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Tae apartó por unos segundos su mirada del Dios, se sentía extraño e incómodo volver a tenerlo cerca, recordar los viejos tiempos y el sufrimiento de cada uno por ver al otro feliz. Mark pasó de largo con Jackson apoyado en su hombro.

-Kim Taehyung-

-Es Jeon- Corrigió con su voz entre cortada

Jin sonrió de medio lado incómodo. Sus miradas conectadas decían más que mil palabras, era un situación muy difícil para ambos, él reencontrarse en momentos como éste dificultaba la relación.

-TaeTae- Dijo Jungkook entrando al salón con un bebé en brazos. La menor y única mujer de los Jeon, Nayeon.

La bebé comenzó a llorar con fuerza, con mucho desespero, pataleba de forma brusca hasta darle un golpe a Jungkook en la barbilla. El vampiro suplicaba con la mirada que alguien lo auxiliara. Jin tomó la iniciativa. La cargó y con unos ligeros movimientos, en su mano se formaron estrellas y comenzó a tararear la melodía favorita de los trillizos.

El ambiente se tornó tranquilo, Jungkook sujetaba la cintura de cupido mientras veían a la princesa de la familia frotarse los ojos lista para regresar a la cuna. Jin parecía perder el equilibrio, por un momento su vista se volvió borrosa y las fuertes náuseas lo debilitaban más. Tae reaccionó rápido, lo agarró antes de caer y su amado retiró a la niña de sus brazos.

Dios estaba arrodillado mientras pasaba su mano por la cara, casi vomita sobre el regazo del menor, su estado era crítico.

Tae sin dudarlo lo cargó, si mal no recordaba un tal Yoongi podría ayudarlo, el Ángel curandero estaba al otro lado del castillo, un lugar muy silencio y aislado.

El dolor en la espalda comenzó a irritarlo, parecía quedarse sin aire y tuvo que dejar a Jin en el suelo, otra vez.

-TaeTae- Se arrodilló el vampiro- Lleva tú a la niña, yo me haré cargo de él-

Cupido respiró profundo y luego suspiró, acto seguido tomó a la niña que dormía tranquila, Jungkook no se esperó más, cargo a Jin aunque este negará adormecido. Parecía un costal de papas sobre el hombro del vampiro. Cupido lo miró con molestia obligandolo a sujetarlo como se debía.

Ninguno sabía el camino al consultorio, estresados regresaron a las puertas del castillo deseando que algún guardia podría guiarles al lugar.

Dos soldados iban en sentido contrario, en sus manos se encontraba un camilla con una mujer de identidad desconocida.

Tae se para enfrente del guardia que es obligado a detenerse. Cupido examinó el cuerpo, su vestimenta era extraña, el Hanfu dejó de usarse hacía miles de siglos, es complicado conseguirlo en esta época. Sus colores eran básicos, blanco, rojo, azul oscuro tirando a negro y una bonita cinta celeste opaco con bordes hechos a mano en gris.

Las características principales de hanfu son cuello cruzado, nudo escondido, faja anudada, cintura tensa, y se pone la parte derecha encima de la izquierda. Pero, le llamo la atención algo en particular, en el cuello marcas de raíces negras que parecían extenderse por todo el cuerpo a excepción de la cara pues solamente le llegaban hasta la garganta, sus ojos blancos sin pupila, sangre saliendo por boca y oídos, la piel... Era escamosa.

Tae apartó la mano asustado.

-¿Hay alguien más?, Aparte de ella- Se puso ansioso y temblaba

-No, señor. ¿Tiene idea que le ocurre?- Habló el segundo guardia

-Es imposible- Se dejó caer sobre la pared, miró a su esposo y luego a la mujer- Esa ge-

Silencio, un crudo y horrible silencio le callaba la boca.

El Enigma De CupidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora