Capítulo 8

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Con toda la fuerza de voluntad del mundo, Helena llegó hasta el comedor, Ares estaba esperando la en la cabecera de la mesa, en uno de sus lados dos personas miraban sus platos idos, al acercarse Ares se puso de pie llamando la atención de los otr...

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Con toda la fuerza de voluntad del mundo, Helena llegó hasta el comedor, Ares estaba esperando la en la cabecera de la mesa, en uno de sus lados dos personas miraban sus platos idos, al acercarse Ares se puso de pie llamando la atención de los otros dos individuos, Helena los observo en silencio, eran Deimos y Phobos, el terror y el pánico.

—Deimos, Phobos, ella es Helena, mi esposa- la rubia abrió sus ojos asustada y pudo notar que los gemelos también lo hicieron, Ares lanzó una sonrisa que a cualquiera le hubiera dado miedo.- no quiero que le falten al respeto o la molesten, ni si quiera le hablen- ambos asistieron viendo de reojo a Helena la cual tembló al sentir la mano de Ares en su cintura.

El desayuno fue en completo silencio, al finalizar la rubia se quedó sola con Ares esperando a que este le diera órdenes.

—Ve a tus aposentos, luego puedes ir a conocer más el lugar- ella asintió en silencio y se retiro a paso rápido.

Observo el lugar desde la ventana, era tan hermoso que dudaba que Ares pudiera vivir ahí el sólo.

Se acercó al enorme espejo y observo su rostro, estaba inchado de tanto llorar, miro sus brazos y reviso sus caderas, las manos de Ares y Zeus estaban en ellas, sus piernas estaban rojas y podía sentir el ardor de su entre pierna.

Ya no era pura y no tenía ningún valor para nadie, estaba acabada, si un día lograba salir de aquel lugar nadie la recibiría.

Se acercó a la enorme cama y se hizo un ovillo, pensando en Hefesto y su niñez llena de alegrías junto a los que consideró sus hermanos, se durmió pensando en lo feliz que fue junto a la diosa del amor y su rota família.

No supo cuanto durmió, pero unos movimientos a su lado la hizo despertarse de golpe, asustada volteo a ver a su lado. Ares reposaba a su lado con la mirada cerrada.

—No te tocare aún- avisó con tranquilidad -pero debemos de compartir cama, debes de verte feliz conmigo, no tardan en comenzar a buscarte.

—No deseo estar aquí, quiero ir a casa.

—No irás a ningún lado, te dije que eres mía ahora, no me hagas enojar.

—No soy de nadie, no soy un objeto.

—Te abandonaron como uno- le dijo, Helena cerró sus ojos con furia.- así que cierra la jodida boca y acuestate.

—Iré a buscar comida -la fuerte mano de Ares la tomo con fuerza.

—Todos están dormidos, pero si se te quitó el sueño podemos hacer otra cosa - ella negó y se acosto lo más lejos que pudo de el, pero Ares se acercó y la tomo de la cintura.

—Eres hermosa Helena, usalo a tu favor- murmuró Ares quedándose dormido.










—Eres hermosa Helena, usalo a tu favor- murmuró Ares quedándose dormido

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—¡Hefestos! ¿Dónde crees que Vas?- el grito de Afrodita lo hizo detenerse

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—¡Hefestos! ¿Dónde crees que Vas?- el grito de Afrodita lo hizo detenerse.

—Se que Zeus tiene a Helena.

—¿Y crees que yendo de esa forma te la va a dar? Si tiene a Helena es inútil ir y pedirsela, hemos perdido a la niña, no hay nada que hacer.

—Puedo callar todo lo que has hecho, puedo callar el hecho de que  sigas viendo a Ares o a otros miles, pero que te quedes callada con esto ¡jamás! Helena es lo único bueno que me diste-la señaló  —he aguantado tus humillaciones y engaños, pero cuándo ella llego pude ver un cambio en mi triste vida.

—Pero no podemos hacer nada, si Zeus la tiene Helena ya no será libre- suspiró, Hefestos rodó los ojos y se dispuso a avanzar— ¡Bien! Iré contigo, le prometí a Leto cuidar a la niña cuando la dejo en mis brazos- se adelantó al dios herrero y avanzó a paso rápido hasta el templo principal.







































—Pero no podemos hacer nada, si Zeus la tiene Helena ya no será libre- suspiró, Hefestos rodó los ojos y se dispuso a avanzar— ¡Bien! Iré contigo, le prometí a Leto cuidar a la niña cuando la dejo en mis brazos- se adelantó al dios herrero y avanz...

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Que los golpeemos dice jajaaja

se va a poner más turbio na mas aviso

La Diosa De La Maldición © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora