Capítulo 3

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—Helena, hay que regresar ya al Palacio -dijo Hefesto terminando sus trabajos

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—Helena, hay que regresar ya al Palacio -dijo Hefesto terminando sus trabajos.

—Claro -bajo del banco y lo siguió hasta el templo.

—Mañana no estaré disponible para nadie, no podrás ir-dijo Hefesto.

—Claro señor -murmuró yendo directo a la cocina.

Al siguiente día Afrodita partido rumbo al templo de su amante mientras ella se quedaba en el inmenso jardín que tenía la Diosa ayudando a limpiar.

Las jóvenes que ayudaban a su lado huyeron al ver al Dios ahí, Helena estaba harta de lo intenso que era Zeus al buscarla.

—¿Desea algo?-suspiró dejando el cesto con las rosas favoritas de Afrodita.

—A ti -comentó el Dios sonriendo, Helena suspiró frustrada y se puso de pié, cada vez era más tentador huir de ahí.

—Si, lo que pasa es que yo no soy de nadie-se alejó de el-si me disculpa tengo cosas que terminar.

—Vamos Helena, se que lo deseas tanto como yo-se acercó peligrosamente a ella.

—No, no lo deseó -trato de alejarse pero Zeus la tomo por la cintura-suelte me.

—Es mejor que cooperes, no querrás que insista a cada momento, ¿o si?-Helena negó pero de igual forma se alejo de el.

—Por favor señor, si mi Señora me castigará si me ve con usted-trato de despegar sus grandes manos de su cintura, Zeus beso su cuello e hizo caminó hasta sus labios los cuales beso salvajemente, Helena sintió asco al sentir sus labios y sus manos acariciar salvajemente su cuerpo, de un empujón Helena se saco a Zeus y lo miró con los ojos llorosos.

—Eres terca-gruño furioso el Dios, Helena lo miró con asco y limpió sus lágrimas con rabia.

—Alejese de mi -gritó y Zeus río.

—Si, ya todos saben que te metes en mi cama, es cuestión de tiempo que de verdad caigas en ella-dijo en su oído y luego se alejo para desaparecer de ahí, Helena cayó de rodillas al suelo y se agarró el cabello con rabia, odiaba su vida.


Una semana después los rumores aumentaron, Afrodita había sacado a gritos a Helena de su templo y Hefesto la había llevado hasta su taller para ayudarlo en sus trabajos.

—Helena, no es necesario que te vayas, seguirás bajo mi cuidado.

—No es necesario, mi presencia le molesta a su esposa.

—Y la mía también pero no puede deshacerse de mi-el sonrió causando una risa en ella-no me dejes sólo tu también.

—Está bien -sonrió ella con cariño y se fue a paso lento hasta sus aposentos en aquél templo en el que habitaba Afrodita.


—Helena -dijo una de las sirvientes de Zeus-Mi señor ha mandado regalos para ti-Helena abrió su boca por el asombro y la cerro de inmediato al imaginar la reprimenda que le daría Afrodita o la muerte cruel que el esperaba en las manos de Hera.

—Dile que gracias, pero no los quiero-la mujer abrió la boca y negó repetidas veces

—No puedo hacer eso-dijo con evidente temor, Helena la comprendía, pero ella no se iba a arriesgar a morir en mano de Hera.

—Lo siento pero no-se dio medía vuelta y regreso al templo a arreglar las cosas para la llegada de la Diosa.








Helena terminó de servir la comida cuando Hermes hizo acto de presencia, Afrodita lo miró esperando su mensaje pero su sorpresa fue otra cuándo miró a Helena y le dio el recado de Zeus

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Helena terminó de servir la comida cuando Hermes hizo acto de presencia, Afrodita lo miró esperando su mensaje pero su sorpresa fue otra cuándo miró a Helena y le dio el recado de Zeus.

—¿Sigues con eso?-dijo Afrodita desde su lugar-Oh querida Helena, Hera te va a matar.

—Ya lo se -murmuró bajo y miró a Hermes partir.

—¿Te gusta acaso?

—No

—Si, lo siento, no te gusta, pero se el deseo que el te tiene, sugiero que te acuestes con el y así te dejará en paz.

—Ni usted lo cree-murmuró y Afrodita Sonrió

—Se que no te entregaras y se que sigues tan pura como Hestia, pero te aconsejo que no te quedes sola con el.

—Lo se más que nada, pero se que el busca la oportunidad de quedarse a solas conmigo.

—Yo ya no puedo hacer nada por ti, ir con Hefesto era la única solución-la miro

—¿Usted me mandaba con el?-dijo sorprendida y ella asintió.

—De niña fuiste encomendada a mi, no puedo dejar que te hagan daño, no más que el que ya te hice -dijo apenada y luego la miró con una sonrisa-ahora ve a preparar todo en el jardín, deseo tomar el sol.


























—De niña fuiste encomendada a mi, no puedo dejar que te hagan daño, no más que el que ya te hice -dijo apenada y luego la miró con una sonrisa-ahora ve a preparar todo en el jardín, deseo tomar el sol

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Finalmente logré escribir varios capítulos de esta historia, así que agarrense que vengo con todo.

Aclaró que la historia puede tener capítulos subidos de tono, así que si no les gusta ese tipo de cosas recomiendo que no sigan leyendo.

Actualice el cast, les recomiendo que lo vean por que ese personaje sera el mas odiado xd.

Más que zeus.

La Diosa De La Maldición © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora