Capítulo dieciocho: Hipócrita

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(Narra April)

Estoy recostada en mi cama, en mi cuerpo ya no hay un solo rastro de que estuve en algún lado además de estas cobijas. Los golpes y patadas que recibí comienzan a tomar color, así como a incomodarme. Cada doloroso movimiento es un recordatorio de las consecuencias de mis acciones, de la decepción que provoqué en Alí. Nunca le había ocultado información sensible, tal vez solo que Brian y yo nos servimos doble porción en algún almuerzo, pero nada más grave que eso. Sé que soy merecedora del sufrimiento que me acoge en estos momentos, pero Ian y la gente del refugio no lo eran. 

La respiración calmada de Tobby es lo único que consigue mantenerme cuerda en estos momentos, pues al menos él pudo conciliar el sueño luego de que conseguí tranquilizarlo. Estaba muy estresado, pues Alí lo encerró en el armario mientras yo no estaba. Cuando llegué afortunadamente mi tutor ya se había ido, nunca permanece demasiado tiempo en un mismo lugar y esta no fue la excepción.

Mi primera parada al volver fue obviamente la casa de Brian. Tuve que obligarme a despejar mi mente y sembrar en ella el único objetivo de llegar con él. Tan pronto estuve lo suficientemente lejos de lo que queda del refugio, busqué una farmacia y compré desinfectante, crema antibiótica, gasas, analgésicos, antihistamínicos y somníferos. Por graves que fueran sus heridas no podía llevarlo a un hospital, Alí tampoco iba a proporcionarle atención médica. Aunque la medicina no es mi punto fuerte, tuve que ser yo quien lo tratara.

La cerradura de la entrada principal estaba abierta, pero no había señal de nadie. Quien haya sido el agente que ejecutó el castigo ya no se encontraba ahí cuando yo llegué. A Zeta lo hallé en el sótano, aún amordazado y con la respiración agitada. El simple recuerdo altera mis sentidos, haciendo que inhalar aire sea nuevamente una tarea complicada. Se esforzaba por no quejarse, pero le era imposible. Su espalda tenía heridas profundas, totalmente destruida. Parecía que la piel la habían molido, había incluso pedazos de ella colgando.

¿Cómo es posible causar tanto dolor y daño en unas pocas horas?

Desaté los amarres tan rápido como mis temblorosas manos me lo permitieron. Sostenerse era para él una tarea imposible, sus codos se doblaban apenas intentaba apoyarse en el piso y yo definitivamente no pude cargarlo. Coloqué unas sábanas en el suelo que espero le sirvan de cama esta noche. Con tanto cuidado como me fue posible curé sus heridas solo con el acompañamiento de sus quejidos . No es común escucharlo así, usualmente tiene un umbral de dolor bastante alto, pero aun cuando le di algo para morder le era imposible contenerse.

Traté de hacer algunas bromas. «¿En serio, Zeta? Son solo unos rasguños, deja de quejarte», pero solo obtuve como respuesta más dolorosos gemidos. Usualmente así enfrentamos el dolor entre nosotros, con estúpidos chistes para distraernos, pero está tan herido que ni siquiera eso funcionó.

No consigo dejar de oírlo en mi cabeza e incluso cruza por mi mente en un intento de encontrar consuelo la idea de que lo que hice fue lo correcto. Trato de buscar refugio pensando en que si no hubiera hecho lo que hice Brian estaría mucho peor, pero es imposible engañarme. La imagen de Ian recibiendo la bala en lugar de John y el sonido de la explosión se repite en mi cabeza una y otra vez, como si se tratara de una de las películas que usa el doctor Ortega en el entrenamiento de la silla. Me obligo a concentrarme en la respiración de Tobby para no caer en otro desagradable ataque de pánico, le juré a Alí que esta misión no haría que regresaran. Si una lágrima de mi parte enfureció a mi tutor, no quiero imaginar lo que una de mis escenas le haría pensar.

Me limito a ver la pantalla de mi celular, observando los minutos pasar mientras espero. Quiero desesperadamente llamar a Jack para saber cuáles fueron realmente los daños y si él se encuentra bien, pero no puedo hacerlo. Ojala pudiera enmendar mis acciones o al menos estar ahí para apoyarlo. Necesito una llamada o un mensaje de su parte para poder hacerlo, sin embargo, ya son pasadas las dos de la madrugada y aún no tengo noticias de su parte.

Eres Mi MisiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora