Capítulo 19 - ¡Oh rayos!

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Rápidamente cierro la boca mientras me acomodo en mi silla, viéndola acercarse – Como eso iba dirigido a Paola,  no aplica a mí, tú tono de voz

- ¿Cuándo llegaste? – pregunto por fin, recuperando mi habla

- ¿Llegar de dónde? – preguntan detrás de nosotros y al ver; veo a mi madre

- A ti que te importa – digo aburrido volviendo mi vista a Vallolet, quien inmediatamente forma una sonrisa ladina

¡Oh!

Algo en su sonrisa me avisa que dirá algo

- Mi avión acaba de aterrizado amor – dice y se sienta en mi escritorio sin importarle los papeles que estaba revisando, la miro y sonríe nuevamente, solo que está vez sus ojos brillan, respiro profundamente cuando me toma por la corbata, halándome para estar en pie ante ella. Trago en seco ante su movimiento, mi mirada baja a su boca pero ella es más rápida; besándome

¡Oh rayos!

Como necesitaba este beso

La tomo por el cabello profundizando el beso, no sé cuánto demora el beso pero nos separamos por falta de aire.

Tomo su barbilla – no sabes cuánta falta me hiciste amor – digo rosando sus labios

Y no sé, pero dichas palabras parecen sinceras, así lo he sentido estás últimas tres semanas lejos de ella. Aunque fuera solo para pelear, me hacía falta.

- Y tú a mí – me dice; ahogo un gemido cuando siento el movimiento de su mano entrar por mi pantalón, abro los ojos buscando explicación pero ella no se detiene, más bien aprieta mi pene con su mano haciéndome soltar un leve gemido – por lo que veo él también me extrañó

- ¡POR DIOS! – grita mi madre, pero mi atención está en el movimiento de su pulgar – podría ser más guarra – sé qué está hablando pero no presto atención, hasta que dice algo de cogerlo delante de ella y Vallolet sonríe deteniendo su acto; respiro pesadamente porque no aparta su mano

Vallolet voltea – Señora llevo un par de semanas sin ver a su hijo y lo único que quiero es coger justo en este escritorio, si usted quiere quedarse a ver entonces acomódese y cierre la puerta que esto va estar muy bueno

¡Oh rayos!

Miles de imágenes obscenas vienen a mi mente ante esa declaración y mi miembro se endurece más

- ERES UNA MUJERZUELA – vuelve a gritar

Tomo el sujetador de su cabello, soltándole la melena mientras mi otra mano se dirige a tocar su hermoso trasero

- PAOLA – grita Vallolet y la convocada aparece corriendo

- Dígame señorita

- Pao, por favor llévate a esta señora que voy a estar ocupada con Dilan por lo menos dos horas y que nadie nos moleste – dice, voltea y me mira – después hablaré contigo

- Bueno señora ya escuchó – dice Paola, quien después de forcejear saca a mi madre del brazo con unos cuantos gritos irreconocibles

Se escucha la puerta de un portazo, exhalo fuertemente al sentir cómo suelta mi pene; al tratar de separarme, me toma por la chaqueta, mirándome

- Sé que lo hacías por molestar a tu madre pero me has calentado demasiado – dice acompañado de un mordisco a mi labio – así que por favor, no pares – pide en un susurro – necesito sexo y aquí te tengo para que me complazcas – escucho su respiración entrecortada y sonrío

- Lo que desee la señorita

Empiezo a soltar los botones de su camisa y cuando llego al tercer botón veo un seductor brasier negro de encaje dejándome apreciar sus senos más apetitosos; sin poder aguantar los estrujo en mis manos, un leve gemido sale así que aprovecho sacándolos del brasier y chupando sus picos con desesperación

Frenesí en la Perla IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora