—¿Puedo pasar? —las manos de Lumine se encresparon en el momento que escuchó la voz de Kaeya desde el marco de la puerta. La rubia ocultó su repentina sorpresa y se limitó a darle un simple asentimiento.
La habitación estaba tal como Alberich recordaba, sólo faltaban un par de libros en la estantería y todos los artículos del tocador habían desaparecido; en el armario solo quedaban los excéntricos vestuarios que Lumine solía usar para las presentaciones. El cuarto se sentía vacío, incluso cuando aun no se iba la propietaria de ese nido de memorias.
—Estoy empacando mi ropa —dijo con frialdad, sin molestarse en dejar de darle la espalda. Realmente no estaba de humor para lidiar con el baterista, lo cual era contradictorio. ¿Para qué dejarlo entrar en primer lugar?
Ambos prevalecieron en silencio por un rato. Lumine en ningún momento dejó de guardar sus prendas, por lo que no se percató de la mirada abundante de tristeza del chico en la entrada hasta que su voz trémula lo delató.
—Todavía puedes arrepentirte.
—¿Arrepentirme de qué exactamente? ¿De haber tomado la mejor oportunidad que se me presentó en la vida? —Kaeya sabía lo enfadada que se pondría Lumine, pero no quiso dar vuelta atrás a sus palabras —Guhua podría abrirme las puertas a la Academia de Sumeru, pero a ti no te importa eso, ¿verdad? Sólo te preocupa no tener con quien... —algo de la sensatez que prevalecía en la rubia la hizo detenerse antes de concluir la frase, pero ya era tarde, ya se había dado a entender.
Kaeya rió, la risa más forzada que Lumine había escuchado de su parte.
—Por favor, continúa, me muero por escuchar el resto del prejuicio que tanto me estaba esforzando en cambiar —la rubia mordió su labio inferior, arrepentida, pero todavía sin querer darle la cara —Supongo que estoy haciendo un pésimo trabajo, porque en un arranque de ira eres capaz de adjudicarmelo sin pensar.
Estaba genuinamente herido. Lumine lamentó haber usado esa horrible daga sabiendo cuanto le frustraba ser visto de esa manera.
—Iré a Guhua, te guste o no —declaró, deteniendo sus impulsos de confrontar el aura triste de su amado baterista que ella misma había propiciado —y si no puedes estar feliz por mí, voy a necesitar que salgas por esa puerta de una maldita vez —su voz por poco se quiebra. Ahora sí que le hubiera gustado retractarse, pero no tuvo el valor.
Cerró los ojos, derramando finalmente sus lágrimas y esperó escuchar pronto el sonido de pasos alejándose y azotando la puerta con ira. Nada de eso sucedió, al contrario, fue envuelta por los cálidos brazos de Kaeya desde atrás. Una característica esencia invernal invadió cada uno de sus sentidos y disipó cualquier horrible pensamiento que destrozaba su corazón.
—¿Cómo podría estar feliz por algo que te duele tanto y no lo quieres aceptar? —sus palabras enterrándose como pesadas estacas en el corazón de Lumine —Sabes perfectamente que escaparte no los ayudará a sanar. Por mucho que Aether finja que no le hiere que te vayas, por mucho que tú finjas que no te sientes culpable por su situación —su voz era tan dulce, sin rastro de un reproche o enfado, sólo aquello que necesitaba escuchar en el tono tranquilo de una de las personas que tanto amaba.
Deseó que el momento durara para siempre, que todos sus tormentos se disiparan con el reconfortante abrazo de Kaeya.
Pero no era suficiente. Sus lamentos seguían ahí incluso cuando estaba siendo consolada.
—Sólo voy a herirlo —quiso justificar —Sigo tratando de asimilar que todo se acabó y, si me quedo aquí, será un recordatorio permanente de todo lo que ya no podemos tener. Y-Yo no sé si puedo soportarlo más —sollozó, soltando su ropa y queriendo ocultar su rostro en los brazos de Alberich.
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I destroyed our constellation | Genshin Impact AU
FanfictionDespués de tomar la radical decisión de separarse de todos sus amigos y familia en Mondstadt y negarse rotundamente a continuar con la música, Lumine se enfrenta a su nueva y solitaria vida en Liyue. Aunque muchas de las nuevas personas que conoce s...