El despertador suena a las cinco en punto de la mañana, y por primera vez, no es el sol de Los Ángeles lo primero que contemplo al abrir los ojos. Desde la cama, veo que Kate está en la cocina, haciendo café. Lleva puesta mi camisa gris de anoche. Viene hacia mí con una taza en la mano. Me da los buenos días con un beso y me da la taza.
-Gracias por el café, pero para mí no son buenos días hasta que me ducho. -le digo sonriendo mientras salgo de la cama.Apenas diez minutos después, salgo del baño con los calzoncillos, un albornoz encima y calcetines, porque no me gusta estar descalzo. Kate está de espaldas a mí, apoyada en la barra de la cocina y leyendo un periódico de ayer. Creo que no se ha enterado de que he salido del baño, así que, aprovecho y, sin hacer ruido, me acerco a ella, la giro hacia mí y le doy un beso.
-Buenos días, abogada Collins. -le digo con una sonrisa.
-Buenos días. Oye, quiero pasar por casa antes de ir a trabajar. George es demasiado observador y no quiero que me vea vestida igual que ayer.
-Eran buenos días hasta que has dicho su nombre. ¿Otra vez con ese tema? -le pregunto un poco triste.
-George me importa una mierda. -dice, pasándome un mano por la mejilla-. Pero nos vería llegar juntos y a mí, con la ropa de ayer. Solo quiero evitarnos una avalancha de preguntas.
-Está bien. -acepto finalmente.
-Te veo ahora. -me besa y se va.Dejo el coche en el parking que hay reservado para los empleados del edificio. Antes de entrar en el ascensor, compro en la cafetería el café de Kate y otro para mí. Entro en el despacho de Kate poco después de las 6:15.
-Buenos días otra vez. -le digo, dejándole el café encima de la mesa.
-Gracias, Fran. -contesta sonriendo. Como todas las mañanas.
-Por cierto, Ryan me dio esto ayer. Es para Sarah. Dásela. -le digo, entregándole la carta que mi defendido me dio ayer.
-¿Qué es?
-La enésima vez que pide perdón. Solo quiere asegurarse de que Sarah sabe que lo siente.
-Se la daré. Oye, es verdad que Ryan también es amigo mío, pero tengo que estar de parte de Sarah.
-Ya lo sé. Pero solo te pido una cosa Kate, tengo recursos para que me lo conceda el juez, así que, por favor, no te opongas cuando en el juicio pida que Ryan cumpla condena en arresto domiciliario.
-¿Algo más? -pregunta ella.
-Sí, que subas a ver al impresentable de George y le preguntes cuándo es el juicio. Si lo hago yo, le daría un puñetazo nada más entrar, y no tengo ganas de que me duela la mano.
-Vale. -dice ella echándose a reír.
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Lo que fue y no tuvo que haber sido
Mystery / ThrillerNunca imaginaste las consecuencias que tiene querer lo que no se puede tener.