¿Cara o sello?

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Miércoles. Temible, inigualable y cruel miércoles, aunque era el día más fácil en cuestión de horario este miércoles en partículas era un calvario, por razones que tarde o temprano tenían que llegar. La lista oficial de sustentaciones. Había quienes empezaban a sustentar mañana mismo y quienes lo harían dentro de dos semanas, yo la verdad quería estar en algo intermedio dado que a los primeros se les perdonan los errores típicos pero la cagan al no saber muy bien lo que están haciendo y los últimos los revisan con ojos minuciosos y puño de fuego. Teníamos planeado presentarnos los cuatro que conformábamos el equipo de comunicación de la escuela (Nicolás, Augusto, Esteban y su servidora) y como me tocaba con caballeros que aunque era bastante creativos aún les faltaba ese ojo minucioso que de por si teníamos las chicas para los detalles finales como la decoración de la sala, al final de una larga reunión donde hubo una buena lluvia de ideas teníamos un buen plan de cómo lo haríamos. Finalmente luego de dos largas horas de religión llego la clase de dirección de grupo donde el director de curso nos leyó y re contra mega ultra repitió las normas finales para la sustentación final.

– Empezamos con Daniela, quien presentara al equipo de música con el que trabajo mañana frente a toda la escuela – empezó la parte importante de la charla – nadie más se presentara mañana, el viernes se presentara Maleja, Maria y Angélica, – luego la siguiente semana quien empezó con Felipe, Alejandro y Pablo, luego algunos de once A – Y para el jueves, nuestro equipo de comunicación. Nicolás, Augusto, Esteban y la señorita Gonzales. Aunque, Augusto creo que falta un permiso de tu tutor de grado para sustentar. Tienes que hablar con él y luego me hacen saber la decisión final. – Mierda. Finalmente Garret, Alberto y Paula serían los últimos en sustentar dentro de dos semanas.

– Bueno combo, por fin podremos librarnos de esta mierda – Les dije a los chicos mientras caminábamos hacia la cafetería para comprar algo de comer en cuando llego el descanso.

–¡¡¡Por fin!!! – Canturreo Andrés apoyándose en los hombros de Garret y saltando, este le respondió con un golpe en el brazo y alejándose un poco. Llegamos a la fila la cual aunque estaba larga al igual que siempre tenía de a una sola persona lo que hacía que no se viera el tumulto de gente que solía verse, más que todo niños de primer año ansiosos por ir a jugar al futbol. Junto a las neveras había una pared improvisada que hacía de divisoria entre la tienda y el comedor normal del colegio, en esta nos solíamos sentar cuando Maria o yo o las dos (como casi siempre nos pasaba) estábamos en nuestros días, porque vamos mujeres ¿qué chica se arriesga a sentarse en el suelo en sus días a peligrar por una mancha o a que simplemente te entre frio por estar sentada en el suelo precisamente?, aunque esta vez no teníamos esa necesidad no pude evitar pasear mi mirada por estas y encontrar a Ariana hablando animadamente con Tamara, luego como la hecho de la manera más antipática posible para interceptar a Noa en su camino a la tienda, el chico sonrió forzadamente e hizo todo lo posible por no poner los ojos en blanco.

– Cuidado Noa querido te tienen entre ceja y ceja – Comento Maria volviendo a mirar donde estaba mirando. Ariana empezó a hablar animadamente con el mientras jugaba con un mecho de cabello, luego como daba un paso más cerca y el un paso más lejos, sinceramente disfrute su rechazo.

– Bueno señoritas, ¿que proponen sus audaces lenguas para esta ocasión? – Pregunto una quinta voz a nuestras espaldas, gire sobre mis talones a la vez que Maria y encontramos a Ezequiel detrás de Garret y Andrés. Ambas lo miramos completamente extrañadas dado que el chico estaba completamente fuera de lugar, Maria reacciono de la sorpresa y alzo una ceja en su dirección retándolo a explicar su comentario – Me refiero a que, dado que ayer supieron responder tan bien, quería saber, si bueno, ustedes podrías...

–¿Ayudarte a alejar a Noa de esa arpía? – trato Garret de rellenar el espacio en blanco que Ezequiel había dejado con sus palabras.

– Bueno, si algo así. – acepto el chico alzando su brazo para rascar la parte trasera de su cabeza un poco incómodo.

Síndrome de la página en blanco - Finalizado-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora