Capitulo XXVI- ? (Ariadna)

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¿Y si eres un capricho más y se me olvida?

Si me rompieras el corazón,

o si esta vez te lo rompo yo.


− ¿Qué piensas de mí, Julia? –preguntó impaciente por mi respuesta.

− Pienso que eres una persona que no se conforma con nada. –le respondí.

− Inconformista, me gusta. –me interrumpió con una sonrisa.

− Iba a decir caprichosa. –jugué con la botella. –Mentirosa, manipuladora...

− Vaya, veo que has preguntado por mí. –cogió la botella. – ¿Tan importante soy para ti? –preguntó sonriendo burlona.

− Me toca a mí. –pensé mi pregunta. – ¿De verdad quisiste a Dan? −pregunté con algo de miedo.

Y el miedo no se fue, porque Alicia decidió beber un gran trago en vez de responderme. Lo que significaba que me iba a quedar sin saber la respuesta, y no sabía cómo tomarme el silencio de su parte.

− ¿Y tú? –cuestionó levantando la cabeza ligeramente.

Mordí mi carrillo, nerviosa. No es que no quisiera responder es que no sabía la respuesta. Así que suspiré y le arranqué la botella de las manos para beber lo más que pude.

− Sorprendente. –se burló Alicia riéndose.

− ¿Qué sientes por Laura? –pregunté sin pensarlo.

Alicia se rió, pero no esquivó mi mirada en ningún momento. Cuando paró de reírse, me miró seria y se sentó sobre sus piernas, quedando un poco más alta que yo, pese a que fuéramos exactamente de la misma altura. Cogió el borde de su camiseta y se la levantó poco a poco, bajo mi mirada.

Se pasó la camiseta por encima de la cabeza lentamente como si quisiera que la siguiera mirando. Se la quitó y la tiró por los aires, di gracias a que no estaba desnuda, sino que llevaba un sujetador a juego con sus bragas negras.

Fruncí el ceño ante eso y ella se rió, acercándose un poco más a mí, como si no estuviera lo suficientemente cerca ya.

− ¿Y tú, Julia? –me susurró. – ¿Qué sientes por Laura? –preguntó lamiéndose los labios despacio.

Iba a beber, pero me arrebató la botella antes de que pudiera pegarle un sorbo.

− Igualdad de condiciones. –sonrió sombría.

Eso de igualdad de condiciones era relativo porque si yo me quitaba la camiseta que llevaba puesta iba a quedarme solamente en bragas ante ella.

− ¿A dónde quieres llegar con esto, Alicia? –pregunté un poco molesta con su actitud de no responder nada.

− Eso es una pregunta y no te toca preguntar. –me recordó incorporándose un poco más, quedando más alta que yo de nuevo.

Cogí el borde de la camiseta y me la quité rápidamente, poniéndome el pelo por delante de mis pechos antes de que pudiera llegar a ver nada, pero al parecer ella había prestado demasiada atención.

− Vaya. –susurró sorprendida. –Esto se pone mejor de lo que esperaba. −sonrió.

− ¿A dónde quieres llegar con esto? –repetí mi pregunta.

Ella iba a beber, pero le arrebaté la botella de la misma forma que ella lo había hecho antes conmigo. Miró mis pechos desnudos y su mirada se oscureció, pero su sonrisa no decayó, al revés.

1. Desde la ansiedad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora