Capítulo veinte: Umwelt

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Han sido tres semanas extenuantes. Los primeros días el ambiente estaba cargado de luto y conmoción por la muerte de uno de los estudiantes de SAMOHI. La noticia sobre la explosión del refugio fue el tema principal en todos los medios de comunicación, haciéndome sentir atrapada en un remolino de remordimiento. En el funeral de Ian casi toda la generación estuvo presente, rodeando su ataúd con cientos de flores. Cada persona que tuvo la fortuna de conocerlo lloraba su pérdida. Aunque las cosas comienzan a calmarse, es evidente que nadie ha logrado recuperarse por completo.

La campana suena, sobresaltándome y trayéndome de golpe de regreso a la realidad. Lo cierto es que no escuché una sola palabra de lo que el señor Hammet dijo, los nuevos medicamentos que Ortega me recetó me hacen sentir cansada y nublan mi concentración. Ansiolíticos, antidepresivos y antipsicóticos... Los resultados de mi ficha médica en la última sesión no hicieron a Alí muy feliz. El doctor argumentó que eran efectos esperados dada la fuerte exposición al cambio, pero que volvería a la normalidad muy pronto. Necesito recuperarme, necesito mostrarme fuerte ante Alí nuevamente. La misión está en riesgo de ser cancelada y no puedo permitir que eso ocurra.

Summer y Peter son los únicos que consiguen hacerme pasar un buen rato en la escuela, aunque no compartimos las suficientes clases como para que logren sacarme de la prisión en mi cabeza. Brian se excusó con una emergencia familiar en el extranjero para faltar a clases mientras se recupera de las heridas, lo visito en las tardes para asegurarme de que esté bien. John y Jack también han faltado por obvias razones. A pesar de eso, Mathews consigue escaparse de vez en cuando para visitarme. Le dejé muy en claro que no me apetece hablar con él ni con nadie acerca de que mi supuesto padre me golpea, no obstante, se ha mostrado preocupado y más protector que de costumbre.

—Señorita Smith —llama el señor Hammet antes de que consiga salir del aula—. ¿Puedo hablar con usted unos minutos?

Está sentado sobre su escritorio a pesar de tener una silla, luciendo tan loco como de costumbre. ¿Quién soy yo para juzgar su cordura en estos instantes? No tengo más opción que obedecerlo. Me acerco mientras el resto de los estudiantes abandonan el salón de clases.

—Sé que estoy atrasada con los ensayos. —Tengo la intención de disculparme, pero él alza una mano para restarle importancia.

—Comprendo la situación, no tiene que excusarse. Solo quiero conversar con usted.

—¿Sobre...?

—He notado que ha tomado algunos libros de mi estante —dice con una sonrisa, señalando el que cargo en mi mano—. ¿Es el tercero de la semana?

—Usted dijo que podíamos consultarlos.

—Por supuesto, es solo que creí que a usted la filosofía le parecía inútil. —Tuerzo la boca rendida, pues lo cierto es que mi perspectiva sobre la filosofía (y sobre muchas otras cosas) comienza a cambiar.

—Creo que estoy atravesando una crisis de identidad y su clase me ha ayudado en el proceso. —Su sonrisa se vuelve aún más amplia.

—Kohlberg es una opción interesante —dice, pidiéndome con un amable ademán el libro—. A pesar de que su teoría del desarrollo moral ha sido objeto de críticas, sigue siendo una herramienta muy útil para comprender cómo las personas cultivan su sentido moral y ético a lo largo de sus vidas.

Mi lectura de esta semana propone que las personas pasan por una serie de etapas, contenidas en tres niveles, para su evolución moral. El primer nivel es titulado por Kohlberg como «preconvencional», y este contiene las primeras dos etapas. En la primera etapa, el individuo obedece a las reglas de su autoridad para evitar el castigo. En la segunda, el individuo actúa de manera instrumental para satisfacer sus propias necesidades y deseos, una relación de intercambio y reciprocidad. Luego está el nivel convencional, en el que la moralidad se relaciona con la conformidad con las normas sociales y el mantenimiento del orden. Por último, en el nivel posconvencional, la moralidad se guía por principios éticos universales, como la justicia y el respeto por los derechos individuales.

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