...
El camino a casa fue bastante cómodo, aunque algo largo, cuando Jisung me dijo que vivíamos en las montañas, pensé que se refería a que quedaba algo lejos de la ciudad pero no pensé que literalmente estaría en las montañas. Cuando llegamos, visualice un portón de madera automática, apenas se abrieron dieron paso a un gran jardín con árboles y flores muy hermosas. La casa era enorme, tenia un estilo bastante moderno por fuera y estaba ansioso por ver el interior.
Jisung me ayudo a bajar de la camioneta y sacó la silla de ruedas del maletero para que pudiera sentarme en él. Cuando nos adentramos en la casa, no pude evitar un jadeo de asombro.
—hogar, dulce hogar.— le escucho decir, volteé a verlo y él me mira sonriente.
Le devolví la sonrisa. —es asombroso.— susurré.
—anda, ve a explorar.
Asentí a su orden, tomé las manijas que me permitían movilizarme con la silla de ruedas y me acerque a una mesa donde había varias fotografías nuestras. Entre ellas, una donde estábamos con trajes, yo de blanco y él de negro. Ambos sonreíamos ampliamente mientras él tenía un brazo abrazando mi cintura.
—esa foto es del día de nuestra boda.
Le sonreí en respuesta.
Dejé el marco con la fotografía en la mesa y seguí mi camino hacia una sala de estar, volví a jadear del asombro. Sentí como mi esposo se colocaba a un lado mío y recargo su cuerpo en una pared.
—recuerdo que tú fuiste quien escogió esta decoración, quería que estuviera perfecta cuando tuviéramos que mudarnos.— sonrió. —no salimos de esta habitación en días nene, fue como una segunda luna de miel cuando encendí la chimenea y creaste todo éste ambiente tan acogedor.
—¿de verdad? Suena como un buen recuerdo.— comenté sonriendo con picardía.
—y lo fue.— rió. —también recuerdo cuando me pedías que te hiciera el amor una y otra vez frente al fuego de la chimenea...
—¡okay, okay! No entremos en detalles.— le dije riendo nerviosamente.
Él se acercó y me dejo un beso en la nuca, cerré los ojos durante unos segundos pero una imagen mental volvió a aparecer. Yo estaba girado en la alfombra frente aquella chimenea y el enmascarado tenía un cuchillo en mano, me miraba fijamente, esperando a que hiciera algún movimiento y él pudiera atacarme. Aquélla escena hizo que me tensada y mi esposo pareció darse cuenta, ya que había pasado de dejar besos alrededor de mi rostro.
—¿pasa algo?— preguntó.
—no...nada.— susurré. —solo quisiera seguir recorriendo la casa.
Él asintió. —hay algo que quiero que veas, te va a encantar.
Jisung tomó las manijas que se encontraban atrás de la silla de ruedas y esta vez fue él quien me dirigió hacia la parte de atrás de la casa, donde había un enorme jardín. Era como una especie de terraza, había una mesa de madera en una esquina y una parrilla.
La vista era asombrosa.
—wow...— exclame. —es tan hermoso Sungie, no puedo creer que esta casa sea nuestra.
—pues créelo, tuvimos una suerte tremenda cuando mis abuelos se enteraron que nos íbamos a casar y nos dejaron esta casa como regalo de bodas ¿puedes creerlo?
—me gustaría poder conocerlos algún día.
—los llamaré en estos días a ver si pueden visitarnos.— acarició mi cabello. —¿sabias que podríamos gritar y nadie nos escucharía?
Alcé una ceja. —¿en serio?
—claro, el vecino más cercano está como a 6 kilómetros de aquí, así que tenemos toda la privacidad del mundo.
—una ventaja de vivir en las montañas... ¿Y nuestra habitación en dónde está?
—arriba.— señaló con su cabeza. —vamos para que puedas descansar un poco.
Salimos de la terraza y al llegar nuevamente a la puerta principal, me percaté de la gran escalera que estaba alfombrada. Jisung me tomó de las piernas y me levanto de la silla, por inercia pasé mis brazos por su cuello. Reímos ante el movimiento y empezó a subir las escaleras con cuidado, presté atención al camino hasta llegar a una puerta casi al final del pequeño pasillo. Al estar ya en el interior, me sentó en la cama y me dijo que esperará sentado para que pueda subir la silla de ruedas.
Luego de unos minutos, Jisung dejó mi silla a un costado de la cama y me preguntó si quería comer algo. Le dije que quería una hamburguesa con muchas papas y una soda, él se carcajeó y me concedió el deseo sólo por esta vez, haciéndome prometer que no descuidaría la dieta que me había entregado la nutricionista. Después él fue directo a la cocina y yo me quedé inspeccionando la habitación, volviendo a sentarme otra vez en mi silla.
La habitación no estaba nada mal, se veía bastante rústico. La cama era matrimonial y había bastante cuadros con paisajes relajantes, también teníamos nuestro propio baño dentro del cuarto. El guardarropa era algo interesante, ya que toda la ropa estaba dividida en 2 secciones, la mía y la de Jisung. Abrí los cajones de la parte inferior del mueble y solo me encontré con varios pijamas de distintos modelos, suponía que también estaban divididas por estación, de invierno a verano. Luego de estar curioseando un rato por todo el cuarto, salí al pequeño balcón que teníamos para tomar algo de aire y de pasada poder apreciar la vista desde arriba.
Solté un largo suspiro cuando pude respirar el aire fresco de las montañas, era sumamente relajante quedarse así. Una voz me sacó de mi ensoñación, sonaba un poco lejana pero de igual manera era entendible. Localicé a mi esposo en el patio hablando por teléfono, que se encontraba justo debajo de donde yo me encontraba; agudice el oído para tratar de entender lo que decía.
—¿no lo llegaron a encontrar? Es una lástima.
Fruncí el ceño.
—mire, acabamos de llegar hace unas horas a la casa y no quiero presionarlo, quiero que pueda descansar como se debe y tener una vida normal ¿me entiende?— hablo Jisung tocándose la sien.
¿Presionarlo? ¿Vida normal? ¿A quién?
—claro, estaremos ahí a las 11:00 am, no se preocupe... Sí, ajá... Hasta luego.
Y colgó el teléfono. Él subió la mirada al balcón en donde me encontraba y me saludo con la mano, mi cuerpo se tenso al instante. No quería que supiera que lo estaba espiando, así que le devolví el saludo con una sonrisita nerviosa y le hice una de la de que estaba observando el bosque.
—¡volveré a la cocina! ¡Ya casi esta el almuerzo!— me gritó, arrimándose la camisa.
—¡de acuerdo Sungie!
Apenas desapareció de mi campo de visión, mi mente no paraba de hacerse preguntas acerca de la llamada que mantuvo mi esposo con quien sabe quién. Bueno, estoy totalmente paranoico, mejor debida calmarme, igual podría preguntar más tarde.
Una vez más, suspire profundo y me relaje en la silla, sintiendo el sueño invadirme.
Debía calmarme y disfrutar que por fin estaba en casa ¿no?
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𝑺𝒆𝒄𝒓𝒆𝒕 𝒐𝒃𝒔𝒆𝒔𝒔𝒊𝒐𝒏.
Fanfictionღ ;;; 𝙰𝙳𝙰𝙿𝚃𝙰𝙲𝙸Ó𝙽!! ❝ Minho despierta en una habitación de hospital con todo el cuerpo adolorido y una pierna rota, no puede recordar nada de lo que le pasó, ni siquiera su propio nombre. Hasta que un hombre de cabellos negros entra en su h...