Capítulo 21

3.5K 295 30
                                    


Quisiera esta tarde divina de octubre 
pasear por la orilla lejana del mar; 
que la arena de oro, y las aguas verdes, 
y los cielos puros me vieran pasar.

Ser alta, soberbia, perfecta, quisiera, 
como una romana, para concordar 
con las grandes olas, y las rocas muertas 
y las anchas playas que ciñen el mar. 

Con el paso lento, y los ojos fríos 
y la boca muda, dejarme llevar; 
ver cómo se rompen las olas azules 
contra los granitos y no parpadear; 
ver cómo las aves rapaces se comen 
los peces pequeños y no despertar; 
pensar que pudieran las frágiles barcas 
hundirse en las aguas y no suspirar; 
ver que se adelanta, la garganta al aire, 
el hombre más bello, no desear amar... 

Perder la mirada, distraídamente, 
perderla y que nunca la vuelva a encontrar: 
y, figura erguida, entre cielo y playa, 
sentirme el olvido perenne del mar.

 Alfonsina Storni

 Alfonsina Storni

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.













Los gemelos tomaron sus armaduras y sus espadas, Hades los observó sintiendo orgullo por ellos.

Los meses habían pasado de forma rápida y el entrenamiento con ambos había sido satisfactorio, sabía que ambos lo ayudarían a traer a su amada a un lugar seguro.

—Suerte -murmuró colocándose su casco de invisibilidad.

Helena acaricio su abultado vientre, su pequeña hija descansaba en los brazos de Anne mientras que Ares entrenaba al otro lado del jardín, todo estaba en calma, eso quería creer ella.

—¿En que piensa? - Helena la miro.

—En nada -suspiro  viendo las flores— las flores siempre florecen cuando los rayos del sol y el agua les da, pero ven oscuridad y se marchitan.

La Diosa De La Maldición © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora