El Enigma De Cupido

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El sol avanzaba sin detenerse por su camino de siempre. Xiao lo miraba con atención y algo de preocupado, sowon junto con los cupidos de Jackson no aparecían por ningún lado, tampoco es que dieran señales de estar cerca o el haber tenido algún tipo de inconveniente.

Mientras, sus descendientes jugaban tranquilos entre las nubes, haciendo cualquier tipo de bromas o simplemente pasando por aquellas esponjosas y algo mojadas superficies.

Yibo notó la inquietud del joven príncipe, le dolía verlo con tanta cavilación. Soltó un corto suspiro, paso una mano por el hombro del menor, mirándolo como normalmente hacía pero esta vez sentía que aquellos ojos que lo acompañaron desde su nacimiento reflejaban algo más que una simple lástima. Xiao, algo cansado le dedico una tierna sonrisa.

Con la otra mano tomo su mejilla, acercandolo cada vez más. Este era su momento, si o si le robaría un delicado beso al joven amante que en ningún momento dejó de mirarlo.

Una flecha fue disparada, pasando a un lado de la cabeza del príncipe para luego caer por el vacío terrestre.

El ángel se alarmó y posicionando a su amado atrás de si mismo, libero su pesada espada apuntando a lo que parecía ser un pequeño grupo de cupidos provenientes de Jackson.

Le causó intriga aquella apariencia nunca antes presenciada ni en sus más desagradables batallas. Chicos cuyos ojos eran negros sin brillo, de piel agrietada y adornada con escamas, a los lados de sus labios podridos salían grietas de color carmesí que exhalaban un aire oscuro y sin vida.

Todos y cada uno de los presentes quedaron impactados por tales imágenes, las alertas se entendieron en el momento que aquel grupo mostraba intenciones de flecharlos.

Xiao no iba a permitir tal enfrentamiento, odiaba la guerra e injusticia pero tampoco es que deseara poner en peligro a sus niños. Suspiró, forjó con fuerza su espada y saliendo de la espalda de su amigo camino hasta llegar al frente.

Los chicos no mostraron alguna expresión simplemente se mantuvieron firmes en su lugar. Yibo no se hizo esperar, tomó al príncipe del antebrazo tratando de alejarlo y mantenerlo sin un solo rasguño.

Una ráfaga de viento los hizo retroceder unos cuando pasos, Jackson había llegado hecho una bestia irreconocible.

Al menor le pareció raro aquella actitud e incluso la forma en la que vestía su hermano era extraña, de igual forma debía aceptar que el traje de rey le quedaba muy bien.

Jackson caminó hasta quedar enfrente de ellos y alzando su espada apunto a la cara de su hermano. Yibo se molestó por tal atrevimiento, tanto que apretó el mango de su arma para luego golpear la cuchilla con la del mayor en un intento por quitarla del rostro de Xiao.

Cupido ni se interesó por verlo, tan solo bastó dar unos cuantos pasos hacía atrás antes de alzar la espada en modo de ataque. Xiao no se hizo esperar y contra atacó, teniendo a su ángel resguardando su espalda.

Pronto comenzaron a llegar más de aquellos inusuales chicos semi vivientes y los cupidos aún cansados, daban todo de si mismos en la batalla.

Tan grande era la disputa que el escenario donde nacían las puertas de la tierra estaban completamente llenas, segundos más tarde los cupidos de sowon contra atacaron por los cielos.

Y así comenzaron, con la ilusión de ir ganando.

Xiao no encontró a Jackson por ningún lado, en su mente se formulaban miles de preguntas sin sentido. Estaba confundido, decepcionado y de cierto modo traicionado.

Yibo se mantuvo atrás del él mirando los cuerpos de cada cupido, le aterraba aquella apariencia tan inexplicable. Suspiró agotado.

El menor apretó su espada, sintiendo como su corazón se rompía, no se molesto en mirar a nadie, simplemente caminó haciendo una seña con su mano para ser seguido nuevamente al castillo.