del tiempo.

—Gracias, Chongyun. Es bueno tener un apoyo en mi primer día de clases.

—No hay nada que agradecer.

Chongyun se ofreció a llevar a Lumine hasta la residencia Mao, pero la rubia se negó cuando la dulce acción implicaba dejar la tienda por un rato y en mitad de la madrugada. Fue así como emprendió camino a aquel que sería su próximo lugar para dormir durante un año entero.

La señora Mao la recibió con gran afecto y agradeciendo a todos los dioses por traerla viva hasta la residencia. Le indicó su habitación provisional —porque sería imprudente despertar a su compañera de cuarto a altas horas de la noche— y luego la obligó a tomar una ducha caliente para prevenir un resfriado.

Lumine cayó profundamente dormida cinco minutos después de haber tocado las sábanas. Lamentablemente, su inconsciente no quiso darle el descanso que merecía y proyectó sueños de su adorado hermano, encerrado en su hogar de Mondstadt y anhelando tener devuelta todo aquello que había perdido.

"Eres fuerte, Aether. Podrás recuperarte pronto."

"

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I destroyed our constellation | Genshin Impact AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora