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Julieta.

Tomás está parado frente a mi. Quiero.  Paralizado. ¿Cómo se iba a esperar que cuando vuelva, yo estaría en su habitación? Sus manos temblaban, la única vez que lo ví así fue cuando mataron a Troca, el hermano de su mejor amigo. No es capaz de mirarme a los ojos y aunque yo de un paso hacia él, se aleja.

— ¿Qué haces acá? — Pregunta, alzo mi ceja, no puedo creer que me esté preguntando esto — ¿Cómo me encontraste?

— Nunca te busqué. — Respondo de mala gana, al fin y al cabo todos estos años me la pasé pensando en que sería de él y ahora lo tengo en frente — La única vez que lo hice, fue para visitarte en la cárcel; Pero me lleve la sorpresa que nunca estuviste ahí.

— La gente miente, Julieta.

— ¿Por qué me contestas así? Vos fuiste el que me dejó sola en el medio de la villa con doce años cuando casi dos años atrás me habías prometido nunca dejarme. — Tomás baja su cabeza. Todavía no es capaz de mirarme a los ojos — Me costó años entender por qué me habías mentido y hasta el día de hoy no lo entiendo.

— Quería protegerte. Si seguías a mi lado, todavía estaríamos en la villa y ahora estás a salvó.

— ¿A salvó? — Pregunto y suelto una risa irónica — ¿Sabes toda la mierda que pase hasta poder salir de ahí? Me prometiste que nos íbamos a venir juntos a Buenos Aires.

— ¿Cómo llegaste hasta acá?

— ¿Ahora te importa? — Escupo mi pregunta, desde que se fue espere con todas mis fuerzas volver a verlo para abrazarlo y confesarle mi amor pero, ahora solo siento decepción. Él está como si nada y yo, con el corazón roto — Resulta que después de comer en la basura o de los restos de los restaurantes de los barrios chetos, choque con Mauro y me saco de ahí.

— ¿Lit Killah te salvó? — Pregunta, por fin me mira a los ojos. Está cambiado. Parece consumido, de seguro por la droga. Lo dice como si estuviera lleno de bronca y no entiendo porque, si él fue el que se fue — ¿Y ahora sos su novia, no?

— ¿Y eso que tiene que ver?

— Nada, no lo entenderías. Los dos crecimos, no tenemos más nada que ver, eso pasa.

Abro la boca. Intento tragar saliva pero tengo un nudo en la garganta. Vuelvo a sonreír de forma irónica. Ahora entiendo que perdí años extrañandolo. Hablando de él en cada sesión con mi psicólogo y a él, le chupe un huevo todo este tiempo.

— ¿Amor?

Escucho la voz de Mauro en los pasillos y levanto mi cabeza. Decidimos quedarnos a dormir en la casa de su amigo y apenas se durmió, me escabulle por todo el pasillo lleno de habitaciones hasta encontrar la de Tomás.

— Suerte, "colega." — Le digo, como si estuviera subrayando la última palabra, prometió que seríamos colegas toda la vida pero, rompió su promesa. Salgo de la habitación sin hacer ruido y veo a Mauro al final del pasillo, buscándome — Me perdí buscando el baño.

— La cara de boludo la tengo pero no lo soy Juli. — Me doy cuenta que me vió salir del cuarto de Tomás y cierro los ojos — ¿Qué hacías en la pieza del pelotudo ese?

— ¿Te acordás que te conté que cuando vivía en la villa, encontré a mi hermano de corazón? — Le hago recordar y él asiente con su cabeza sin entender nada — Bueno, resulta que lo acabo de encontrar.

— ¿Cómo que lo acabas de encontrar?

— Es él, Tomás.

colegas | cro ft cazzu y lit killahDonde viven las historias. Descúbrelo ahora