Capítulo V: Otra noche más (Rusherking)

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Otra noche más.
Que me gana la ansiedad y no me puedo dormir.
Me da miedo la oscuridad y lo que pueda salir.

Rubén:                                                                        

¿¿¿Cuánto te queda, Julia???

Ana:

Esoooo

Estamos esperando abajo de tu casa

María:

Venga

Yo estoy en mi portal esperándoos

Hemos quedado a las 9

Jesús:

Es culpa de Julia

Pablo:

Como siempre

Ahí estaba Pablo, el mensaje que no esperaba. La persona que no esperaba que fuese a hablar. Por lo visto había resucitado de entre los muertos. Hacía meses que no venía con nosotros, pero en el momento que en el grupo se dijo que yo tenía algo que contar Pablo cambió todos sus planes para estar esa noche con nosotros.

No me sorprendía que lo hubiera hecho.

Bajé las escaleras lo más rápido que pude y abrí la puerta de mi portal para encontrarme a esas cuatro personas no muy contentas con mi presencia. Yo sonreí lo más ampliamente que pude, aunque no tuviera ganas de hacerlo.

Rubén me sonrió de vuelta y Jesús se rió, pero Ana seguía con su cara de culo incluso cuando le pasé el brazo por encima de sus hombros y le besé la mejilla. A Pablo sinceramente no quise mirarle, pero aún sin mirarle sabía que estaba echándole un vistazo a la ventana de mi vecina. A la ventana de su novia.

−      Bueno, vamos a por María, que seguro que está volviéndose loca. –rió Jesús.

Cuando recogimos a María, yo me separé de Ana, sabía que ella se iba a poner a su lado, y pese a que éramos amigas las tres desde pequeñas, ellas dos tienen una conexión tan fuerte que igual yo nunca podré tener con nadie.

El sitio a donde fuimos estaba lleno, pero conseguimos comer en una mesa para cuatro aun siendo cinco. Mientras comíamos, Natalia apareció por allí y todos parecían más felices que antes.

Natalia era la novia de Rubén y amiga de Ana y María del instituto, a mí no me caía especialmente bien, pero creo que se debía al puesto que ocupaba en el grupo, por mucho que me doliera pensarlo, Natalia me había sustituido. Jesús también parecía más animado cuando ella llegó.

Miré hacia mi derecha, Pablo me estaba mirando. Fueron solo dos segundos porque él apartó la mirada. Todavía estábamos en esa etapa de no poder vernos, de no poder hablarnos, pero prácticamente nos habíamos quedado solos en la mesa, aunque seguía llena.

−      Jesús, ¿a qué hora nos vamos al pub? –preguntó Pablo, intentando no quedar olvidado en esta parte de la mesa.

−      Pues, por mí si queréis podemos ir ya. –miró las bandejas de todos, vacías y sonrió.

Llegamos al pub un poco temprano para lo que se considera horario nocturno, pero ya había gente. Jesús se metió en la barra como pudo, esquivando a las personas que había por medio. Nos sirvió copas a todos, menos a Pablo, que le puso una cerveza. Y por supuesto tampoco a la perfecta Natalia, que pidió un zumo de piña.

Ella no bebía nada de alcohol, ni siquiera en las ocasiones especiales, yo me preguntaba cómo podía salir de fiesta y no consumir ni una gota para pasárselo bien, cuando yo prácticamente era lo único que necesitaba.

1. Desde la ansiedad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora