Fiebre Disco

288 16 1
                                    

Definitivamente había que ser adolescente para coger tan mal olor en sólo un día sin bañarse. Era sábado de aseo general en toda la casa, ya había pasado una semana de clases y como una vez al mes mi madre aprovecha para que todos hagamos aseo en la casa, mas específicamente nos obligaba a Nicolás y a mi en las áreas comunes y especificas de cada uno mientras ella se encargaba del baño y la cocina.  Me había obligado de recoger todo lo de los baños para que ella limpiará, mover los sofás con ayuda de mi hermano y levantar todo del piso de mi cuarto mientras escuchábamos como papa tocaba por enésima vez ese día my inmortal de Evannenses en piano. A diferencia de mi hermano yo no había heredado el espíritu artístico musical. No era capaz ni de tocar el triángulo en clase de música sin hacerlo sonar como un verdadero desastre.

Coloque la emisora local mientras hacia la que yo consideraba era mi actividad física. Limpiar mi cuarto. A veces odiaba tener ese talento artístico para dibujar o pintar, dado que mi cuarto no permanecía arreglado mas allá de un día dependiendo de que tan activa estaba.

Cerca de las seis-siete de la noche mi mama dio el visto bueno del trabajo realizado que era la señal para que papa ordenara comida a domicilio. Estábamos tan cansados que no soportaría tener ahora una lucha contra mi hermano para saber quién usaría el baño primero. Pero por como apestábamos ambos mis padres cedieron a prestar su baño a uno de nosotros mientras el otro usa nuestro baño compartido. Tómenlo como caridad para sus narices.

Había descubierto el placer que daba el bañarse con velas aromáticas aun cuando no era una tina sino una ducha. Haciendo del baño el momento más relajante del día, me sentía limpia, mi cuarto estaba limpio, mi casa estaba limpia. Era el paraíso. Quería tomar esa vela aromática y meterla a mi cuarto para poder retomar mi lectura que en definitivamente era a lo único a lo que le conservaba la gana en el día de hoy. Ya había acabado con la selección y no quería empezar los otros libros, de hecho tenía el presentimiento de que los dos libros que le seguían iban a estar aún mucho mejor por lo que cuando conseguí los PDF no conté con la maravillosa chica que me los mando, también me mando los dos libros extra, ''el principie'' y ''el guardián'', no quería hacer auto spoiler por lo que no leí ninguno de los dos aunque su presencia en mi celular me carcomiera por dentro, en su defecto retome otra trilogía que había dejado en el cajón de los recuerdos. 'Hija de humo y hueso', mas específicamente el segundo libro 'Días de sangre y resplandor', una historia adictiva y tan increíblemente diferente a cualquier otra novela ''romántica'' que hubiera leído que una vez empezaba no paraba hasta que el cuerpo rogara por descanso o en mi caso terminara en un knockout cayendo dormida sin realmente notarlo con el libro aun en manos.

-¡¡¡P I Z Z A!!!- grito Nicolás en mi pequeña alcoba despertándome con un susto de muerte y botando mi libro a sabrá Dios donde.

-Voy a patear tu trabajado culo de regreso a tu habitación - chille tapándome la cara con las mantas. Nicolás dejo caer su peso sobre mi pequeño cuerpo y empezó a cantar a grito herido la canción que sonaba por la radio de mama que resonaba en eco por el apartamento luego de que papa dejara de tocar al piano.

-Oh querida pizza hawaiana, como te amo- comento Nicolás sin moverse de lugar. Enserio quería patearlo pero aun no reunía las fuerzas suficientes para eso. Por lo que me acomode en mi cama haciéndole un lugar a la morsa de mi hermano quien me arrincono contra la pared, coloco mi libro sobre la mesa de noche y luego de dar un sonoro beso en mi frente salió corriendo a la cocina en busca de su preciada pizza. Dios a veces parecía que tuviera problemas.



Luego de una placida cena de pizza hawaiana con un súper vaso de gaseosa y entre darle buen uso a los cinco dólares que le costaba a mi papa el mes de Netflix. Que odiaba de esta página que solo hubieran unas cuantas películas del año 2000 para acá y el resto fueron clásicos de los 80's, clásicos para mí que para esa época ni siquiera estaba en planes. Aun así las había visto casi todas, desde 'Clueless' pasando por 'el Club de los cinco', 'el hombre manos de tijera', 'She's all that', 'Say anithing', 'Grease', 'Cry baby', 'Preatty in pink' y así sucesivamente. Tenía 17 años y conocía canciones como '500 miles' y 'On my way' de The Proclaimers, y por alguna extraña razón tenía ganas de escuchar música por ese estilo, por lo que puse el viejo cd de papá de The Proclaimers. Con audífonos encima puse la canción a todo volumen, empezando a hacer bailes raros en la soledad de mi cuarto y tarareando la canción, tratando de no subir demasiado la voz.

Ese sentimiento de ser observada empezaba a latir en mi interior, me acerque a la ventana para cerrar las cortinas sin ver a alguien o algo mirándome, al darme vuelta creyendo tener la situación bajo control me lleve el susto de la vida viendo a James observándome. Reía mientras apoyaba uno de sus hombros en mi pared pintada de rosa oscuro.

-¿No eres muy joven para saberte esa canción? - pregunto caminando hasta mi cama, retire los audífonos dejando resonar la música de cierta manera.

-¿Y a ti que te importa? - respondí a la defensiva. ¿Con que derecho entraba en mi cuarto? ¿Se había golpeado la cabeza y olvidado que el cuarto de Nicolás era el de al lado? - ¿Dónde está el estúpido de mi hermano?

-¿Jonas? - cambio radicalmente el tema de conversación, concentrándose en mis muchos afiches pegados en mi pared.

- Sí, ¿Por qué? - le dije de nuevo a la defensiva.

- Se separaron. - dijo como si no lo supiera - Deberías quitarlo.

- Los Beatles murieron hace un montón de años y aun así tu no quitaste sus afiches de tu pared. - respondí limpiando un poco el polvo en ellos -. Ni siquiera habías nacido cuando eran populares.

- Solo era un comentario. Tranquilo tigre.

- Como sea - tome su mano y lo ayude a ponerse en pie -¡Fuera! Nicolás no está aquí - Empecé a empujarlo a la salida de mi habitación.

- Eso ya lo sé - y se dio la vuelta quedando a unos centímetros de mí, mi cabeza llegaba a la altura de sus hombros y me llene del aroma de su colonia.

- Venga James. ¿Te perdiste o que? - Nicolás interrumpió en mi habitación junto a su amigo -¿Qué haces aquí?

- Escuche como que alguien se ahogaba, por lo que decidí entrar a ver qué pasaba. - Nadie se ahogaba, solo era Laura dando sus conciertos imaginarios -. Ambos rieron pero al fin salieron de mi habitación. Cerré la puerta con seguro y volví a mis películas viejas. Esta noche seria 'Can buy my love'.

Síndrome de la página en blanco - Finalizado-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora