Capitulo XV- Mándame un audio (Fresquito y Mango)

33 3 0
                                    

Hoy he tenido cita con mi psicólogo,

y me ha pedido que de ti no hables más.

Creí que no iba a amanecer nunca. No dormí en toda la noche, me dediqué a mirar por la ventana y a contar cuántos minutos pasaban hasta que fuera lo suficientemente temprano para que Rubén me contestara. Me fui al bar un poco más tarde de lo habitual, había abierto Susana y cuando llegué me sonrió más que de costumbre, supuse que se debía a que Dan ya estaba en casa.

− Buenos días, Julia. −me saludó y echó una vista rápida hasta una esquina.

−Hoy tenemos un acompañante.

− Buenos días, Juls. −la voz de Dan llegó a mis oídos. −Se te han pegado las sábanas hoy, eh.

Fruncí el ceño y fui hacia la mesa donde estaba sentado, bebiendo un zumo de naranja y desayunando unas tostadas.

− Adelante, toma asiento. −me ofreció sentarme con él.

− Tengo que trabajar, ¿qué haces aquí? −pregunté con una mano apoyada en la mesa.

− Me asusté cuando me colgaste tan repentinamente, ¿vale? −dijo preocupado. −Y encima me dices algo de Pablo y con lo que me contaste de él, no podía estar tranquilo.

− Ya, no fue muy comprensivo de mi parte colgarte así. −me senté en el sillón de en frente a él. –Lo siento. –me disculpé.

− ¿Puedo preguntar qué pasó para que me dejaras ayer? −preguntó llevándose a la boca una tostada. −Y no estoy celoso, solo me quedé... Con más ganas de hablar contigo. −admitió y yo sonreí sin darme cuenta.

Supe que no había vuelta atrás cuando la sonrisa me salió sola. Cuando sonríes sin pensar ante las palabras de alguien significa que tu cuerpo ha reaccionado primero que tu mente, lo más probable es que el órgano que haya mandado la orden de sonreír no hubiera sido mi cerebro, sino mi corazón.

Y cuando es tu corazón quien da una orden... Sabes que va acabar mal. Y no es el corazón quien lo sabe, lo sabe el cerebro. Y ellos dos nunca se ponen de acuerdo.

− No iba a decir que estabas celoso. −rodé los ojos divertida y suspiré.

−Ayer... Pablo me vio haciendo algo no muy ético, así que supongo que querrá que haga algo y así chantajearme con eso.

− ¿Por algo no muy ético qué quieres decir? ¿Drogas? ¿Sexo en la calle? −preguntó acercándose un poco a mí por encima de la mesa. −Porque eso es muy interesante, Juls. −me fijé como sus ojos brillaban más ahora que cuando lo conocí.

− No, cómo que sexo en la calle, ¿qué dices? −pregunté mirándole entre sorprendida y asqueada.

− Yo qué sé, has dicho poco ético. Eso es poco ético, ¿no? −bebió un poco de zumo.

− Pablo me vio besándome con Rubén. −le dije susurrando. −Natalia, su novia, vino llorando segundos antes y yo estuve haciendo de súper amiga del alma.

− ¿Por qué fue llorando? Si eso fue antes del beso, ¿no?

− Sí, es que... Rubén y yo casi...

− ¿Follasteis? −preguntó sorprendido.

− No. −negué en rotundo. −Fue un casi, pero se enteró porque... Le hice un chupetón a Rubén. −susurré mirando alrededor.

− Como él a ti, por lo que veo. −señaló mi cuello con los ojos entrecerrados. −Déjame adivinar, te dijo que estaba enamorado de ti, ¿a qué sí?

1. Desde la ansiedad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora