🌷 ;; O2

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—¡Han Minho, vuelve aquí ahora!— le oí gritar desde el otro lado del pasillo, yo sólo atiné a reírme con ganas

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—¡Han Minho, vuelve aquí ahora!— le oí gritar desde el otro lado del pasillo, yo sólo atiné a reírme con ganas.

Mis manos agarraban fuertemente los fierros que estaban sujetos a las llantas de mi silla de ruedas, las hacia girar para avanzar más rápido por aquel pasadizo del hospital, que llevaba al jardín trasero. Podía escuchar a Jisung correr detrás de mí y chocar con varios doctores y enfermeras por mi culpa en su vano intento de alcanzarme.

—¡No me atrapas...no me atrapas!— canturrié divertido, tomando un poco más de velocidad y tratando de no atropellar a nadie en mi pequeña carrera.

Al llegar a mi destino, me detuve frente a la banca en el que suelo sentarme desde que llegue aquí, esperando pacientemente a que mi marido llegase a mi alcance. Cuando lo vi trotar en mi dirección con la respiración agitada, no pude evitar burlarme de su cara que parecía un tomate.

—No puedo creer...— tomó un poco de aire, echándose aire con las manos. —que hicieras eso. Lo peor es que me ganaste.

Reí con ganas. —sólo quería jugar un poco...— moví mis pestañas con coquetería. —vamos Sungie, admite que fue divertido.

—De acuerdo, sí lo fue.— se sentó frente a mí sonriendo también. —pero tú admite que lo que acabas de hacer también fue peligroso, ¿y si atropellabas a alguien?

Hice un puchero, mirando a otro lado que no sea su acusadora mirada.

—lo sé... Pero no me arrepiento.— le saque la lengua.

Él rió con ganas.

—Eres un loco Honnie, por eso te amo.

Lo sentí tomar mis sonrojadas mejillas con sus dos grandes manos e inclinarse un poco, dejó un pequeño beso en la punta de mi nariz para luego dejar uno más prolongado en mis labios. Le seguí el beso algo tímido mientras llevaba mis delgados brazos a su cuello para acercarlo más a mi cuerpo. Jisung bajó sus manos a mis caderas para acariciarlas suavemente, aquella acción hizo que me estremeciera entre sus brazos. Logré sentir sus traviesas manos escabulléndose por debajo de mi holgada camiseta, cosa que hizo que soltará un pequeño gemido amortiguado por el beso que nos estábamos dando.

—Estamos en un hospital cariño, calma tus hormonas.— me susurró separándose ligeramente de mis labios.

—¿Qué calme mis hormonas?— le pregunté indignado. —entonces calma tus manotas que siguen tocándome el cuerpo, señor pervertido.

Lanzó una carcajada, sacando sus manos de mi camiseta y alzándolas en pose de "soy inocente" frente a mí; reí junto a él. Le hice una seña de que quería sentarme junto a él en la banca y me obedeció al instante, ayudándome a bajar de la silla de ruedas con cuidado.

Entre las 2 semanas que llevo internado en este hospital, he logrado caminar pero necesito ayuda de unas muletas, mi rostro ya se encontraba en perfectas condiciones y sin moretones, el único problema sería mi pie derecho que aún sigue fracturado.

𝑺𝒆𝒄𝒓𝒆𝒕 𝒐𝒃𝒔𝒆𝒔𝒔𝒊𝒐𝒏.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora