colegas | cro ft cazzu y lit killah

22.

Julieta.

— Se equivocó. No funcionó y ahora la culpa me está consumiendo. Mauro, no se merece lo que le hice. Si se entera lo voy a hundir en la mierda cuando él me salvo de ella.

— ¿Al menos, pudiste descubrir tus sentimientos hacía ambos?

— No amo a Tomás. No como algún día lo hice. Terminó mal, lo único que me hizo sentir Tomás es como una muñeca de plástico. No soy un pedazo de carne y el me vio como uno. Solo fue sexo y con Mauro es hacer el amor.

— Tuviste relaciones sexuales con Mauro porque intentabas borrar lo que acababa de pasar con Tomás.

— Pero, no lo borré. 

Bajo mi cabeza y suelto un suspiro. Todavía no soy capaz de creer lo que hice. No lo entiendo. ¿Por qué me deje llevar de esa manera? ¿Por qué tuve ese impulso? Uno que si Mauro descubre, arruina mi cuento de hadas y todo lo que construimos en estos cinco años.

Apenas termina la sesión decido salir del consultorio. Intento caminar hacía mi casa pero siento como me agarran del brazo.

— ¿Qué haces, pelotudo? Soltame. 

— Intento hablar con vos; Ayer te fuiste dejándome con la palabra en la boca.

— Yo no quiero hablar con vos, Tomás.

— ¿Por qué me llevaste a la cama y después te fuiste? — Pregunta, miro hacía un costado y mis ojos se llenan de lagrimas — Yo pensé que habías empezado a sentir cosas por mi.

— Yo también lo pensé pero, me equivoque. Todos nos equivocamos, Tomás. Y me arrepiento. Porque por una parte jugué con vos y termine engañando a la persona que me sacó de la villa donde vos me dejaste con doce años.

— Tal vez lo que te impide sentir cosas por mí, es ese rencor que tenes por haberte abandonado hace años.

— Cuando era chica, probablemente me gustabas porque eras el único chico que conocía. Que se quedó conmigo cuando estaba sola pero, no soy la misma Julieta de hace seis años y vos no sos el mismo Tomás que yo conocí. No soy parte de tu mundo; Ya no.

— Julieta.

Me llama pero lo ignoro. Empiezo a acelerar mis pasos y a lo lejos veo al auto de Mauro acercarse. Cierro mis ojos. De seguro me vio. Baja la ventanilla del auto y me indica que me suba a su lado.

— ¿Qué es lo que quería ese imbécil?

— Hablar conmigo. Decidí no ser más su amiga. Tenías razón. Tomás, es un drogadicto y mi amistad no lo va a cambiar. No quiero formar parte de eso.

Tomás.

— ¡La concha de la lora! 

Grito cuando entro a mi habitación. Todo lo que estaba arriba de mi mesa de luz fue tirado al suelo. No dude en abrir uno de los cajones y aspirar tres o más líneas de cocaína. La tuve por una tarde y ahora ya no la voy a tener más. 

— ¡Tomás! — Escucho la voz de Lucas entrar a mi habitación y veo como me saca la bolsa de merca de la mano — ¿Qué haces, te queres morir?

— Se va a casar, Lucas. Con el pelotudo de Mauro. Me cogió y ahora se va a casar con él.

— ¿Cómo que te cogió? — Pregunta, frunce el seño y yo bajo mi cabeza — ¿Te acostaste con Julieta, forro?

— Quería tenerla aunque sea un poco pero, fue una tarde; Y ya no quiere verme.

Lucas niega con la cabeza. Me deja solo en la habitación, tal como hizo Julieta la última vez que nos vimos. No me atiende el teléfono y me bloqueó de todos lados. No quiere verme. Nunca más. Va a casarse con Mauro. Él gano, como siempre me ganó. Y yo perdí contra el mejor.

— Tengo que olvidarme de vos, morocha. 

Veo la última pastilla de molly en el cajón y no dudo en tragarla. Ella tiene razón. No puedo destruir su vida perfecta pero, no puedo soportarlo. Nosotros deberíamos estar viviendo esa vida y no lo estamos por mi culpa. 

Yo sigo arruinándome.