Décima estrella: Desamparo

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—Tenemos que decidir ahora, ¿cierto? —preguntó Jean, con el ceño fruncido en preocupación.

Diluc, que se sentó en la cabecera de la mesa, asintió con pesar.

A ninguno de los presentes les agradaba la idea de tomar una decisión tan radical en tan poco tiempo, pero no les quedaba otra opción. El nuevo álbum, la gira internacional y las promociones estaban a la vuelta de la esquina y los humores por los suelos.

Varka quiere que decidamos ahora —Kaeya intervino —, o él toma las riendas de esto. Y creo que todos aquí conocemos sus propuestas —les recordó.

—Entonces, nos gustaría conocer tu opinión, Lumine —le hizo saber Diluc.

Lumine detalló la fina madera de roble de la mesa, sus labios fruncidos en una mueca que denotaba sus ganas de soltarse a llorar. Era tan difícil pensar en sus propios anhelos al mismo tiempo que los intereses del grupo y, por sobre todas las cosas, el deseo de su hermano. Había una punzada en su corazón que no la dejaba en paz, esa sensación de que su más grande sueño se volvería añicos en cuando lo hiciera saber a los chicos, pero se acrecentó tanto cuando su mirada chocó con la de su afligido hermano. La cicatriz en su garganta, sus orbes brillantes y la delgadez de su rostro. Todo se sentía tan mal.

—Yo, yo... —el dolor siguió ahí, pero ella era tan fiel a su corazón, tan egoísta. Había querido irse un millón de veces antes, pero está vez algo se sentía diferente; había un pequeño reflector sobre su rostro que le daba la calidez que toda una vida en las sombras le había negado. Y bastó esa señal en su alma para que su decisión brotará de sus labios en una voz trémula— Quiero hacerlo —admitió —Quiero ser la vocalista principal de Favonius.

La declaración hizo que el mundo se detuviera en un silencio casi abismal solo para volver a la normalidad cuando Kaeya suspiró profundamente y le dedicó una sonrisa. Los demás parecieron dejar escapar otra clase de sentimientos en sus respiraciones, pero eso fue suficiente para seguir avanzando en la difícil conversación.

—Aether, ¿Estás de acuerdo con esto? —Diluc se dirigió al mayor de los gemelos esta vez.

El chico no levantó la cabeza, ni siquiera cuando sus manos se apretaron sobre el marcador negro antes de abrirlo y comenzar a escribir sobre el pequeño pizarrón blanco. La acción duró a penas diez segundos, pero Aether demoró más antes de finalmente girarlo hacia Diluc el tiempo suficiente para que sólo él leyera sus palabras, azotar el objeto contra el comedor y salir corriendo del lugar. El mal presentimiento de Lumine cobró forma y fue la peor de todas las que imaginó.

Por inercia quiso ir tras él, buscando la mirada de Diluc para una explicación, el contrario negó con la cabeza antes de indicarle las palabras desordenadas escritas en el pizarrón.

“No quiero que lo haga."

La realización fue un golpe doloroso contra su cabeza y entumeció todo su cuerpo. Se dejó caer en la silla y tiró de su cabello, dejando que todo a su alrededor se volviera caos por unos segundos cuando el resto comenzó a leer el mensaje de su hermano.

Lloró, por supuesto que comenzó a llorar. Más discusiones sobre quién debería ir a buscarlo antes de definir que lo dejaran un rato a solas. De nuevo, el reflector fuera de su alcance y el viento frío de las sombras envolviendo todas sus articulaciones.

—Quiero escuchar sus opiniones —Diluc volvió a tomar el mando de la conversación cuando el silencio inundó el comedor —Y, por favor, sean objetivos.

I destroyed our constellation | Genshin Impact AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora