Capítulo veintiuno: Fantasmas de Navidad (Parte 1)

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—¿Entonces ya es oficial? —me pregunta Summer entusiasmada apenas Jack me deja un segundo sola para ayudar a Marie a colgar los últimos adornos de su cena navideña. Esa chica tiene un cebero problema con los horarios y parece que su evento ya está retrasado.

—¿Cómo podría saberlo? —cuestiono sinceramente, pues lo cierto es que no tengo idea de cuándo una relación pasa de ser algo casual y Zeta me aconsejó jamás preguntárselo a Mathews directamente.

A casi tres meses del fallecimiento de Ian las cosas comienzan a volver a la normalidad en SAMOHI. Brian regresó a clases casi al mismo tiempo que Jack y John. Mathews evita la mayoría del tiempo hablar o siquiera pensar en el tema. Trata de distraerse siempre que tiene la oportunidad, actuando como si no le afectara aun cuando sé que esto es probablemente los más difícil que ha tenido que pasar. Cuando no está atendiendo asuntos familiares busca estar conmigo, aunque afortunadamente no ha vuelto a tener otro momento de vulnerabilidad para querer hablarme de su otra vida. Solo amenaza con quebrarse cuando visitamos a Oliver en el hospital, quien sigue sin despertar y no parece dar indicios de poder hacerlo pronto.

En cuanto a Bush, apenas lo veo en los pasillos y, por lo que puedo deducir con lo poco que Jack me ha dicho de él, pasa casi todo su tiempo libre en la base de los Silentes. Se ha aislado del mundo, su rostro es más serio que de costumbre y dejó de reunirse con nosotros cuando se nos ocurre organizar un paseo en bicicleta, una salida a comer o una visita a la playa con Peter, Summer, Brian y Marie. Para Jack, Ian era un hermano, pero sé que para John él era mucho más que eso. Hoy es la primera vez que asiste a un evento lejos de lo académico, lo que sé que le tomó a Mathews varias horas de convencimiento. Se ha mantenido alejado de nosotros mientras se limita a beber sin conversar con nadie.

—Ay, claro que es oficial. Jack apenas se separa de ella e incluso diría que April luce bastante enamorada —opina Peter con ánimos de molestarme y yo me obligo a reír al notar cómo Brian, sin querer, alza las cejas sin creerse por un segundo que eso podría ser cierto. Trata de disimularlo, pero es obvio que para Summer y su pareja no pasó desapercibido el gesto.

—¿Qué hay de ti y Marie? —le pregunta Summer a Brian con una sonrisa, tratando de que el momento no se vuelva incómodo—. También pasan mucho tiempo juntos, ¿van en serio?

—Para nada, solo nos revolcamos —aclara despreocupado—. Ambos estuvimos de acuerdo desde un inicio en solo querer pasarla bien un rato.

Lo que Brian dice es cierto. Usa a Marie para tratar de diluir los rumores de que él y yo estamos juntos, aunque por las recientes lesiones en su espalda entiendo que su vida sexual ha presentado algunos problemas. Trató de explicarme que sus opciones eran no quitarse la camisa o mantenerla de espaldas, pero lo frené en seco cuando quiso darme más detalles. Comienzo a verlo como un hermano y, aunque apenas comprendo el concepto de «familia», lo cierto es que no me apetece saber cuándo y cómo tiene sexo.

—¿Por qué vino ella? —pregunta Summer con un atisbo de miedo y desprecio al ver a Johann entrar por la puerta.

—Johann siempre se ha llevado bien con Marie —explica Peter, tranquilizándola—. De hecho, creo que ella le presentó a Jack en primer lugar. Viene cada año.

—Creo que es algo que pudiste advertirme antes de aceptar acompañarte.

—Nos sentaremos al otro lado de la mesa, ni si quiera notarás su presencia.

Por lo que Jack me dijo, Marie organiza esta cena cada año, pero Summer no había sido invitada jamás. Debido a su reciente relación con Peter las personas comienzan a considerarla para sus eventos... más que nada porque él siempre pregunta con entusiasmo si puede ir acompañado. Me alegra ver cómo ha hecho más amigos y ha perdido un poco de esa timidez que tenía cuando la conocí. Siempre me agradece por haberla lanzado a esa fiesta, como si fuera mi obra el que ahora su vida sea mejor. A pesar de que creo que eso tiene más que ver con su eufórica personalidad que conmigo, y de que sé que para nada compensa el resto de mi vida, me refugia creer que es una de las pocas cosas buenas que he aportado con mi llegada. Una vez que me vaya, sé que estará bien.

Eres Mi MisiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora