(Narra Jack / Cuarenta minutos antes)
No sé cómo es que mi padre puede confiar en un agente Sombra, mucho menos un adulto. Es cierto que siempre ha habido traidores entre ellos que nos informan sobre cargamentos o se rinden, pero terminan muertos muy pronto como para llegar a conocerlos. Una cosa es hacer tratos pequeños y otra muy diferente es llevarlos a la base y hacerlos parte de las estrategias. Son asesinos, incapaces de no lastimar a las personas. Cada uno con el que me he topado es naturalmente cruel, no les importa el daño que puedan causar mientras consigan su objetivo... que usualmente implica de cualquier modo lastimar a otros. Sus acciones y palabras siempre son hirientes, su falta de empatía hace imposible encontrar algo positivo en ellos. Despreciables es una manera amable para describirlos. Son escoria y dudo que alguien que ha estado tanto tiempo con ellos tenga la capacidad de cambiar.
Después de conocer a Anderson no quise tener con él ninguna conversación adicional, pero tuve que prometerle a mi padre que cuando estuviera listo me sentaría a escucharlo. Aunque lo haga, nada de lo que pueda decirme me hará confiar en él ni apoyar su plan de salvar a sus agentes en entrenamiento. Sería iluso creer que hay algo en ellos que valga la pena rescatar. Sé que va a traicionarnos, estoy seguro. No importa cuantas precauciones haya tomado mi padre, no podemos confiar en su palabra ni vigilarlo las veinticuatro horas del día si continúa atendiendo las ordenes de los Sombra.
A pesar de esto... si nos advierte que alguien puso en el refugió una bomba no voy a ignorarlo.
Al llegar, observo cómo los Silentes en turno ya han comenzado a evacuar el lugar. El mensaje que recibimos de Anderson fue corto, sin detalles acerca de cuánto tiempo disponemos antes de que se active el explosivo y es por eso que la prioridad son las personas. Debemos evacuar a todos y llevarlos hasta un lugar seguro para después dedicarnos a buscar el explosivo y tratar de desactivarlo sin que cause daños en la estructura. No sabemos el alcance que podría tener, tal vez destruya una habitación o derrumbe la construcción entera.
—Vine tan rápido como pude —les digo a Ian y a John que se aseguran de que haya suficiente transporte para sacar a todos del perímetro de seguridad—. ¿Por qué hay tan pocas personas afuera?
—Los más viejos obstruyen el paso para las personas que se alojan en el segundo y tercer piso —informa John—. Las escaleras no son lo suficientemente anchas, se supone que Lucy lo está resolviendo.
Entro al lugar tan rápido como la multitud me lo permite hasta encontrar a Lucy en medio del caos. Las personas están comenzando a entrar en pánico y la entrada del lugar, como bien lo advirtió John, está siendo obstruida. Si no agilizamos la evacuación pronto van a desesperarse e intentar pasar encima de los más viejos.
—Jack, por fin llegas —saluda Lucy.
—¿Por qué solo hay una puerta abierta? —pregunto.
—Es la ruta más corta al estacionamiento.
—Y no servirá de nada si intentan que todos salgan por aquí. Yo me encargo de los ancianos, necesito que guíen al resto por la salida trasera, están lo suficientemente sanos para correr si es necesario. Niños primero.
Coloco mis manos alrededor de mi boca y hablo lo más fuerte que puedo para dar instrucciones a los Silentes. Designo personal de apoyo para los ancianos y conseguimos despejar el espacio suficiente como para que las personas de los pisos superiores avancen con Lucy por el costado. Me aseguro de que todos conserven la calma, pues por la premura de la evacuación comenzaba a correr el rumor de que los estábamos echando de vuelta a la calle. Pido a todos que les aseguren que esto es puramente por su seguridad y que pasarán la noche en un lugar abrigado. Por lo estresante que comenzaba a resultar la situación para ellos, hay personas hiperventilándose o con riego de sufrir un infarto.
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Eres Mi Misión
AcciónEntre la intriga y la mentira, April Smith tiene la misión de infiltrarse en la preparatoria SAMOHI para ganarse el corazón del hijo del líder de los Silentes. Un agente Sombra de su categoría jamás se atrevería a dudar de la palabra de sus superior...