Después de tomar la radical decisión de separarse de todos sus amigos y familia en Mondstadt y negarse rotundamente a continuar con la música, Lumine se enfrenta a su nueva y solitaria vida en Liyue.
Aunque muchas de las nuevas personas que conoce s...
⚠️Leve mención de enfermedades crónicas-degenerativas⚠️
Mucho texto.
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Cuando Xiao fue invitado por su hermano mayor al Pabellón Liuli para conocer a sus amigos de Mondstadt, no se imaginaba cuánto cambiaría su vida a partir de ese momento.
Desde el primer instante en que lo conoció, Aether cautivó su alma con esa sonrisa tonta que lo obligaba a cerrar los ojos. Era muy atento, amable y disfrutaba la compañía de cualquier persona. Aether se robaba hasta el corazón del alma más cerrada y Xiao, por supuesto, no fue la excepción.
Pero era completamente distinto quererlo de amarlo. Quererlo se limitaba a disfrutar de su luz, su consuelo, su risa, su apoyo incondicional y su amor por la música manifestado en pequeños tarareos aleatorios o sesiones tontas de karaoke entre sus amigos. Amarlo implicaba ver su oscuridad, sus lamentos, las noches enteras maldiciendo a todos los dioses por la muerte de sus padres, todo lo que le ocultaba a su hermana y, después de unir las piezas del complicado rompecabezas que resultaba su vida, tenías que cargar con el peso de conocer su otra identidad. Y Xiao había pasado por ambas cosas.
Conocerlo en todas sus facetas también te hacía pelear con él muchas veces, por su obstinación, esa vista nubosa que lo hacía creer que todo lo malo que decía o provocaba era para el bienestar de los demás y el de su hermana. Xiao intentó muchas veces hacerle entrar en razón al respecto y lo lograba; no obstante, hubo algo en particular de lo que nunca lo hizo cambiar de opinión.
Xiao intentó hasta el final que Aether dejara de asumir los sentimientos de Lumine respecto a todas las cosas, en especial con la música. Él nunca la conoció en persona, pero sabía de primera mano lo abrumante que es dejar que tus hermanos hablen por ti y agachar la cabeza para estar de acuerdo.
Incluso con sus cuerdas vocales arruinadas, Aether seguía quitando la voz y el voto de Lumine.
—No lo entiendes —le dijo Aether una vez, cuando sus manos temblorosas apenas podían formar palabras —Me dijo una infinidad de veces que sólo seguía en el grupo por mí. Por muy buena que sea escribiendo y componiendo, ella odia la música. ¿Qué te hace creer que le gusta cantar si no está conmigo?
—Tal vez porque nunca ha intentado hacerlo sin ti —afirmó él en un tono estremecedor, provocando que Aether aguantara la respiración —Y tú tampoco se lo haz permitido. ¿No te das cuenta de lo mucho que te ama como para dejarlo todo por ti?
Aether quiso hablar, la frustración de no emular ni un sonido llegó a él igual de pronto que las lágrimas acumulándose en sus ojos. Xiao tuvo el impulso de abrazarlo, pero no sé atrevió.
