Duodécima estrella: Desdicha

84 7 0
                                    

Cuando Aether despertó en una fría cama de hospital supo que su vida cambiaría radicalmente y no sería para bien.

La luminiscencia de los astros adornando la luna en un firmamento tan lejano que se sintió vacío. Aether trató de enfocar la vista en medio de la oscuridad, hallando una figura dormida en el sofá a su lado. Reconociendo que se trataba de su hermana, intentó llamarla con voz suave, pero nada salió de sus labios.

Tragó saliva, creyendo que se trataba de su garganta seca y lo intentó otra vez. De nuevo el silencio sólo cortado por la respiración profunda de su hermana y la suya acelerándose en evidencia de su creciente pánico. De pronto también fue consciente de las máquinas, la medicina entrando por su brazo, el fuerte olor a hospital y una sensación sofocante en su cuello.

Los movimientos desesperados parecieron ser suficientes para alertar a Lumine, quien trató de calmarlo mientras una enfermera llegaba a asistirlo. Para entonces, creyó entenderlo todo con la voz quebrada de Lumine suplicando su perdón.

Aether quería convencerse de que nada de eso era culpa de su hermana, ella no tenía forma de prever lo que sucedería en aquella fatídica cirugía que condenó su vida para siempre. Lumine no podía saber que le arrancaron lo que más amaba hacer en el mundo y quiso perdonarla, porque ella era el único motivo por el que Aether quería seguir viviendo. Incluso si el tratamiento consumía su vitalidad, incluso si nunca más podía decirle con su propia voz cuanto la amaba.

Sólo pedía una cosa a cambio, algo que Lumine cumpliría sin ningún arrepentimiento: que ella no cantara más. Aether quiso creer que su petición era para mantener el bienestar de su hermana, puesto que la música le produjo un daño irreparable a su alma y, aunque era cierto, había un miedo más fuerte que cegaba su buen corazón.

Él siempre necesitaba de Lumine para brillar, iluminaba el camino de su melliza para que pisara sin ningún obstáculo. Sin embargo, Aether no pudo evitar que Lumine tropezara una decena de veces en las que él no pudo mirar al suelo por ella. Cuando Aether soltaba su mano, entonces Lumine resplandecía sin ayuda y diez veces más brillante que su propia luz.

Aether tenía miedo de perder a su hermana, sí, pero también le aterraba ser reemplazado por ella en cada aspecto de su vida perdida.

Lumine se volvió la melliza confiable, responsable y quien cuidaba de su hermano veinticuatro siete, a ella recurrían para saber de él. Pronto Aether comenzó verse a sí mismo como una carga, alguien que todo el mundo miraría con lástima sin pararse por un segundo a preguntarle cómo lo hacía sentir todo eso. No era para que se pusieran a llorar por su nueva maldita condición, estaba vivo y estaría bien.

Cuando la situación no mejoró y Favonius decidió hablar finalmente sobre el futuro del grupo, supo que su propia voluntad egoísta sería suficiente para darle fin a todos sus miedos. Bastó con escucharla acceder a ser la vocalista principal de la banda para encontrar el valor de hacerle saber a todos que él no quería que Lumine cantara y pisotear toda posibilidad en un parpadeo, creyendo ingenuamente que su amada melliza tendría más que esa razón para quedarse a su lado.

Y entonces, las estrellas que formaban su constelación comenzaron a morir y descender en una cruel lluvia de estrellas. Porque Lumine se planteó la posibilidad de irse para encontrar su propio camino, uno que no involucrara ver a su hermano convaleciente todos los días y culparse a cada segundo por ello. Porque perdió al amor de su vida en la ofuscación de perder toda una vida de certezas. Y no se atrevió a pedirles que se quedaran.

Mientras aprendía a vivir con eso y la nostalgia gobernaba cada centímetro de una habitación vacía, descubrió una caja polvorienta que aguardaba el secreto detrás de la fundación de Favonius, sólo que Aether no tenía manera de saberlo en aquel entonces.

I destroyed our constellation | Genshin Impact AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora