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Esta mañana he empezado el día a las 4:45, siguiendo el consejo de Katherine. Lo primero que he visto al levantarme ha sido el sol de Los Ángeles comenzando su ascenso.

He pensado que venir en metro a trabajar sería mejor que perderme con el coche, ya que no presté atención al recorrido cuando Collins me llevó a casa ayer. Tampoco sabía qué línea tenía que coger ni en qué estación me tenía que bajar, pero preguntando se llega a Roma.

He llegado al edificio y he dado los buenos días a las pocas personas que había en el vestíbulo poco antes de las 6:00. Al menos mañana tendré un poco más de tiempo para dormir, ya que ya sé cuánto tardo en venir aproximadamente.

Entro en mi despacho cuando quedan unos veinte minutos para que empiece oficialmente mi horario laboral. Dejo el maletín encima de la mesa y me dirijo a la ventana. Creo que lo que más he hecho desde que estoy en Los Ángeles ha sido contemplar la ciudad a través de cristales.

Me he dejado la puerta abierta y alguien entra en el despacho preguntando si se puede pasar. Contesto afirmativamente y me giro sin haber prestado demasiada atención a la voz que pedía permiso para entrar. Me sorprende ver a Kate.

-Te he traído café. -dice, dejando un vaso de plástico sobre el escritorio.

-Gracias. -le contesto sonriendo.

-¿Qué haces aquí tan pronto?

-Creo que me he levantado demasiado temprano. ¿Y tú? -le pregunto curioso.

-No me gusta ir con prisas a los sitios y salgo pronto de casa. -responde ella resolviendo mi duda.

-Ya. Oye, necesito que me hagas un favor cuando salgamos de aquí.

-¿De qué se trata?

-¿Te importaría llevarme a casa? No tengo ni idea de cómo se llega y no me ha gustado en absoluto la experiencia del metro.

-Está bien. Lo suponía y he traído el coche, pero normalmente vengo en metro.

-Muchas gracias. Aunque vamos a tener que hacerlo más días, porque no creo que me aprenda el camino de una sola vez.

-No hay problema. -contesta ella sonriendo.

Entonces, suena el móvil de Kate.

-Dime. -contesta ella seriamente-. Ahora voy. -y cuelga-. Es George, quiere hablar conmigo.

-No le hagas esperar.

-Te espero en el vestíbulo a la una. Te invito a comer. ¿Eres puntual? -me dice desde la puerta.

-Soy muy puntual. -le contesto con una sonrisa.

La mañana ha sido larga. Curiosamente, no ha llegado nada nuevo y he estado trabajando en el caso de los Smith. Está más que claro que Meredith (y yo) tiene las de ganar el juicio, por muy bueno que sea el abogado de su marido.

Salgo del ascensor y veo que Kate me está esperando en el centro del vestíbulo.

-Creía que me habías dicho que eras puntual. -dice, mientras llego hasta ella.

-Seguro que has bajado antes para hacerme quedar mal. -le contesto bromeando.

-Anda vamos. -me dice alegremente.

Lo que fue y no tuvo que haber sidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora